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Marlén Olivarí y las curvas de la violencia en redes sociales

Angello Giorgio
Por : Angello Giorgio Presidente de la Federación de Estudiantes de la UAI Santiago
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Primer Acto: «Canta Marlen Canta»

Marlen Olivarí hace pocos días sorprendía iniciándose en una nueva arista musical que no le conocíamos. Pasadas unas horas, se hizo impresionante la atención e impacto que esto generó. Desde músicos, personas de la farándula, hasta políticos, todos muy al filo y en posición para deshuesar lo que se vendría: miles de hombres y mujeres atacando sin pausas el estreno de la modelo a través de las redes sociales.

Vi con mis propios ojos que muchas de esas mismas mujeres y hombres hace unos pocos meses se aferraban con fuerza al nuevo chile feminista y de respeto hacia el género, sobre todo pregonando por ver a mujeres en los espacios públicos y/o artísticos en los que históricamente han estado ausentes. Fue con el popular ícono «Ni Una Menos» que en todas las portadas de sus perfiles de Facebook, Twitter, Instagram, demostraban al mundo entero la relevancia social que tiene la colaboración ínter-género en tierras criollas. Se fecundó con esperanza y futuro una nueva forma de trato entre las mismas mujeres.

Segundo Acto: “La Politique”

Por otro lado, he seguido de cerca y con atención las reacciones de personas de diferentes bandos políticos post segunda vuelta presidencial, y cómo éstas se han atacado y defendido con una cantidad incomprensible de descalificaciones e insultos cruzados sin tregua. El ex candidato Guillier por ejemplo, tomó el micrófono y lo sabe: Nos podrá gustar más o menos el electo candidato Piñera, pero la táctica de «todos contra Piñera» nació como un fracaso. El dedicarse por días, e incluso en su cierre de campaña, únicamente a descalificar al candidato de Chile Vamos fue otra de las piedras angulares de la derrota «por pa-liza» (diría mi padre) frente al candidato de la centro-derecha. Conozco personalmente a Alejandro Guillier, compartimos radio un par de veces, y aunque sinceramente me parezca una persona agradable, tenga cara de simpático y bonachón, en estas elecciones se mantuvo lejos de ser un líder positivo y convocante, y esto derechamente alimentó la ola de violencia que sus seguidores empujaron contra cualquier idea que pareciere diferente.

[cita tipo=»destaque»]Los insultos y la condena en nombre de la justicia moral, ética, política, y racial están ahora al simple alcance de nuestras filudas uñas demócratas. Los mismos que repudian las detenciones ciudadanas hacen justicia social desde el Iphone.
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Tercer Acto: La tolerancia cuando me conviene, la tolerancia a la chilena

¿Entonces qué relación hay entre Marlen Olivarí y las elecciones?
Es difícil de explicar la sensación que provoca el doble estándar de personas que algunas veces defienden a mujeres por sufrir violencia verbal, por ejemplo, y en otras ocasiones se despedazan verbalmente con otras olvidando espectacularmente por completo la tolerancia, ya sea por temas religiosos, o incluso sexistas. Así mismo, es imposible entender a aquellos que defienden la sana democracia, pero toman sus armas más hirientes cuando llega el momento de interactuar con ideales políticos diferentes. ¿No es el germen del problema la intolerancia?, ¿Hasta qué punto es cierto que el chileno quiere un país tolerante?

El plato de entrada es «Comunista come guaguas», o «facho de mierda» sólo por haber tomado una opción política. No nos conocemos, no sabemos quiénes somos tras las pantallas, pero eso pareciera no importar. Tan solo me hace falta saber por quién votaste para sentirme con la libertad de descuerarte con insultos y hashtags que te reducirán al sitio que mereces por pensar diferente. ¿No es exactamente la tolerancia lo que nos unificó hace 30 años? La estrategia de Hugo Gutiérrez de tratar de «idiotas» a quienes no piensan como él es exactamente el cáncer y mayor rival de la izquierda en dictadura, es agredir por pensar distinto, y no tiene otra traducción. Lamentablemente en su caso, sus declaraciones son su sueldo, y discursos así, de violencia por violencia, no preparan un camino de colaboración para Chile, ni menos representan al chileno moderno y silencioso que prefiere la convergencia antes que la división.

Los insultos y la condena en nombre de la justicia moral, ética, política, y racial están ahora al simple alcance de nuestras filudas uñas demócratas. Los mismos que repudian las detenciones ciudadanas hacen justicia social desde el Iphone.

¿Cómo se llama la obra?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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