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¿Qué se juega la Democracia Cristiana en su próxima Junta? El PDC de todos Opinión

¿Qué se juega la Democracia Cristiana en su próxima Junta? El PDC de todos

Jorge Pizarro
Por : Jorge Pizarro Presidente del Senado.
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En este momento se hace imperativo que actuemos con unidad, sin seguir generando fuego amigo. Debemos hacer nuestro un relato que nos mueva y oriente el quehacer hacia un objetivo común, para recién ofrecer a la ciudadanía una propuesta país que permita mantenernos vigentes, en un rol activo y determinante, más allá de la coyuntura política o del mismo partido.


Coincidimos en que se instaló el descrédito y la desconfianza de la ciudadanía hacia el quehacer político y los partidos, esto nos obliga a actuar con una gran cautela y visión de país. De lo contrario, estaríamos incubando una enorme y severa dosis de irresponsabilidad, si nos alimentamos de aquello con el básico fin del rédito individual. Y es que lo que nos jugamos como Partido Demócrata Cristiano en esta oportunidad es la real recuperación de la confianza en nuestros pilares como fuerza política, sin demagogia y con una concreta proyección en el tiempo de nuestra esencia como colectividad.

Pero un partido para el país, no solo para los camaradas. Nace entonces la necesidad de converger en un discurso coherente, que nos permita configurar un relato en la acción. Volver a seducir a nuestros camaradas –y como consecuencia a los electores del futuro–, porque además necesitamos un partido que sea visionario.

Con ello no estoy proponiendo apostar solo a la renovación de nuestros liderazgos, o de nuestra visión de partido, sino que, al contrario, recuperar lo que nos distingue como una de las fuerzas políticas protagonistas en nuestra historia republicana, para lo que no es necesario desconocer que pertenecemos a un conglomerado político que se ha configurado para recoger la demanda ciudadana.

Y si bien cada día nos avergüenza el no haber podido aún superar los niveles de pobreza y desigualdad que existen en la realidad social de nuestro país, no podemos permitirnos también insistir en desentendernos de lo que requiere nuestra sociedad: trabajo duro sobre la base de ideas sólidas y convicciones apegadas al bien común del Chile real.

¿Cómo vamos a lograr cambiar las cosas si seguimos haciendo más de lo mismo? Lo que se juega la DC en la Junta Nacional de marzo próximo, tiene menos que ver con candidaturas y mucho más con propuestas. Pasa por ofrecer a la ciudadanía soluciones novedosas, liderazgos renovados, ideas innovadoras y revolucionarias; siempre con el foco en los compatriotas, más allá del camarada y lejos de los protagonismos individuales.

Tiene más que ver con interpretar fenómenos nuevos y problemáticas de un país muy distinto al que teníamos hace cinco años y ello, efectivamente, se consigue trabajando con la gente, a través de las bases, pero con sentido país, que sobrepasa al Partido.

[cita tipo=»destaque»]Y si bien cada día nos avergüenza el no haber podido aún superar los niveles de pobreza y desigualdad que existen en la realidad social de nuestro país, no podemos permitirnos también insistir en desentendernos de lo que requiere nuestra sociedad: trabajo duro sobre la base de ideas sólidas y convicciones apegadas al bien común del Chile real.[/cita]

Las convicciones muchas veces tienen más que ver con principios o valores que con mecanismos políticos puntuales. Es mejor tener convicciones apegadas en el respeto a las personas, a sus derechos, asentadas en la igualdad de oportunidades o a la expresión de la libertad, que arraigarse a ciertos mecanismos o leyes que no sirven para las modificaciones que se necesitan.

Por ello, en este momento, se hace imperativo que actuemos con unidad, sin seguir generando fuego amigo. Debemos hacer nuestro un relato que nos mueva y oriente el quehacer hacia un objetivo común para recién ofrecer a la ciudadanía una propuesta país que permita mantenernos vigentes, en un rol activo y determinante, más allá de la coyuntura política o del mismo partido.

Solo así lograremos encontrar nuestro rumbo, y ejercer un liderazgo genuino, que vaya en sintonía con la gente, sus necesidades y aspiraciones. Eso nos jugamos.

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