Nos encontramos en el final de un período presidencial marcado por la Nueva Mayoría, la cual intenta apresurar y aprobar toda la cantidad de proyectos de ley posible, entre esos, uno tan esperado por una minoría de Chile, la Ley de Identidad de Género que permite a la persona cambiar legalmente de nombre para que coincida con el género que se identifica.
A continuación, resaltaré seis puntos clave de la Ley que dejan clara su inviabilidad en la práctica:
[cita tipo=»destaque»]Esta Ley más que representar un avance, representa un retroceso, donde se busca infantilizar la justicia, se menosprecia, censura y persigue al que opina distinto, pero aún más grave, se juega con la necesidad de un grupo de ciudadanos que necesitan una solución real y viable a su problema jurídico con la identidad de género.[/cita]
Se puede plantear una sencilla solución práctica y viable, al eliminar un sinfín de pasos inútiles, responsabilidades irresponsables y una mayor burocratización de un procedimiento que puede realizarse de una forma sencilla y oportuna, teniendo una visión global de la persona y su problema.
Esta Ley más que representar un avance, representa un retroceso, donde se busca infantilizar la justicia, se menosprecia, censura y persigue al que opina distinto, pero aún más grave, se juega con la necesidad de un grupo de ciudadanos que necesitan una solución real y viable a su problema jurídico con la identidad de género.
¿De qué sirve una ley que busca crear mayor irresponsabilidad y crear odio entre grupos diversos? ¿De qué sirve una Ley si dentro de pocos años deberán cambiarla de nuevo porque es incapaz de cumplir su fin, porque no tiene un fin tangible? Tenemos políticos para que nos hagan la vida más fácil y sencilla, no para que compliquen aún más los problemas que tenemos los ciudadanos.
En vez de apuntar al éxito legislativo, creando instituciones perdurables, confiables y funcionales, pareciera que los políticos solo apuntan a la mediocridad, que incluso queda representada en el legado cultural de los diputados al país, queda plasmado en la Ley.
Es por todo lo anterior, que afirmo que la ley de identidad de género no es más que otra estafa, otro engaño por parte de la izquierda populista que, en su afán de conseguir votos en cualquier nicho electoral, son capaces de prometer el cielo en la tierra, y peor aún, de realizar este tipo de leyes, las cuales solo nos perjudican a nosotros los ciudadanos. Al final vemos como ese cielo prometido, termina convirtiéndose en el mismo infierno, profundizando los problemas reales en vez de solucionarlos, y trayendo más rencor y odio entre los mismos chilenos.