Señor Director:
Todos sabemos que interrupciones de embarazos son inevitables, a pesar de las leyes, de las iglesias, y de la peligrosidad de las interrupciones clandestinas.
Todos sabemos igualmente que sin ayuda médica, interrupciones de embarazos (inevitables) producen traumatismos graves, e incluso la muerte.
La OMS (Organismo Mundial de la Salud) nos dice que 44 millones de interrupciones ocurren anualmente en el mundo, que la mitad ocurren en la ilegalidad, y que 60 mil mujeres mueren en interrupciones clandestinas, a menudo peligrosas.
En vez de impedir ayuda médica a mujeres que interrumpen voluntariamente sus embarazos (inevitablemente) sobre la base de opiniones moralizadoras y religiosas, Chile debe actuar responsablemente y despenalizar cuanto antes las dichas interrupciones de embarazos.
Y dejar de matar y traumatizar mujeres gratuitamente, monstruosamente.
Jaime Escandon
Master en Servicio Social, U. de Montreal, Canadá