Publicidad

Ser invisible

Por: Marcelo Sánchez


Señor Director:

En esa esquina, dónde vive un hombre joven entre lo que nos parecen desechos, deténgase, mire y salude. Le sorprenderá la reacción: verá que incrédulo responderá como si después de mucho tiempo volviera a materializarse ante otros.

La realidad de la indigencia no sólo la viven en la calle miles de hombres y mujeres, sino también existe otra indigencia, la que desde la institucionalidad o la política pública se ejerce contra miles de familias, anuladas, invisibles u olvidadas, que se sienten impotentes porque su historia se ha escrito en un prontuario indeleble, porque no reconocemos su esfuerzo en medio de dolores. Son las familias que peregrinan en tribunales luego de haber vivido procesiones por acceder a salud mental, a terapias familiares, a las que exigen trabajo estable y visitar a sus hijos en horarios de oficina. Son familias que esperan que alguien los represente jurídicamente, ojalá algún practicante con vocación, las que son violentadas por el mismo Estado, que dice proteger a sus hijos.

Para estas familias escasean las oportunidades, una mínima parte de los programas sociales las considera como sujeto de intervención, en la mayor parte son sólo un contexto, con recursos que se emplean de manera inorgánica en programas ambulatorios o residenciales que superponen intervenciones individuales.

En 2015, en el marco del Programa de Familia de la Fundación San Carlos de Maipo, publicamos un estudio de estas familias, el que fue ejecutado por la Universidad Diego Portales. De las principales conclusiones que se desprenden se hace evidente cómo las miradas institucionales invisibilizan a las familias en el sistema de protección considerándolas un factor de riesgo. Sin embargo, se ha demostrado que con intervención familiar mejora el bienestar del niño en más de un 70% de los casos. Urge un cambio de mirada en los equipos que intervienen con la familia resignificando sus recursos y entendiendo su entorno.

Hoy se plantea la centralidad de la Familia, pero los proyectos de Ley no indican la forma en que estas sean sujetos de intervención y las bases técnicas no generan orientaciones precisas ni proponen modelos ni estándares de intervención. Por esto es que invitamos a la institucionalidad, a los equipos y a cada uno de nosotros a detenernos y volver a mirar. Allí hay una familia que podemos hacer visible.

Marcelo Sánchez
Gerente General Fundación San Carlos de Maipo

Publicidad

Tendencias