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¡Con los niños no!

Por: Fernando González E


Señor Director: 

En columna publicada en este mismo medio hace 2 años relevo la deuda histórica que teníamos como país respecto a la adscripción a la Convención de los Derechos del Niño de 1990. Poco y nada ha cambiado desde ese entonces, y nuevamente un manto de oportunismo político nos oculta lo esencial, nos impide mirar el corazón de lo nuestro. En esta ocasión la situación es crítica, pues no resiste un día más. Hoy volvemos a chocar con la realidad de que en alguna esquina olvidada del atrio viven los que Eduardo Galeano bien llamaba: “Los nadies, los hijos de nadie, los dueños de nada”, nacieron ahí, y seguirán ahí abandonados, esperando –incluso sin tener conciencia de ello– de que la vida les dé al menos una oportunidad.

La protección integral de los derechos de los niños y niñas, con la creación de una nueva institucionalidad, fue uno de las principales promesas de campaña del actual gobierno. La pronta creación del Consejo Nacional de la Infancia daba una luz de esperanza de la ansiada reivindicación, sin embargo luego de 2 años, y en la recta final del mismo, somos cómplices pasivos de sistemáticas vulneraciones de los derecho de los invisibles, mientras los proyecto de ley “Sistema de garantías de los derechos de la niñez” y “La Defensoría de los Derechos de la Niñez”, siguen en trámite en el congreso.

Si este gobierno no logra llevar a cabo su compromiso, conmino a los candidatos presidenciales a acordar un pacto político-social por la infancia que defina hoja de ruta para enfrentar el elefante que habita en el segundo piso de la moneda, pues no es el gobierno de turno quien debe resolverlo sino que el estado quien debe velar por que los derechos de los niños sean efectivamente garantizados.

El alma de Chile no resiste un “Cisarro” más, una “Lissete”, unas “niñas araña” más, un “menor de edad identificado con las iniciales de …” más, y no lo digo yo, lo dijo Gabriela Mistral hace más de medio siglo: “El futuro de los niños es hoy”. No puede ser que en Chile “Los nadies, cuestan (y sigan costando) menos que la bala que los mata”.

Fernando González E

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