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Sename: una visión diferente

Norbel Galanti
Por : Norbel Galanti Académico Universidad de Chile
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Trataré de colocar este problema en un contexto, fuera del manejo comunicacional y de política contingente en el que actualmente se encuentra.

Mi primera premisa es simple: El problema del SENAME deriva de la destrucción sistemática de las posibilidades del Estado para hacerse cargo de las políticas públicas. La instalación de una economía neoliberal dirigida al desarrollo de empresas, que explícitamente declaran como uno de sus objetivos la jibarización del Estado, ha llevado a que este último, intentando obtener algunos recursos,  presente proyectos de ley dirigidos a aumentar los impuestos para intentar recuperar parte de los recursos que permitan cumplir con su misión. Intento que ha sido imposible de lograr, porque los grandes empresarios cuentan con un sistema económico sólidamente establecido desde la década ´80, con políticos que los apoyan, con parlamentarios en ambas cámaras, con un sustento de la ciudadanía que es posible asignar en aproximadamente 30%, con una prensa incondicional que machaca noticias para crear direccionalidad en la conciencia pública, con un periodismo que está más dirigido a crear noticias con sensacionalismo que a transmitirlas en su realidad objetiva, con la universalidad de sistemas de comunicación (whatsApp, facebook y otros) que permiten la descarga casi anónima de posiciones emocionales sin fundamento racional, en fin, con una situación que lleva a la confusión, que dirige la conciencia nacional y que solo permite cambios más bien cosméticos. Como resultado, se impide que el Estado cuente con recursos adecuados para el financiamiento de políticas públicas en Educación, Salud, Previsionales y de aquellos que aporten directamente al cuidado de los ciudadanos en situación desmedrada, como por ejemplo el SENAME.

En el contexto así planteado, no hay recursos para actividades tan básicas como las expuestas. En consecuencia, las autoridades a cargo de servicios como el SENAME no solo reciben escaso apoyo político para sustentar sus actividades sino que tampoco cuentan con los recursos para ello. Es uno de los resultados de la aplicación de una cruel política económica, cuyo objetivo es crear más recursos que permitan más desarrollo económico, teniendo en cuenta solo marginalmente las necesidades urgentes de la Sociedad.

Otro aspecto que aporta al caos en el que nos encontramos, es la creación de una conciencia nacional dirigida a construir una imagen de nuestro país totalmente ajena a la realidad. Así, se insiste que somos un país en el que las fuerzas armadas y de orden jamás actuarían contra la Constitución Política del Estado, en el que estas fuerzas además constituyen los exponentes más dignos de la probidad, en el que los empresarios tienen como norte el desarrollo del país, en el que sus políticos exponen sus manos limpias al tráfico de influencias, en el que las iglesias solo dirigen su tarea hacia el ministerio que las convoca y no se inmiscuyen en las políticas de Educación, Salud y otras,  en el que sus ciudadanos participamos conscientemente y de manera informada en la elección de sus autoridades, en un parlamento en el que la discusión de políticas de bien público es el objetivo primero, en fin, un país que claramente no se condice con la realidad que vivimos. Esta demencial manera de presentar a Chile crea una distorsión que es aprovechada para reducir la posibilidad que el Estado se haga cargo de las necesidades básicas de la nación, como por ejemplo las actividades del SENAME.

[cita tipo=»destaque»]Como resultado, comienza la utilización de estos hechos, construida con extrema inteligencia y bajeza, por parte de políticos que, utilizando el grave problema en la que se encuentran los niños y con clara conciencia de los fundamentos que llevan a la situación en la que ellos se encuentran, presentan la coyuntura como inoperancia de un gobierno, una ministra, un servicio, exponiendo con hipocresía una realidad que solo existe en su ambición política.[/cita]

Se presenta así el problema del SENAME como la inoperancia de ministros incapaces de ejercer su tarea para cuidar de los niños en situación irregular. En el informe presentado al Parlamento, se llega Incluso al absurdo de inculpar a una ministra como la única responsable (inexcusable) de la situación en la que se encuentra el SENAME, sin considerar los aspectos expuestos más arriba ni tampoco las responsabilidades que le caben a los sucesivos  gobiernos y ministros desde la creación del Servicio de Menores.

Como resultado, comienza la utilización de estos hechos, construida con extrema inteligencia y bajeza, por parte de políticos que, utilizando el grave problema en la que se encuentran los niños y con clara conciencia de los fundamentos que llevan a la situación en la que ellos se encuentran, presentan la coyuntura como inoperancia de un gobierno, una ministra, un servicio, exponiendo con hipocresía una realidad que solo existe en su ambición política.

Hemos llegado demasiado lejos en esta ruta de exposición mentirosa de la realidad. Es imperioso que los ciudadanos nos hagamos cargo de la falacia en la que nos han inmerso y busquemos nuevos caminos que nos permitan construir un país sano, en el que las políticas públicas se encuentren ajenas a la ambición de los negocios y de la contingencia política, en el que se implemente un quehacer político serio y constructivo, en el que las fuerzas armadas y de orden sean realmente apegadas a la Constitución y exponentes de probidad, en el que las iglesias se dediquen a su ministerios y en el que los ciudadanos participemos informada y responsablemente con nuestro voto. ¿Es esto mucho pedir?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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