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República para todos

Por: Francisco Javier Millar


Señor Director:

Las redes sociales dan para regodearse. A veces buenos, a veces cuestionables, generan contenidos que a muchos sorprende e invita a reaccionar. Hace unas semanas, Baradit lanzó un tweet con una frase que obligó reflexión. Citar al autor o autora es complicado pues el mismo escritor reconoció no saber su procedencia, aunque eso no aminora el manifiesto centro de discusión de quienes abogamos y defendemos un Estado laico.

Los pasados días, desde el Te Deum evangélico, hemos visto como un grupo religioso, no representante de la comunidad evangélica total, quiere imponer su modo de vida al resto de la república y como, cuando no lo logran, ofenden y maltratan a la representante de todos los chilenos y chilenas, olvidando en pleno el ejemplo de tolerancia que Jesús dejó antes de “volver a la casa de su Padre”: “Amaos los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13-34). Más aún, notamos en la instancia como estos “iluminados del reino” se ungen con la verdad absoluta, acentuando el infinito poder de Dios y condenando al infierno a cuanto pensamiento dispar brote, aunque claro, desde la óptica que aboga por la existencia de Dios solo en circunstancias de acuerdo con la interpretación que los presuntos “profetas de la verdad” hacen de las escrituras, cuando no, cuestionan la obra de Dios.

La megalomanía del fanatismo religioso obliga a olvidar que desde el dogma, el poder de Dios es absoluto e infinito y todo lo que existe y pasa, es porque Él lo permite ¿Acaso creen ser más grandes y sabios que su creador? ¿Todo es defendible mientras se haga en el nombre de Dios? Escusas sobran para responder las interrogantes.

Más allá, quizás no sea el ego lo que dirige la fe de estos grupos que pasan por sobre las muchas personas bienintencionadas a lo largo y ancho de Chile, sino más bien, los hechos parecieran apuntar a intereses políticos que han penetrado los centros de culto, oración y perfeccionamiento espiritual, por lo que es válido cuestionar: ¿los representantes de iglesias son pastores de la fe o articuladores políticos de los sectores conservadores? Sería prudente poder transparentar las intenciones, no solo por el bien del Estado, sino también, de las confianzas de la fe.

Propongo desde este humilde espacio, difundir los ámbitos de acción de las normas morales y religiosas, para que nunca olvidemos que actúan en la consciencia de cada individuo, sin traspasar a un tercero y prohibiendo siempre el uso de la fuerza para obligar a otros a cumplir dichas normas personales porque, al final del día, existe un solo elemento objetivo que nos rige a todos y como dijo recientemente un gran hombre de fe «tenemos que luchar por un Estado laico que combata los fanatismos» – Felipe Berríos. No cabe duda que en esencia, el problema nunca ha sido Dios, sino su club de fans.
Finalmente, lo que todos buscamos es tranquilidad para nuestras vidas, razón suficiente para valorar la objetividad del Estado y propender siempre que los fanatismos no penetren la esencia de nuestra estabilidad… Nunca olvidemos: “Dios para quienes creen, República para todos”.

Francisco Javier Millar
Presidente Regional La Araucanía
Juventud Radical de Chile

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