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Votar en tiempos de cólera

Por: Felipe I. Espinoza Arce, estudiante de Ciencia Politica


Señor Director:

Tal como Florentino Ariza, peco de ser muchas veces idealista, por lo cual, pido disculpas si al leer el título, creyó que hablaría de una ficción. No es así, hoy me convencí que la realidad la superó, y es por eso que me tomo el atrevimiento de reflexionar entorno a la coyuntura política de nuestro país, con alegoría a García Márquez.

El título no es muy alentador, y es que el panorama tampoco lo es. Pese al optimismo de nuevos jugadores en el tablero político-partidista. no hay mucho que deje el pesimismo para llamar dicho tiempo, una epidemia como es el Cólera. El escenario sufre de una fuerte enfermedad, cuya cura no está cercana a nuestra realidad.

Hoy somos libres de votar si queremos, ni el mismísimo Leviatán (Estado), nos puede obligar a hacerlo. Ciertamente pensábamos que esto haría tomar mayor responsabilidad civil a los chilenos. Como cuando aprendes a por fin levantarte en la mañana solo para ir al colegio, sin que tus padres te obliguen a hacerlo. ¿Con qué ánimos lo hacemos? los porcentajes de abstención lo dice muy claramente: ninguna. Es decir, que la población está enviando un mensaje: en cólera es muy difícil votar. En esta situación alarmante de nula cercanía entre el político (o los partidos) y las personas de a pie, existe un claro desligue que conduce a la creciente crisis de representatividad, y este es el corazón de lo que escribo.

Hay ánimos que se levantan de nuevas opciones, insípidas como su proyecto político, pero cargadas de simbolismo de cambio y renovación, carácter mesiánico del Frente Amplio, que a grandes luces, dará que hablar en las elecciones, al posicionarse más que nunca, gracias a la masividad de recursos comunicacionales y de cobertura que implica tener a candidatos que se acercan al cotidiano del chileno, como es Beatriz Sánchez.

Hay esperanzas en los radicales, faltos de poder y decisión política desde tiempos inmemorables, levantan a un masón carismático, que por muchos años tuvo un espacio en todos los chilenos, en una cita de nueve de la noche, en un noticiero popular y conocido por todos. ¿que más cercano que dicho personaje? muy poco. Además de la ayuda de la fuente de todas las madres de los análisis y pronósticos políticos en Chile: Las encuestas, que dicho sea de paso, fueron las que sepultaron al hombre que alguna vez, levantó el dedo por todos los chilenos, y que hoy, se ve abatido por el candidato que menciono. Si, de ti me refiero, Don Ricardo Lagos.

Hay también, más de lo mismo, pero hoy más recargado. Sebastián Piñera, más diestro que nunca, acompañado y arropado por los partidos que hoy en bloque (a pesar de algunos indisciplinados militantes) saben que Piñera, es la carta de la centro y la conservadora derecha de nuestros país.

Seguiré mi tesis sobre el cólera, conducido por las palabras de la pre candidata Beatriz Sánchez, la cual señala, que su candidatura “apunta a esa gran cantidad de chilenos que ya no vota” publicado en El Desconcierto el día domingo. Ciertamente, ella detectó dicha epidemia en los chilenos. Lo que no sabe, es que está suponiendo que la enfermedad se quita con la enfermedad, es decir, que la acción de votar, se subsana con dicha candidatura, ya que los decepcionados de la política partidista, o decepcionados de los políticos, son su foco de representativo mayor, exonerando sus responsabilidades de gobernante (en el caso de ser elegida) y popularizando su candidatura para el encantamiento colectivo. Y es que Beatriz, cree todavía que los chilenos se pueden sanar, lo cual me resulta alentador como mensaje político respecto al descontento y la consecuencia de abstención, se atrevió a hacer una acción con mucha voluntad política, tal como le falta a los políticos estándar de nuestro país respecto a el tema en cuestión, pero como dije anteriormente, pretende abarcar mucho, sin un plan de fondo.

Esta ficción no está exenta de dudas, por lo cual, invito a reflexionar respecto a ella, ¿Los chilenos creemos que estos candidatos nos curarán? ¿Es este carácter heroico de la representación política en estas elecciones, quienes salvarán de la abstención masiva? ¿Seremos nosotros los enfermos de cólera? Ciertamente son preguntas incontestables hasta que llegue el día, pero claramente no tienen una respuesta teórica o intelectual, ni la defensa a la representación política de Sartori puede salvarnos, porque no tenemos la responsabilidad suficiente de elegir a nuestros representantes, por lo tanto, abogamos a soluciones simplistas, sin tomar compromiso a la cura, entendiendo que nadie nos salvará en esta cólera, si la voluntad política de cada uno no cambia el panorama y encuentra el respiro, en la organización y la madurez de elegir un camino sin heroísmo ni idealismo representativo.

Felipe I. Espinoza Arce
Estudiante de Ciencia Politica

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