Publicidad

Hipocresía en Til Til

Por: José Antonio Lepe Pinto


Señor Director:

Sólo en las localidades de Rungue y Montenegro (Til Til) se concentran un criadero de cerdos (Porkland), el relleno sanitario Loma Los Colorados (KDM), una planta de tratamiento de aguas servidas y de lodos orgánicos (Aguas Andinas) y el tranque Relave Ovejerías (Codelco). En las demás localidades cercanas se encuentran un centro para detención de menores, el relave minero Las Tórtolas (Anglo American), la planta de cementos Polpaico, y como si fuera poco, la cárcel de Punta Peuco, que alberga aún a unos cuantos violadores de DDHH.
Esta semana el Comité de Ministros aprobó de manera unánime el Centro Integral de Gestión de Residuos Industriales (Cigri) de la empra Ciclo que se instalará también en la comuna de Til Til. El proyecto tendría una vida útil estimada en 30 años y una capacidad de almacenamiento de 3 millones de metros cúbicos, cuyo abastecimiento implicará un flujo de entre 50 y 60 camiones diarios, que en conjunto transportarían 500 toneladas de materiales altamente tóxicos. A la fecha, Til Til recibe 12 toneladas de basura al día, que corresponden al 67% del total de residuos del Gran Santiago. Ahora, sumando éste nuevo proyecto la comuna acogería residuos industriales provenientes de las regiones de Atacama hasta el Bío Bío, cerca del 60% de todo el país.

A la luz de los hechos, de inmediato salta a la vista lo que desde hace un tiempo en nuestro país hemos ido conociendo como zonas de sacrificio, que corresponden a lugares que históricamente han sufrido la depredación ambiental e industrial, al alero de una institucionalidad pasiva y condescendiente frente a la instalación de proyectos contaminantes , y subyugadas al infradesarrollo. Ya lo sugirió así incluso el Contralor Bermúdez hace unas semanas señalando que “Las comunidades más pobres son las que sufren los efectos de la contaminación. El caso de Til Til es un ejemplo patético, en que prácticamente allí hemos puesto todo lo que no quiere la ciudad o la metrópolis, en una sola comuna, precisamente porque es una comuna pobre”, señaló en el encuentro realizado el pasado 23 de junio. Lo relevante de las palabras del Contralor, es que evidencian un uso desigual y antojadizo del territorio, en donde evidentemente existen comunas que deben soportar las externalidades negativas del desarrollo de otras comunas o áreas del país, en donde efectivamente se usufructúa por cada proyecto de inversión. Es necesario recalcar que en Til Til son sólo unas cuantas las calles que han sido pavimentadas y que además existen amplias zonas sin acceso permanente a servicios de agua potable.

En éste sentido, vale la pena tener a la vista el informe del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico, «Riesgos y peligros del funcionamiento de una planta de procesamiento de residuos peligrosos del proyecto Cigri en la comuna de Til Til», que viene a respaldar del todo las legítimas preocupaciones y miedos expresados por la comunidad ante la inminente instalación del polémico relleno. Las conclusiones del informe son al menos, alarmantes, por lo bajo advierte sobre los efectos de una exposición prolongada a los desechos tóxicos «se refiere a la modificación en algunas células del organismo, del material genético, e imprinting epigenético o desprogramación celular, que causa cambios irreversibles, que se mantienen de por vida, en las respuestas a diversas hormonas y la función de los tipos celulares afectados. Esto sería causa del desarrollo de diversas enfermedades, «el cáncer es una de ellas ya que la exposición a compuestos denominados carcinógenos promueve el desarrollo de tumores en sólo algunos órganos en forma específica (…). En ese sentido, dice que «se pueden desarrollar malformaciones fetales visibles o clínicamente detectables, que se producen por efecto de la exposición a estos compuestos durante los primeros meses de vida intrauterina. La exposición a diversos contaminantes ambientales incrementa la incidencia de malformaciones congénitas».

Ahora, el desarrollo en las últimas décadas en nuestro país y sus progresivos patrones de consumo han acarreado la existencia de una serie de proyectos cuyas externalidades negativas suelen despertar oposición entre las comunidades de acogida debido a los altos costos y potenciales riesgos percibidos. Así, las dos características de este tipo de proyectos no deseados son, por un lado, que sus beneficios suelen extenderse a un conjunto más o menos extenso de la población, concentrándose sus costos en unas pocas personas o comunidades y, por otro lado, que estas instalaciones habitualmente generan el denominado síndrome NIMBY (‘no en mi patio trasero’ o ‘Not-In-My-Backyard’ por sus siglas en inglés, VITES; POLLOCK; LILIE. “Factors Contributing to NIMBY Attitudes”. Waste Management: 1993.), y según dicho síndrome las personas tienden a tener una actitud de resistencia a la instalación de estos proyectos en sus localidades, pero no necesariamente a su ejecución en una ubicación distinta. Lo que genera un fenómeno conocido como la oposición egoísta, que implica una disposición tácita en aceptar que otros sufran los perjuicios y riesgos de instalación, a la vez que otros se benefician de manera más o menos directa de las externalidades positivas de esos mismos proyectos. Dicho lo anterior, todo parece indicar que nuestra legislación ambiental no ha logrado conciliar este síndrome, sino más bien todo lo contrario, ha perpetuado un esquema extractivista sobre el medio ambiente a la vez que se sacrifican deliberadamente zonas azotadas por la pobreza y obviadas por el manoseado desarrollo del país. Til Til es una de esas zonas, y parece no haber vuelta atrás.

Qué ocurriría si tan solo una de las instalaciones contaminantes que alberga esta comuna se instalara en cercanías del sector oriente de Santiago, ¡Cuánta pérdida de plusvalía! Exclamarían los afectados por el síndrome NIMBY. Del mismo modo que los hipsters de la capital iniciarían su campaña virtual, compartiendo eventos y parafraseando un vago concepto de Justicia Ambiental, mientras no serían capaces de dejar el consumo del filete de cerdo que viene de las chancherías de Til Til.

Por último, como corolario de un funesto epitafio, los honorables de la Nueva Mayoría montan un show electoral difícil de creer, tomando la batuta de las escuálidas esperanzas de los vecinos de Til Til, oponiéndose a la construcción del relleno que su propio gobierno aprobó durante la misma semana en que lanzaba su Plan Nacional de Acción Climática; ahí están Guido Girardi (PPD) y Gabriel Silber (DC), intentando explicar lo inexplicable y visitando después de tres años, según los vecinos, los territorios que representan en el Congreso. Burlesco.

En las mismas tierras en donde alguna vez agentes del Estado asesinaron al guerrillero Manuel Rodriguez, hoy las instituciones del Estado amparan y perpetúan la lenta agonía de Til Til.

José Antonio Lepe Pinto

Publicidad

Tendencias