Publicidad

La dignidad de vivir en Estación Central

Por: Nathalie Oyarce, presidenta Fundación Infancia, Vecina de Estación Central


Señor Director:

Estación Central, hasta hace unos años era parte de la comuna Santiago Centro, pero en sus inicios su nombre era Chuchunco, cuyo significado en mapudungun es “donde se perdió el agua”. Estas tierras eran un loteo que recibía ese nombre, para hacerse una idea, corresponde todo el sector que esta alrededor de Alameda con las Rejas, hacia el Norte, Sur, Este y Oeste.

Esta comuna fue una zona rural ubicada en la periferia de Santiago, por lo que se le consideraba que estaba muy lejos de la urbe. Pero a medida que la ciudad se fue expandiendo, a fines del siglo XIX se decidió construir la tradicional Estación de trenes por orden del intendente Benjamín Vicuña Mackenna, lo que terminó por consolidar a Chuchunco como parte de la ciudad.

Con la llegada de los trenes en los años cuarenta, empezó a aumentar la llegada de inmigrantes desde las regiones del país.

Eran familias completas que vendían sus productos, cosechas y artesanías. Ellas venían en busca de sus sueños, buscando una oportunidad, reflejado en un pedazo de tierra donde poder establecerse, lo que ellos llamaban hogar. Entre esas personas venia mi abuelo, un judío que había arrancado de las guerras en Europa hacia el sur de Chile y luego hacia Chuchunco, quien se enamoró de mi abuela, una señora de clase alta que venía de San Fernando y quien por “meterse con este huacho” paso a ser desheredada por su familia, hechos que recuerdan épocas antiguas en la sociedad chilena.

Los primeros en fundar estas tierras fueron pobladores y pobladoras de Los Nogales, La Santiago y La Francisco Zelada. Estos sectores fueron denominados como poblaciones callampa, porque emergían de la tierra al igual que estas. Un nuevo actor social se hacía notar, ciudadanos que se organizaban para la toma de terrenos y levantar sus casas, dotar agua potable, crear clubes deportivos, pavimentos, parroquias entre otros. Inicialmente fueron invisibles y fuertemente criminalizados, por eso, la década del 50 puede ser reconocida como la década de los pobladores.

Hace unos días el intendente Orrego se refirió al “gueto vertical” que desato una polémica, porque indigna ver rascacielos construidos sin criterio ni regulación. Estamos de acuerdo que existe una errónea administración en el uso del plano urbano y el abuso que se está dando en el rubro inmobiliario, pero en esa pasada el intendente ocupo un despectivo adjetivo y reflejó un profundo clasismo, generando un estigma a los vecinos y la consecuente desvalorización de un pequeño y único patrimonio que muchas familias jóvenes están llegando a construir en esta comuna.

A los nuevos vecinos, sin importar la diversidad racial, social y económica que existe, sean bienvenidos y diversifiquemos nuestra cultura. No se extrañen si ustedes llegan a vivir a esta comuna y los ningunean las autoridades. No se extrañen porque así ha sido desde que la fundaron nuestros abuelos. No se extrañen de ver en esta comuna a comerciantes, ferianos o inmigrantes, porque esta comuna es de lucha y trabajo. Si no me creen, deténganse a mirar sus rostros. Ustedes podrán ver el sacrificio, la dignidad y el trabajo.

Los invito a construir una mejor comunidad, a respetarnos entre nosotros, a comprar a los pequeños comerciantes, los domingos salgan a las ferias, tómense el tiempo de conversar con sus vecinos, con sus caseros y caseras.

Nuestra densidad poblacional seguirá creciendo, aumentará el atochamiento en las calles por la nula regulación vial. Recuerden que es año de elecciones y por ende es nuestra responsabilidad el informarnos sobre la propuesta de los candidatos de nuestro sector, es nuestra responsabilidad el ir a votar y construir la ciudad que queremos habitar.

Soy orgullosa y digna la tercera generación de una familia pobladora de la Zelada, estoy muy interesada en registrar la historia de mis ancestros, porque de esa manera podré construir hacia adelante. Mi marido, mi hija y yo nos quedaremos a vivir en esta comuna, porque honraremos a nuestros padres, a nuestros recuerdos de infancia y a nuestra tierra.

Nathalie Oyarce, presidenta Fundación Infancia, Vecina de Estación Central

 

Publicidad

Tendencias