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Sobre indagación de Fiscalía por relación entre incendios forestales y cuarentena del SAG a bosques afectados por grave plaga de avispas

Por: Fernando Raga Castellanos


Señor Director: 

En relación a la nota publicada este lunes 3 de julio por El Mostrador, titulada “Fiscalía indaga relación entre incendios forestales y cuarentena del SAG a bosques afectados por grave plaga de avispas”, hacemos llegar a usted los siguientes antecedentes que pueden resultar de interés para sus lectores y el público en general.

La plaga Sirex Noctilio está presente en Chile hace más de 16 años y ha sido adecuadamente manejada en términos de prevención y combate. La estrategia es mantenerla a un nivel que no genere daño económico significativo, y ello se logra con raleos a los árboles más débiles (más susceptibles al ataque) y control biológico. En este último aspecto, se están utilizando 3 controladores con muy buenos resultados. En la década de los ‘80, fue controlada exitosamente con medios biológicos una plaga del pino que se proyectaba como mucho más seria que la actual, la polilla del brote (Rhiacionia buoliana).

El Sirex causa un daño a los árboles más débiles, limitando el uso para aserradero de su madera, pero no así para celulosa o energía, de modo que reduce el valor de la plantación atacada, pero no lo anula.
Por lo anterior, no tiene racionalidad económica eliminar la plantación, ya que su valor como fuente de madera es superior a la alternativa de no disponer de ella. La hipótesis de que pudiera haber incentivo a quemar bosques atacados por la plaga, supuestamente para cobrar seguros, tampoco se sustenta al considerar que los pequeños y medianos productores en la práctica tenían seguros insignificantes (del orden del 3%); y los seguros de las compañías, de tipo catastrófico, tienen grandes deducibles y topes que fueron largamente sobrepasados por los daños, por lo que tampoco hay incentivo alguno a destruir sus bosques.

A mayor abundamiento, las empresas integradas necesitan su madera para abastecer sus industrias, y dada la escasez de pino en el mercado las pérdidas de volumen por los incendios no son reemplazables, por lo que no tiene ninguna lógica autoinfligirse ese daño aunque recibieran compensación de seguros forestales, pues las pérdidas de producción en las fábricas no están aseguradas.

Como Corporación Chilena de la Madera –CORMA- somos los más interesados en que se aclaren las circunstancias en que se produjeron estos siniestros, que tanto daño causaron a la población de las zonas afectadas, a la actividad productiva forestal y maderera y al patrimonio silvestre de nuestro país.

Nos preocupa la filtración de versiones como la de la nota comentada, que agregan a los enormes daños materiales sufridos una sombra de descrédito; y que una vez que se desvirtúan no tienen ni lejanamente la difusión que correspondería. Las principales empresas forestales ya están trabajando en reforestar sus plantaciones quemadas y en restaurar el bosque nativo presente en su patrimonio, así como en establecer procesos de prevención en colaboración con pequeños y medianos productores, y servicios relevantes del Estado.

 

Atentamente,

Fernando Raga Castellanos
Presidente

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