Señor Director:
Apenas empieza la temporada de calor y es alarmante la cifra de incendios forestales que ya hemos visto en la Zona Central y que lamentablemente seguirán ocurriendo. Una vez más -y si es que no son intencionales-, se puede deducir que serían los mismos factores los que incidirían en su ocurrencia y propagación: los ambientales. Temperatura, viento y humedad se combinarían generando escenarios de alta vulnerabilidad, siendo este último el que se podría manejar para prevenirlos.
Estudios al respecto hay varios, uno de ellos lo elaboró el Magíster Territorio y Paisaje de la Universidad Diego Portales –centrado sobre todo en la Región de Valparaíso, víctima de recurrentes e importantes incendios que ya se han hecho sentir- que sugiere ordenar el territorio en términos ambientales de modo que la tasa de humedad se mantenga estable en estas áreas.
Las principales estrategias para conseguir este objetivo serían, primero, captar mediante dispositivos la humedad ambiental en las cumbres y partes superiores de las cuencas hídricas. Segundo, disponer de modo estratégico de una mayor cantidad de cuerpos de agua para así aumentar las superficies de evaporación; éstos se alimentarían mediante una mejor distribución de los recursos hídricos existentes; en el ámbito urbano, por la acumulación de las aguas lluvias. Actualmente se pierde más del 30% de ellas, las que sin retención o infiltración terminan desperdiciadas en el mar, (en este sentido desalienta el reciente anuncio del gobierno sobre la ejecución de solo un puñado de los 19 embalses anunciados por la Presidenta en su Plan Nacional de Aguas en 2015). Tercero, en términos generales y por el daño que provocan, se deberían evitar las plantaciones forestales sustituyéndolas por bosque nativo no solo en las áreas vulnerables. Es sobre todo el eucaliptus el que ejerce la acción más nociva al territorio al ser pirógeno, es decir, amante y propagador del fuego.
Claudio Magrini
Director Magíster Territorio y Paisaje
Universidad Diego Portales
