Publicidad

Un mundo no feliz

Por: Paula Aracena Stiven, PhD, Facultad de Ciencia, Universidad San Sebastián


Señor Director:

El visionario Aldous Huxley escribió «Un Mundo Feliz» en 1931. Esta novela de ficción para la época describe el uso de la ingeniería genética para la creación de ciudadanos de distinta categoría, desde los más favorecidos «Alfa» hasta los que eran mirados como repugnantes «Épsilon». Este mundo, que no era tan feliz de acuerdo a la narrativa de Huxley, puede cristalizarse en el futuro ya que, desde 1972, año en que se realizó la primera manipulación genética, la ciencia y la ética se tironean entre sí, la primera para lograr adentrarse cada vez más en el misterio de la genética, y la otra para advertir sus consecuencias.
Esta posible realidad se siente mucho más cercana al escuchar argumentos como el del Senador Girardi, cuando señala que «el embarazo producto de la violación es un premio al violador» dado que permite que su descendencia subsista. Más allá del innegable horror que significa una violación, este argumento se adentra en aquel límite peligroso de la selección artificial de seres humanos de acuerdo a su patrimonio genético, considerando que existiría una categoría de quienes, por el origen de su carga genética, no merecerían vivir. Así, el actual debate de la ley de aborto en Chile muestra que algunos están dispuestos a hacer realidad un mundo discriminatorio, como el descrito por Huxley.

Paula Aracena Stiven, PhD
Facultad de Ciencia, Universidad San Sebastián

Publicidad

Tendencias