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Valparaíso y la arista Sharp Opinión

Valparaíso y la arista Sharp

Santiago Escobar
Por : Santiago Escobar Abogado, especialista en temas de defensa y seguridad
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Podría perfectamente resumirse así: la alcaldía de Valparaíso no la ganó Jorge Sharp, la perdió Jorge Castro. No es enteramente el logro de un independiente con ideas revolucionarias, también es el resultado del descuido de los partidos tradicionales. Y es que, justamente hoy, cuando los candidatos a las parlamentarias aprestan sus calculadoras, la Joya del Pacífico semeja el primer avance de los nuevos tiempos, ciudad donde cualquiera que levante una bandera antiestablishment será carta ganadora segura. Pero la realidad parece diferente.


Después de los resultados de las Municipales del 2016, cuando fue elegido Jorge Sharp, las conclusiones eran simples: Valparaíso, el puerto principal, fue la única ciudad que había sido capaz de movilizar a nuevos votantes y doblarle la mano a la vieja política. Los estudiantes, las personas de a pie, los que jamás habían hecho el ejercicio cívico de ir votar, se habían levantado por primera vez. Jóvenes, nuevos profesionales y artistas sintieron el llamado cívico a votar, y lo habían hecho por un alcalde con tendencia a la izquierda boric-jacksoniana, que había tocado una tecla que nadie había hecho sonar: movilizar a nueva gente para generar un cambio. Todo era dulcemente poético.

Pero en asunto de votos se requiere mirar la realidad y las cifras. Si analizamos los datos electorales, se puede decir a ciencia cierta que Sharp está ejerciendo el cargo de alcalde con votos que hasta ahora habían votado mayoritariamente por las alas tradicionales de la política. No había votos nuevos. El voto de Sharp fue un voto de hastío producido por el cansancio acumulado desde más de dos décadas entre Hernán Pinto (PDC) y Jorge Castro (UDI).

El mismo electorado, ahora agotado, lo hizo por una alternancia en el poder, con el único nombre que parecía plausible.

Si se analizan los votos históricos de las municipales, en las elecciones del 2016 votaron 86 mil personas y en las elecciones del 2012 votaron 87 mil. Es decir, en la elección que ganó Jorge Sharp, votaron mil personas menos que en las elecciones anteriores. Se trata de dos elecciones con voto voluntario, por lo cual son totalmente comparables. Con anterioridad, con voto obligatorio de telón de fondo, en Valparaíso los votantes para las municipales superaban siempre las 100 mil personas.

[cita tipo=»destaque»]Mucho se enfatiza, en los análisis electorales, el vértigo que genera el voto voluntario y la necesidad de tener la fórmula para poder llevar al votante a la urna. Por ello, seguramente más de un candidato se estará preguntando cómo descifrar la fórmula Sharp para arrastrar votantes nuevos y generar inflexiones democráticas a su favor. La verdad parece ser que este magallánico, ex dirigente estudiantil de la PUCV e hijo de un gremialista presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, no movilizó gente nueva a votar. Simplemente estaba con un trabajo arduo en el lugar correcto, para que la masa conservadora que parece componer el electorado chileno, lo votara. La llamada estrategia o Pacto de La Matriz, con temas ciudadanos, en un momento de crisis de la elite política porteña.[/cita]

En un análisis de la Consultora EYC Data, especialista en temas de ingeniería electoral, sobre el número de votos por mesa en la circunscripción El Puerto, que es la más grande de Valparaíso, se puede ver que las personas que emitieron un voto válido no sufrieron un gran cambio entre el 2012 y el 2016. Por ejemplo, en esas mesas, los votos obtenidos por Sharp comparados con votos no atribuibles a la derecha (Marín, Zúñiga y Pinto), mantiene la misma cantidad por mesas. Esto significa que, en datos duros, votaron los mismos de siempre.

Ello significa que, a excepción de algunas mesas de la circunscripción El Puerto o Playa Ancha, donde Sharp sí movilizó a votantes que nunca lo habían hecho, el resto fue un voto que se movilizó en búsqueda de la alternancia del poder o de personas que, con anterioridad, en el 2013, habían votado por el candidato por Igualdad para Chile Francisco Marín o por el ex alcalde Hernán Pinto (PDC). Lo que aquí ocurrió, entonces, fue una tormenta perfecta a favor del amigo de Gabriel Boric y Giorgio Jackson.

Complejizando más el panorama electoral de la Quinta Región, la “arista Sharp” descalibra la calculadora, y se hace necesario saber de quiénes son realmente los votos de Sharp, para que los actuales candidatos a sillones parlamentarios de la región tengan claro, al momento del despliegue territorial de sus campañas, ver con qué figura van a arroparse y que terreno pisan.

Mucho se enfatiza, en los análisis electorales, el vértigo que genera el voto voluntario y la necesidad de tener la fórmula para poder llevar al votante a la urna. Por ello, seguramente más de un candidato se estará preguntando cómo descifrar la fórmula Sharp para arrastrar votantes nuevos y generar inflexiones democráticas a su favor. La verdad parece ser que este magallánico, ex dirigente estudiantil de la PUCV e hijo de un gremialista presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, no movilizó gente nueva a votar. Simplemente estaba con un trabajo arduo en el lugar correcto, para que la masa conservadora que parece componer el electorado chileno, lo votara. La llamada estrategia o Pacto de La Matriz, con temas ciudadanos, en un momento de crisis de la elite política porteña.

Así, los 46 mil votos del actual alcalde no son endosables o al menos traspasables fácilmente a un candidato amigo. Ello pone más complicadas las sumas y restas a los candidatos que van por el Distrito 7 y a los senadores por la Circunscripción 6, teniendo en cuenta que Valparaíso es uno de los bolsones de votos más importantes.

Según EyC Data, los votos de Jorge Sharp no pueden adjudicárseles a los candidatos del Frente Amplio. Ello se refuerza con el hecho de que para las primarias presidenciales del conglomerado, celebradas en julio de este año, se movilizaron, entre votos de Beatriz Sánchez y Alberto Mayol, un total de 10.729 personas a votar, las que se consideran un voto duro. Pero tal cifra resulta un porcentaje marginal del electorado, tomando en cuenta que el padrón total de Valparaíso es de 284.198 personas.

Por lo menos en la Quinta Región, el Frente Amplio tiene una prueba de realidad en su camino a la política mayor. Y es posible que Alberto Mayol, en conocimiento de estas cifras, haya considerado que el ofrecimiento de Giorgio Jackson de que compitiera al Senado por la Quinta Región era una especie de «presente griego”, y haya preferido competir en casa.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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