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Infancia: cuando no nos duele lo suficiente

Por: Constanza Lewin, Cantante


Señor Director:

Hace unos días nos enteramos de la tragedia ocurrida en Guatemala. Van 41 niñas muertas, víctimas de un incendio provocado por ellas mismas, como medida de presión para que les abrieran la puerta, que estaba con llave.

En ese hogar viven 800 menores de todas las edades, cuando la capacidad del mismo es de 500. Ahí llegan jóvenes cuyos padres internaron porque no pudieron dar solución a problemas como drogadicción, violencia y delincuencia. Pero también acuden niños con discapacidad, vulnerados en sus derechos, violados, víctimas de la trata de personas. Todos juntos dentro del mismo lugar. ¿Les parece horroroso? Lamento decir que en Chile no estamos tan lejos de eso. Tenemos un sistema cruel que perpetúa el abandono, que violenta niños, que los mata, que abusa de ellos, que les arruina más la ya malograda vida que tenían antes de ingresar al sistema.

Pero al parecer no nos duele bastante. No hay marchas, no hay paros, no hay velatones, sólo algunos grupos de personas intentando levantar su voz, tratando de que las personas que legalmente puedan hacer algo salgan de su egoísmo y comodidad para al menos escucharlos. No nos duele lo suficiente como para ponernos en los zapatos de ellos. No nos quita el sueño lo suficiente como para poner este tema en el centro. Se nos vulnera a todos cuando niños. En más o menos medida. Porque ser niño en Chile es sumamente violento, aquí aún hay los que no pueden dar su opinión en la mesa, los que reciben un zamarreo por no obedecer la orden de sus mayores. El sistema escolar nos violenta no permitiéndonos estar en desacuerdo, no creyéndonos cuando pedimos ir al baño o cuando nos duele la cabeza. De ahí venimos todos. Lo impactante es que aún no nos damos cuenta de que muchas veces fuimos vulnerados.

Duele ver en discusiones por RR.SS cuántos adultos dicen “a mí mi mamá me sacaba la mugre y no tengo traumas”.

Desde ahí miramos la situación de otros niños. Niños que sufren vulneraciones graves en centros colaboradores de Sename y que pueden morir mañana. ¿Qué hace falta para que nos duela de verdad saber, ver que hay menores (como sus hijos, nietos, hermanos) que sufren el abandono más cruel? La indiferencia de todos nosotros ha provocado muchas muertes. Somos cómplices cuando las comunidades no se organizan para colaborar con los menores. Cuando sabemos que hay una mamá que no puede cuidar a sus hijos por las tardes porque está sola y trabaja, y no nos interesa. Cuando el sistema dificulta el proceso por el cual un padre debe pagar pensión alimenticia. Cuando el empleador de esa madre la despide porque el jardín tiene al hijo hasta las 16:30 y ella debe trabajar hasta las 19:00

Ojalá esto de verdad nos duela lo suficiente. Creo que es la única manera de cambiar las cosas. Partamos por ahí. Que no nos de miedo mirar. Es feo lo que vamos a ver. Pero está ahí. Es la realidad. Partamos por eso.

Constanza Lewin
Cantante

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