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Incendios, plantaciones de pinos y eucaliptus

Por: Sergio Vergara Robello, Trabajador social


Señor Director:

Leí con atención el artículo de Matías Guerrero sobre el papel que las plantaciones artificiales de pinos y eucaliptos han tenido en los siniestros que azotan parte de la zona centrosur de nuestro país. La verdad es que es sabido desde hace tiempo que tanto pinos como eucaliptos tienen características pirotécnicas en tanto las hojas del eucalipto y las agujas de los pinos contienen enormes cantidades de resinas y aceites etéricos que reaccionan actuando como gases cuando se someten a temperaturas altas. La acción del fuego genera una combustion instantánea difícil de controlar en tanto en tanto el fuego se multiplica tanto a ras de suelo como a través del enramado. Si a esto se suma la presencia de vientos que oxigenan el fuego la catástrofe es un hecho. En grandes extensiones de nuestro territorio la flora autóctona ha sido desplazada por no reportar al corto plazo los dividendos económicos que el pino y el eucalipto generan. El pensamiento ha sido en general el afán de lucro y nada más. Este proceso se vé hoy día en muchas partes en América Latina en tanto el sector privado sin ninguna conmiseración por la flora y fauna local reemplaza la vegetación existente que además no está sujeta a la misma peligrosidad en tanto sus maderas no tienen las mismas caracteristicas del pino y del eucalipto. El desastre ecólogico además conlleva a que los suelos se acidifiquen al corto plazo en tanto la frecuencia en las plantaciones de pino y eucalipto es bastante densa y programada. Es raro que los suelos que han sido sometidos a este tratamiento se recuperen. El eucalipto originario de Australia y el pino de Europa tienen en sus tierras natales la flora bacteriana y de hongos que van a biodegradar los restos vegetales y convertirlos en forna. Esa flora bacteriana no existe en nuestros países pués nadie se ha ocupado de injertar las bacterias, hongos y microorganismos que reducen a tierra los restos de estas especies. En sus países de origen hay también naturalmente incendios forestales pero nunca de la magnitud que toman en nuestros países en tanto las especies crecen a distancias adecuadas entre los diferentes individuos y los restos vegetales se convierten en forna al corto tiempo de caer al suelo. Viviendo en Escandinavia desde hace ya 30 años puedo constatar que el suelo de los bosques alberga una miríada de especies animales y vegetales ( hongos, bacterias, nemátodos, lombrices, insectos y animales vertebrados ) que cubren y protegen la capa vegetal de la superficie. En Chile bajo esas plantaciones de eucaliptos y pinos habitualmente no crece nada. Son terrenos muertos y desolados. Es hora ya que la conciencia ecológica de nuestro país se desarrolle a beneficio de las generaciones que vienen creando instancias en la que el estado tenga un rol determinante y no dependientes de estructuras privadas como la Conaf. El país es de todos los chilenos y no de minorías egoístas.

Atentamente,

Sergio Vergara Robello
Trabajador social

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