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¿Hemos aprendido de geopolítica? El caso de Campos de Hielo Sur

Pedro Lira Olmo
Por : Pedro Lira Olmo Geógrafo U. de Chile.
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En febrero de este año el presidente Mauricio Macri lanzó el “Plan Patagonia” que incluía el reforzamiento económico y de soporte del gobierno federal a aquellas provincias sureñas.

A partir de esta noticia recordé que el último límite que le queda por definir a Chile es una frontera de algo más de 150 km con Argentina –entre el monte Fitz Roy y el cerro Daudet- en los Campos de Hielo Sur. También recordé que existió una “Comisión Especial Campo de Hielo Patagónico Sur” del senado que el año 2009 generó un Informe Final (BOLETÍN Nº S 1192-12) con el relato pormenorizado de su trabajo y las conclusiones y recomendaciones que de ello se derivaban. Tuve la oportunidad, al igual que un importante número de académicos, especialistas y actores políticos, de exponer ante dicha Comisión representando al Centro de Información de Recursos Naturales, CIREN.

La comisión senatorial se planteó como objetivo el “estudiar y proponer medidas que permitan el mejor conocimiento y la más plena integración de esa área del territorio nacional», dando cuenta de una preocupación creciente por aspectos geopolíticos relacionados con el aislamiento de la región, materia que ha sido reconocida por la Estrategia Regional de Desarrollo de Aysén (2010-2030) al plantear que “Desde un punto de vista geopolítico, Aysén ha representado históricamente una zona de frontera interior, con importantes extensiones donde el despliegue del Estado chileno fue menor o incluso nulo. … No en vano, los habitantes de Aysén suelen describir la región como una isla: al oeste limita con el mar, al este con Argentina, al sur con los campos de hielo y al norte evidencia una marcada discontinuidad vial terrestre”.

Para dar contexto al lector de buena memoria, luego del fallo llamado de “laguna del desierto” en 1994, donde un tribunal arbitral de jueces latinoamericanos concedió la posición argentina, resultado de lo cual Chile perdió una cantidad considerable de territorio, quedó este “remanente” de frontera –el monte Fitz Roy- sin definir. Hay que decir que la diferencia por estos territorios venía desde el comienzo de la vida independiente de ambos países y ya en los años 1888 y 1893 y luego muchas veces, hubo intentos de resolución por diferentes medios, hasta el fallo de 1994.

Aunque resuelta la parte gruesa del conflicto, cuyo acuerdo dejaba pendiente la demarcación del tramo señalado, por lo que Chile en su cartografía oficial hasta la fecha muestra un cuadrado en blanco respecto de la zona en conflicto, Argentina, en cambio –a pesar de quejas oficiales del gobierno chileno– muestra hasta hoy en su cartografía oficial, un límite que no ha sido resuelto. El 24 de agosto de 2006 el subsecretario de turismo argentino expresó que los mapas que utilizaba el sitio web de la Secretaría de Turismo eran de carácter oficial porque estaban aprobados por el Instituto Geográfico Nacional de Argentina y hasta hoy en los mapas editados en la Argentina, se continua mostrando la región sin el rectángulo blanco correspondiente a una zona sin delimitar, como sigue haciendo Chile hasta ahora. ¿Le suena conocido al lector esta lección de geopolítica?

[cita tipo=»destaque»]Hemos llegado a la condición donde pareciera que hasta la geopolítica se ha privatizado en Chile. Mientras el estado chileno no invierte porque “no es rentable” según los parámetros TIR y VAN de la evaluación económica que se hace de cada proyecto de inversión, y ello no está mal salvo que esas evaluaciones son incapaces de medir los beneficios que se derivan, por ejemplo, de la estrategia geopolítica, nuestros vecinos construyen ciudades enteras en pos de objetivos geopolíticos concretos.[/cita]

Mientras en Chile, una vez más, nos olvidábamos de esos lugares tan remotos, Argentina, en particular la Provincia de Santa Cruz fundó por decreto y a partir de cero, la ciudad de El Chalten el año 1985. En el decreto que funda la ciudad puede leerse que “El Chalten surge como un asentamiento poblacional de servicios en un área conflictiva y poco poblada como acto de señorío de la Provincia de Santa Cruz sobre su Territorio, con un área de influencia que se amplía rápidamente”…. Es decir, se trató de un acto intencionado de generación de soberanía, de visión geopolítica. El Chalten, dicho sea de paso, está frente a los Campos de Hielo Sur y uno de sus múltiples atractivos es el monte Fitz Roy, lugar donde persiste la señalada diferencia limítrofe entre ambos países. Campos de Hielo Sur, vale la pena acotar, es la tercera masa de hielo tras la Antártida y Groenlandia, y constituye una de las grandes reservas de agua dulce del planeta, es decir, tiene una componente estratégica indudable.

El Chalten tiene un aeropuerto, ofrece más de 1.500 camas como oferta hotelera, ha tenido una constante inversión en infraestructura vial tanto en el interior de la ciudad como en las rutas y carreteras de conexión con el resto del país, también en obras hidráulicas relacionadas con el riego y la producción de energía (dos represas sobre el río Santa Cruz aprobadas en agosto de 2017 para su fase final). A todo ello, ahora se suma lo anunciado por el presidente Macri que señala que “el plan regional contempla la construcción de un tren transpatagónico (sí, un tren patagónico, la misma idea que lanzó un pre candidato presidencial y de la cual todos nos reímos por absurda….) que atraviese territorios de Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, y se conecte con la red ferroviaria existente. También se prevé un camino de circunvalación para Comodoro Rivadavia y proyectos de energías renovables”.

En Chile, mientras tanto, en las comunas que conforman la provincia de Capitán Prat, a saber, Cochrane, Tortel y O´Higgins, siendo esta última la que se ubica más próxima a los Campos de Hielo Sur, el tiempo pareciera no existir. En efecto, y pese a que el informe de la Comisión Campos de Hielo Sur el año 2009 recomendó un conjunto de acciones que incluían la generación de Sistemas de Información, proyectos agropecuarios y forestales, de infraestructura y, por supuesto, la promoción del turismo en diferentes niveles, entendiendo que esta industria produce encadenamientos intersectoriales potentes, a la fecha pareciera que no sucede nada o, al menos, nada que muestre un real interés del país, ni lejanamente equivalente a lo que sucede en Argentina.

Según la Estrategia de Desarrollo Turístico de Aysén (2007-2010) la provincia de Capitán Prat tenía al 2009 una oferta total de 238 habitaciones con un total de 568 camas. En el caso de la comuna de O’Higgins que como se señaló es la que se encuentra más próxima a los campos de hielo sur, y que marca el fin de la carretera austral, la oferta era de 59 habitaciones y 126 camas. Un informe de 2014, mantiene la misma cifra de habitaciones disponibles para el turismo. Aunque es posible que a esta fecha este número haya aumentado producto de la instalación de lofts turísticos, no es probable que sea un aumento sustancial. Esta última afirmación se sostiene al constatar que la dinámica demográfica de la provincia Capitán Prat muestra entre el censo de 1982 y el de 2002 un crecimiento muy bajo e inclusive una reducción de la población en Cochrane en 2002 respecto de 1992, lo que demuestra que el tema del poblamiento -que está directamente ligado con las posibilidades de actividad económica- se transforma en un factor relevante para la provincia. Los censos posteriores muestran un leve aumento de la población, pero muy por debajo de los promedios nacionales que ya son bajos en la comparación internacional.

Cuando en el 2009 preparaba antecedentes para presentar ante la comisión senatorial, incluí en mi búsqueda los estudios, programas y proyectos, que figuran en el sistema nacional de inversiones (Banco Integrado de Proyectos). Encontré un par de iniciativas, del año 2005 y 2007 respectivamente, por un monto total de aproximadamente M$ 5.000 en total. Cuando este año volví a buscar iniciativas de inversión para la provincia Capitán Prat, me encontré que desde el año 2009 sólo figuran dos proyectos nuevos por un monto total de M$6.570, es decir, nada. Me imagino que existirán alternativas con fondos sectoriales o del FNDR que no me fue posible catastrar, pero lo concreto es que efectivamente no existe un esfuerzo de inversión en la zona, como sí se aprecia en Argentina.

Como corolario, me entero que desde agosto de 2017 el proyecto “Parque Austral”, 85 mil kilómetros cuadrados desde el cerro Castillo hasta el monte Fitz Roy, del ex ministro Longueira, “está listo para pasar de la teoría a la práctica y tiene como objetivos el contribuir a la soberanía nacional en la zona, facilitar el acceso a la región de todos los chilenos, generar un desarrollo en torno al turismo y posicionar el destino en el mundo, idealmente en una cooperación público-privada”.

Así, hemos llegado a la condición donde pareciera que hasta la geopolítica se ha privatizado en Chile. Mientras el estado chileno no invierte porque “no es rentable” según los parámetros TIR y VAN de la evaluación económica que se hace de cada proyecto de inversión, y ello no está mal salvo que esas evaluaciones son incapaces de medir los beneficios que se derivan, por ejemplo, de la estrategia geopolítica, nuestros vecinos construyen ciudades enteras en pos de objetivos geopolíticos concretos.

Esperemos que la experiencia con Argentina en el pasado, y más recientemente con Perú y Bolivia, nos sirvan de aprendizaje para impulsar medidas de largo plazo en pos de generar una verdadera soberanía en los Campos de Hielo Sur, lo que pasa, primeramente, por incentivar el asentamiento humano para lo cual se requiere de un esfuerzo potente del estado en el sentido de generar las oportunidades económicas capaces de sostener e incrementar la población, especialmente, en la provincia de Capitán Prat.

En cualquier caso, el tema debiera ser tratado con criterios geopolíticos acorde al siglo 21, esto es, soberanía pero también integración.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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