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Nosotros, los jóvenes impetuosos

Felipe Ponce
Por : Felipe Ponce Cientista Político Universidad Diego Portales. Asesor legislativo del Centro Democracia y Comunidad
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El Frente Amplio ha trastocado la zona de confort de los partidos de la transición. La incomodidad de Ricardo Lagos ante la nueva generación política, más impetuosa, que ha vivido la transición con Pinochet como senador vitalicio, la financiarización de la educación pública, a la privatización de sectores estratégicos, que reforzó el sistema de AFP’s; en definitiva, a la maduración de un modelo económico que hasta hoy no tenía rival serio, es un buen síntoma para mejorar y desarrollar nuestro sistema político, sobre todo este año que operará un nuevo sistema electoral.

La inquietud de la nueva política, la impetuosidad, frente a la pasividad y la monotonía de la vieja política, ya empezó a ganar terreno desde el triunfo de Jorge Sharp en Valparaíso, y hoy se generando una enorme masa crítica de innovación política que no teme a la democracia real, y ha lanzado iniciativas que solo la impetuosidad podría arriesgarse a proponer. Este ha sido el caso del modelo de construcción ciudadana de la política, como las alcaldías ciudadanas y el programa ciudadano.

Se trata de reconstruir desde abajo, desde los territorios, lo que las élites cupulares de la transición mal hicieron, sin considerar la identificación de los problemas ciudadanos y confiando con fe ciega a los tecnócratas del MIT y de otras ilustres instituciones- que, por cierto, se repite la inercia en los hombres de confianza de Guillier-. Esta impetuosidad que muchos mostramos en la revuelta estudiantil de 2011 fue un momento de inflexión de una sociedad que ha abierto la caja de pandora que representa la transición.

[cita tipo=»destaque»]La inquietud de la nueva política, la impetuosidad, frente a la pasividad y la monotonía de la vieja política, ya empezó a ganar terreno desde el triunfo de Jorge Sharp en Valparaíso, y hoy se generando una enorme masa crítica de innovación política que no teme a la democracia real, y ha lanzado iniciativas que solo la impetuosidad podría arriesgarse a proponer. Este ha sido el caso del modelo de construcción ciudadana de la política, como las alcaldías ciudadanas y el programa ciudadano.[/cita]

Probablemente sin nuestra impetuosidad no hubiéramos conquistado derechos sociales como ha sido la gratuidad en la educación, o que se plantearan seriamente los sectores de la Nueva Mayoría un cambio del modelo de las AFP. Mirando en perspectiva la experiencia histórica del bienestar social, no se me ocurre que haya habido conquistas de derechos civiles y sociales sin la impetuosidad de la sociedad civil: la Constitución de Wiemar de 1919, la Mexicana de 1917, la Colombiana de 1991, por poner unos ejemplos, fueron el resultado de la impetuosidad civil ¿qué seríamos sin ella?

Recuerdo a Ricardo Lagos declarando en 2005 que la transición había concluido tras el pacto de las élites políticas enquistadas en la Cámara alta para 58 reformas constitucionales que incluyeron la reducción del período presidencial de seis a cuatro años y la eliminación de la figura de senadores vitalicios y designados. Pero la transición no había concluido en 2005, año en que ni siquiera teníamos ese concepto en el centro del análisis político de la izquierda.

Realmente el ciclo de interpelación social contra los vicios de la transición que desde hace ya algunos años se ha venido desarrollando con reivindicaciones sustantivas como la convocatoria de una nueva Asamblea Constituyente, las revueltas estudiantiles y su articulación con otros movimientos de protestas, la crisis de la CUT y del Colegio de Profesores, la crisis de una sociedad machista, cuestión que era ignorado por la política chilena hasta hace bastante poco tiempo, ha dado finalmente un correlato político, un acuerdo entre las fuerzas progresistas que están compuestas por dirigentes sociales históricos, como Cristian Cuevas, o analistas políticos y sociales que han hecho diagnósticos de la sociedad chilena bastante acertados como Alberto Mayol y Carlos Ruiz. La promoción de liderazgos de la talla de Beatriz Sánchez, en sintonía con la nueva sociedad chilena, pone entre ceja y ceja a la viaja política. Muchos tenemos la sensación de que en noviembre puede comenzar un nuevo ciclo político en Chile, y después de todo ¿habría sido posible sin la impetuosidad?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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