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House of Trump

Rodrigo Sepúlveda
Por : Rodrigo Sepúlveda profesor de Historia, estudiante de Magister en Relaciones Internacionales PUCV
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House of Cards, la excelente serie norteamericana sobre los juegos de poder en la política norteamericana, ha tenido ayer su correlato en la vida real. Y es que Frank Underwood al igual que Donald Trump hizo de todo (sin importar miramientos morales o éticos) para lograr alcanzar su objetivo: la Casa Blanca. Pero al igual que en la serie, cuando Frank asciende al poder, los problemas están lejos de acabarse: es más, están por empezar. Los frágiles equilibrios que quebró Trump, tanto internamente como a nivel internacional, pueden pasarle la cuenta.

A medida que el tsunami Trump arrasaba por los estados norteamericanos haciendo la derrota de Clinton más evidente, los primeros análisis apuntaban a comprender los cambios que este giro en la política norteamericana acarreará a la geopolítica mundial.

Pero antes de analizar la política internacional es importante mirar la realidad interna.

Como buen realista político, Trump no debe descuidar la política interna. Y en este ámbito, tiene que lidiar con una política interna digna de los realities en los cuales el magnate se hizo famoso. Si bien, el electo presidente obtuvo una importante ventaja en cuanto al Colegio Electoral (290 votos sobre 228), esta no fue tal en cuanto al porcentaje de voto popular: Clinton obtiene a esta hora 165.729 votos más que Trump. El intrincado sistema electoral norteamericano permite esta situación. ¿Podrá lidiar Trump con esta base popular opositora? A su favor tiene que controla el Congreso, o sea, ¿poder absoluto? En teoría, sí, pero en la práctica no suena tan fácil que los congresistas republicanos sigan las aguas de Trump sabiendo que este fue renegado constantemente por la cúpula partidista republicana. Este contexto interno debe estar, sin lugar a dudas, en el cálculo del republicano a la hora de tomar decisiones en el campo internacional.

[cita tipo= «destaque»]Finalmente, preocupa el aislamiento que defiende Trump, y que puede repercutir en la agenda mundial. Ya dijo que el cambio climático era un invento, lo que pone en duda el apoyo que pueda dar Estados Unidos a los recientes acuerdos de París sobre el tema. Misma situación podría ocurrir con la Agenda 2030 hacia el desarrollo sostenible. A grandes poderes, grandes responsabilidades, eso debe saberlo Trump.[/cita]

Es aquí donde pueden aparecer los demonios que tanto temen los opositores de Trump y que también han alentado a sus seguidores. El efecto desequilibrante que puede producir el fenómeno Trump en un mundo envuelto en cambios puede ser importante y llegar a tener visos de preocupante si se mezclan ciertas variables peligrosas. Pasemos a revisar los posibles efectos en la geopolítica mundial:

  1. Europa: En el Viejo Continente las alarmas se prendieron rápidamente. La razón responde a dos factores. En primer lugar, en una Europa tensionada por el avance de la derecha aislacionista y con el Brexit aún fresco, el mensaje de la victoria de Trump es uno y claro: “Se puede ganar en las urnas llevando como bandera de lucha un discurso excluyente y xenófobo”. Basta con que los grupos como el de Marine Le Pen sigan su ejemplo y la ola antiinmigrantes puede desatarse con fuerza. ¿Tiene la UE la solidez para mantenerse en pie en ese suelo movedizo? Junto con aquello, Trump ha puesto en entredicho a la OTAN y su futuro funcionamiento, ¿cómo afrontaría Europa los riesgos a su seguridad sin su principal sostén militar desde la Segunda Guerra Mundial?
  1. Rusia: El acercamiento entre EE.UU. y Rusia puede trastrocar el frágil equilibrio en Europa del Este. El condicionamiento de la ayuda hacia un aliado de la OTAN en caso de verse atacado por Rusia ha generado alertas en los Estados bálticos fronterizos a Rusia, en la zona del Cáucaso y en Ucrania. Regiones que ven con temor una posible expansión de la Rusia de Putin. ¿Tendrá el presidente ruso el camino despejado para convertirse en el actor hegemónico de la región? ¿Se reeditará un acuerdo en cuanto a áreas de influencia para cada potencia a la usanza de la Guerra Fría?
  1. Medio Oriente: El mismo acercamiento con Rusia podría traer réditos positivos para el conflicto en Siria. ¿Se llegará a un acuerdo con Rusia en este ámbito? De ser así, ¿a quién beneficiaría? ¿A los rebeldes o a Bashar Al Assad? Otro punto vital será la relación con Irán. Trump ha prometido revisar el acuerdo nuclear con el país árabe que tanto trabajo costó a Obama conseguir y que ha traído cierta estabilidad a la zona en el tema nuclear. ¿Qué efectos podría traer un posible cambio al acuerdo?
  1. Asia: En esta región, los más perjudicados con el ascenso de Trump tal parece que son Japón y Corea del Sur, dado que el electo presidente ha prometido revisar los acuerdos de seguridad en la zona. Ambos países dependen en amplio margen de la ayuda militar que puede prestar su aliado americano. Un retroceso norteamericano en la zona puede alentar el hambre expansionista de China y Corea del Norte. Con China, Trump ha prometido una posición confrontacional en lo económico por sobre la cooperación entablada por Obama. En una zona de ascenso de actores regionales y mundiales, cualquier movimiento en falso podría desestabilizar los equilibrios de por sí frágiles.
  1. América Latina: En nuestro continente la llegada de Trump al poder puede formar inestabilidades en varios países. En primer lugar, con Cuba Trump ha ofrecido retrotraer los acuerdos de Obama que descongelaron la relación con la isla, a menos que haya signos reales de cambio en la administración de Castro. Con Venezuela, Trump va a establecer un cambio con su antecesor al presentar una postura más dura en cuanto a la condena al régimen de Maduro. Otro gigante de América que mira con incertidumbre este cambio es Argentina. Macri había apostado públicamente por la victoria de Clinton, en pos de asegurar las buenas relaciones que se habían obtenido desde su llegada a la Casa Rosada. Ahora, frente al posible cierre comercial de Estados Unidos, Argentina teme que uno de sus principales socios baje la inversión, en tiempos que requiere de ayuda extranjera. Colombia, por su parte, se había visto ampliamente apoyada por Estados Unidos en su lucha contra el narcotráfico y en las negociaciones con las FARC. ¿Seguirá siendo aliado de Santos en la búsqueda de un acuerdo fructífero que lleve finalmente a la paz en Colombia? ¿Y Chile? Menos afectado por las vicisitudes quizás, pero no por ello exento de las mismas. Los acuerdos comerciales, como el TLC y el TPP, pueden entrar en revisión por parte de Estados Unidos, afectando las inversiones nacionales.
  1. Aislamiento: Finalmente, preocupa el aislamiento que defiende Trump, y que puede repercutir en la agenda mundial. Ya dijo que el cambio climático era un invento, lo que pone en duda el apoyo que pueda dar Estados Unidos a los recientes acuerdos de París sobre el tema. Misma situación podría ocurrir con la Agenda 2030 hacia el desarrollo sostenible. A grandes poderes, grandes responsabilidades, eso debe saberlo Trump. La última vez que Estados Unidos olvidó tal lección, el mundo sucumbió en una guerra fratricida. La Historia la llama: la Segunda Guerra Mundial. En efecto, se requiere de Estados Unidos para resolver los grandes problemas mundiales.

Pero siempre hay esperanza. El discurso de Trump con toda su carga negativa e intimidante, es un discurso populista por excelencia. Y si algo caracteriza a los discursos políticos es que deben superar los escollos institucionales para hacerse realidades. Resta saber si la democracia norteamericana tendrá la fuerza suficiente para mantener a raya al magnate republicano y así no sucumbir a Trump y otros demonios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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