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La relegada función de las comunas frente a la gestión del riesgo de desastres

Por: Rodrigo Ortiz J., Director Ejecutivo GRD Consultores y ex Subdirector de Gestión de Riesgos ONEMI


Señor Director:

La gestión del riesgo de desastres es uno de los temas más importante en el desarrollo sustentable de los países y en Chile uno de los más postergados o precariamente tratado. Sobre eso la evidencia está a la vista cada vez que ocurre un desastre, y el Estado reacciona como se ha visto en los últimos incendios (juzgue Ud.).

El modelo de gobernanza para la gestión del riesgo de desastres, en muchos países del mundo es similar. Se requiere de un organización con enfoque sistémico que permita desarrollar y emplear las capacidades del Estado para todas las fases de ciclo del riesgo, prevención-respuesta-recuperación. En donde, y así lo demuestran los estudios de la ONU, invertir en acciones preventivas evita o disminuye significativamente el gasto destinado a los daños causados por un desastre.

El desastre es un riesgo mal gestionado, por lo tanto todos los modelos deben contemplar la mejor manera de gestionar ese riesgo, creando las condiciones para planificar, organizar dirigir y controlar el sistema organizacional mencionado en el párrafo anterior.

Los modelos existentes consideran normalmente las distintas divisiones políticas administrativas para estructurar el sistema desde lo nacional hasta lo comunal y delegan responsabilidades jurídicamente sustentadas en lo municipal, de manera que la primera reacción ante un desastre la tome ese nivel. Para eso, debe tener la potestad de desarrollar y movilizar las capacidades existentes ese nivel, y cuando el desastre supere las capacidades locales, el Estado, a través de las estructuras política administrativa superiores aportaran las faltantes para mitigar los riesgo causados por el desastre.

Cualquier otro modelo que pretenda relegar la función del nivel comunal, de ser los primeros en reaccionar empleando las capacidades requeridas en ese nivel, está condenado al fracaso, o en el mejor de los casos a un resultado mediocre, que al final redunda en más fallecidos, más damnificados, más pérdidas de infraestructura.

El modelo que tiene Chile es absolutamente centralizado, sin delegación de responsabilidades y autoridad en lo local en cuanto a la gestión del riesgo de desastres, al arbitrio de la respuesta central, lo que hace que en muchas ocasiones, el Estado no sea oportuno en la respuesta.

El nuevo proyecto de ley en gestión del riesgo de desastre perpetúa el modelo existente, a pesar de los porfiados hechos. Este proyecto crea una nueva institucionalidad bastante mejor que lo que hay, pero no considera el modelo de gobernanza, descrito anteriormente y tal como lo sugiere la ONU, es decir, potenciando la base en los términos descritos anteriormente. Por lo tanto se puede prever que el Estado seguirá con los mismos problemas que se han evidenciado y relegando a los actores principales, los Alcaldes, al vagón de cola de la gestión del riesgo de desastres.

Rodrigo Ortiz J.
Director Ejecutivo GRD Consultores y
ex Subdirector de Gestión de Riesgos ONEMI

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