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El presupuesto de ciencia ha quedado a medio pelo

Alejandro Roth
Por : Alejandro Roth Alejandro Roth, Lab de Biología Celular de Neuro-glia, Depto. de Biología. Fac. Ciencias. Universidad de Chile
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Me rapé. Hace un par de días pasó una máquina y mi cabellera tiene medio centímetro de largo. Mis amigos, colegas y la gente en general me miran con cara de ¿qué le pasó? ¿está enfermo? ¿se volvió loco? Por suerte ninguna de las anteriores, pero reconozco que no es común ver que un científico se rape, y varios de mis alumnos me miran algo extrañados sin atreverse a preguntar. Y sin embargo, al mirarme esta mañana en el espejo me pareció que es una buena metáfora con la ciencia en nuestro país. Al raparme, mi pelo ha pasado a ser el 0,35% de mi altura, igual que el PIB que nuestro país invierte en ciencia.

El pelo me protegía del sol y del viento, pero ahora que voy rapado no puedo salir sin sombrero o bloqueador solar. Y si pienso en un golpe o una caída, este pelo no es ninguna amortiguación. ¿Coincidencia? si solo dedicamos 0,35% de la “atención” nacional a la ciencia, poca es la protección o las advertencias que pueden ofrecer nuestros científicos.

Miro con cuidado el pelo que me queda: muchas canas, algo de pelos castaños, una zona con pelos oscuros, y sigo con mi metáfora. Las canas parece que representan a la mayoría de los investigadores: hombres blancos, con aspecto severo y masculino. Por lo que imaginaré que los pelos castaños representan las mujeres. Vaya, en ambos casos eran mucho más abundantes cuando estudiaba. Es más, diría que al igual que mi pelo con color, las colegas en ese tiempo eran mayoría, pero con el pasar de los años son cada vez más escasas. Y la zona algo más oscura ¿qué representa? en esta metáfora deben ser mis compañeros con ascendencia de pueblos originarios, bien poco representados en este campo.

[cita tipo=»destaque»]Como país andamos rapados. Nuestra ciencia recibe medio centímetro de “atención presupuestaria”, pero, a diferencia de mi pelo, la ciencia en Chile está estancada y no crece. Nuevamente ha disminuido el porcentaje de proyectos Fondecyt aprobados. Mejor dicho, aumentó el número de proyectos rechazados con calificaciones de “muy bueno” o “excelente”. Cada uno con resultados preliminares y de los que dependían la continuidad de la investigación de grupos de trabajo. No solo estamos rapados… nos estamos depilando la cabeza y a este ritmo solo quedarán mechones.[/cita]

Veo que algunos pelos son más largos, podrían representar investigadores que se destacan en el campo nacional. Resisten las condiciones adversas que generó la máquina. Puede que tuvieran suerte o sean realmente más resistentes. Espero que sean más resilientes, porque al ritmo que pasa la máquina, o se hace inversión en ciencias, pocos quedarán de un largo razonable. Pero ¿son suficientes? ¿si les ayudo a crecer solamente a estos? Cuando sean más largos podría disimular mi calvicie peinándolos con gomina por encima de la calva, ¿o me veré ridículo? Si en vez de los pelos pienso en los grupos de investigación, ¿me bastará con unos pocos de nivel mundial mientras queden amplias áreas peladas? y ¿no corren peligro de secarse también estos oasis? Una vez que se muere el folículo piloso ya no hay como recuperarlo.

Vaya, ¡esta metáfora da para mucho! Miro a mi alrededor, Argentina, Brasil y México no se ven tan pelados. Sus cabelleras son algo mayores que un centímetro y la densidad es mucho mayor: tienen más científicos (o más pelos en la cabeza, vaya con el enredo).

Como país andamos rapados. Nuestra ciencia recibe medio centímetro de “atención presupuestaria”, pero, a diferencia de mi pelo, la ciencia en Chile está estancada y no crece. Nuevamente ha disminuido el porcentaje de proyectos Fondecyt aprobados. Mejor dicho, aumentó el número de proyectos rechazados con calificaciones de “muy bueno” o “excelente”. Cada uno con resultados preliminares y de los que dependían la continuidad de la investigación de grupos de trabajo. No solo estamos rapados… nos estamos depilando la cabeza y a este ritmo solo quedarán mechones.

En nuestro país se habla mucho de la sociedad del conocimiento y de los avances tecnológicos. Pero vamos por la calle rapados presumiendo a viva voz del buen corte, comentando con confianza lo bien que nos veremos cuándo crezcan los pocos pelos que nos van quedando. Hoy se discute el proyecto de ley para la generación de un Ministerio de Ciencia, pero será irrelevante si nuestros gobiernos no realizan medidas concretas para aumentar el financiamiento y la masa crítica de investigadores.

Si estiro esta metáfora supongo que invertimos en cultura equivaldría a nuestra manera de vestir… y la imagen es que vamos por el mundo pelados y en ropa interior. Por muy bonitos que sean los “paños íntimos” dudo que en esta “pinta” nos tomen muy en serio en las reuniones de la OCDE.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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