Señor Director:
En artículo de los señores Gabriel Colodro y Hernán López (19 de Octubre), se critica ácidamente al diputado Patricio Vallespín y se intenta rebatirlo, por denunciar irregularidades en la inscripción electoral de chilenos en Tel Aviv. Tal denuncia se basa en que allí podrían votar chilenos residentes en las colonias judías ilegales instaladas en territorio palestino ocupado, los que para los efectos de la votación figuran como chilenos residentes en Israel, cuando en realidad no viven en ese país. Esta situación entra en contradicción con el reconocimiento del Estado Palestino por parte de Chile, con las fronteras anteriores a 1967.
Por otra parte, los autores acusan al diputado de poner en peligro, por un mero tecnicismo, la integridad física o la vida (sic) de los potenciales votantes afectados, por el hecho de que supuestamente tendrían que votar en Ramallah. Esta afirmación no pasa de ser un factor de distracción sobre la real naturaleza del problema y un burdo subterfugio para difamar al pueblo palestino (peligroso y terrorista se supone), puesto que de rectificarse los registros electorales cuestionados, ellos perfectamente podrían votar en la legación chilena en Tel Aviv.
En cuanto al fondo del asunto, el principal argumento esgrimido por los autores, es que las colonias mencionadas se encuentran en una zona “internacionalmente denominada territorios en disputa”. Sin embargo, de acuerdo al Derecho Internacional y a las resoluciones de la ONU relacionadas, no existen tales “territorios en disputa”, sino que “territorios palestinos ocupados” por Israel desde 1967 y es esa la denominación que reconoce la comunidad internacional, junto con las fronteras anteriores a 1967. De manera que lo que el diputado planteó no se trata de un “tecnicismo”, sino que corresponde a una estricta aplicación del Derecho.
Por otra parte, ¿de qué disputa podría tratarse, en circunstancias que Israel ya la zanjó a su manera, aplicando exclusivamente el argumento de la fuerza militar y el terrorismo de Estado? Porque a través de sus 69 años de existencia, ha quedado en evidencia que Israel es un país que se considera a sí mismo eximido de cumplir con las obligaciones que le impone el Derecho y que no es posible llegar a acuerdos negociados con él, ya que en los 24 años de “negociaciones” transcurridos desde los Acuerdos de Oslo (1993), lo único que han conseguido los palestinos es perder cada día más territorio.
En todo caso, resultan comprensibles la defensa que hacen los autores de la denominación de su lugar de votación y las amenazas de “observatorio permanente” sobre la labor de los legisladores chilenos formuladas en su artículo. Porque se acostumbraron a vivir en una sociedad todopoderosa (tienen como aliado incondicional a los EEUU) y próspera, merced al poderío militar que le ha permitido, con total impunidad, la usurpación de los bienes y territorio de otro pueblo, el cual ha sido sometido al exilio y condenado a vivir en la invisibilidad de guetos o leproserías. Por lo tanto, que alguien se permita incomodarlos recordándoles que el pueblo palestino también es titular de ciertos derechos, les resulta intolerable.
Manuel Hasbun Z.