Señor Director:
La experiencia aeronáutica nos ha enseñado mucho en materia de seguridad clínica en los hospitales. Las medidas de rutina que se aplican en los aviones antes de iniciar un vuelo con pasajeros para evitar los siniestros, han servido de modelo para las prácticas hospitalarias, especialmente las médicas. Es así como en los pabellones quirúrgicos se ha hecho obligatorio aplicar la denominada pausa de seguridad que consiste en un chequeo basado en una pauta de verificación que examina las condiciones basales para iniciar una operación quirúrgica en un paciente. Este check se hace antes de entrar el enfermo al pabellón, previo a la incisión quirúrgica, durante la cirugía y al término de la misma, cotejando la identificación del paciente, el tipo de cirugía, el lugar que se interviene, el equipo médico que participa, los instrumentos e insumos utilizados -entre otros importantes aspectos- de manera de asegurar que esté todo correcto y bajo control para un acto quirúrgico exitoso.
Todo esto implica obviamente un extremo de concentración en el momento y no cabe aquí ninguna posibilidad de distracción, pues lo esencial es el paciente que está anestesiado y acostado en una camilla totalmente dependiente de los actos del equipo médico en el cual ha confiado su vida.
En un vuelo aéreo nacional reciente durante un importante partido de fútbol, a solicitud de la tripulación, los pasajeros debimos desconectar los aparatos electrónicos para no interferir con las señales y controles del avión, a fin de garantizar un vuelo seguro, lo cual ocurrió.
No obstante ello, el piloto cada cierto rato informaba a los pasajeros … “aún no hay goles” … “ el partido va cero a cero”…¿estaba él viendo el partido?, ¿lo escuchaba? ¿Quién llevaba la nave en rumbo mientras tanto?. Sea cual fuera la respuesta, esto no es posible en un quirófano donde el piloto es el primer cirujano y no hay automático alguno que lo reemplace.
Dra. Nelly Alvarado
Directora Diplomado Seguridad Clínica y Gestión de Riesgos UDP
