Señor Director:
Como antigua apoderada de la Alianza Francesa de Santiago y hoy abuela de alumnos de ese mismo colegio, me he sentido un tanto agredida por la falta de respeto por el muchacho que se suicidó, sus padres, sus compañeros y el colegio mismo y sus autoridades. En realidad nadie sabe con certeza si el suicidio se debió a la historia del muchacho que nadie conoce, con excepción de sus padres y los profesores consejeros del colegio. Hablar de ausencia de «tacto pedagógico» un extraño concepto cuyo significado no está muy claro, pues no es conocido en el dominio de la teoría pedagógica, es un tanto audaz. La tradición francesa de la enseñanza no siempre ha sido muy conocida, hay padres que envían sus hijos a ese colegio sin saber qué es el bachillerato francés, por ejemplo. Lo digo pues he estado en reuniones de padres donde he escuchado la pregunta sobre qué es eso del bachillerato francés. Considero también que hay muchos padres que desconocen las formas y modos que asumen la enseñanza en la tradición francesa. Y así podría hacerle una larga lista de desconocimientos. Sin embargo, para mí lo más grave es haber presentado esta situación como si solo aconteciera en un colegio, que alguien llamó de élite, si es que eso existe en la sociedad chilena comparada con otras. Las personas que comentaron el artículo publicado, en general, desconocen no solo lo que sucede al interior de la Alianza Francesa, sino también lo que sucede en cualquier colegio de esta ciudad, sea de elite o no. Cuando la doxa reemplaza al conocimiento, las emociones siempre son malas consejeras para dialogar y discutir sobre temas complejos y fundamentales de una sociedad.
Araceli de Tezanos
Dr. es Lettres et Sciences Humaines, Université de Paris X- Nanterre.
