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El «pituto», preludio de corrupción

Por: Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega


Señor Director:

Un estudio del Consejo para la Transparencia ha mostrado que un tercio de los encuestados considera válido servirse de contactos o amigos para facilitar trámites o gestiones en el sector público, lo que en el lenguaje coloquial se conoce como “el pituto”. Este guarismo se empina sobre el tercio de los consultados en el ámbito de los funcionarios públicos. Son datos que no hacen más que confirmar lo que se observa cotidianamente en los servicios del Estado y, de manera muy elocuente, en los mecanismos de selección y reclutamiento de funcionarios para la administración pública. Es el tan extendido como indeseado clientelismo.

Se trata de un rasgo ya acendrado en la cultura de una parte significativa de la población, lo que reviste caracteres altamente preocupantes puesto que esa mentalidad es un verdadero lastre en el empeño nacional de alcanzar el desarrollo y, por otro lado, puede ser un factor coadyuvante en el brote y expansión de la corrupción, en las distintas esferas de la institucionalidad. Además, es una forma tácita de banalizar y hasta disolver la tan manida idea de la igualdad ante la ley. Falta educación en todos los niveles, coherencia y sobriedad de las autoridades, y buenos ejemplos cotidianos de respeto por las leyes, los procesos y los conductos regulares dispuestos para todos.

Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Comunicador Social
Abogado

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