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Jubilados y jubiladas: el pago de Chile Opinión

Jubilados y jubiladas: el pago de Chile

Jean Flores Quintana
Por : Jean Flores Quintana Politólogo. Consejero Político Nacional de Revolución Democrática
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Este 12 de marzo, primer día hábil del Gobierno de Piñera, marcharán con sus bastones los jubilados y las jubiladas. Saldrán a las calles pidiendo rebajas en el transporte público, no obstante, es una obligación moral para los gobernantes del país ampliar y fortalecer la red de protección social que garantice envejecer dignamente a los que forjaron la nación.


“En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre,

ninguna tiranía puede dominarle”. Mahatma Gandhi

Durante las movilizaciones estudiantiles hombres y mujeres de pelo gris engrosaron nuestras filas en las calles de todo Chile, diciéndonos que recuperaron la democracia para que nosotros, sus hijos y nietos, tengamos un mejor vivir, no para que las cúpulas de los partidos se forren con sueldazos en instituciones públicas ni con negociados turbios vendiendo la Patria.

La memoria viva del pueblo está en nuestros abuelos y abuelas, ellos son los reales protagonistas de la recuperación de la democracia y la transición.

Hace algunas semanas conversaba con José Bengoechea, el Pepe, en Gómez Carreño, un sector popular de Viña del Mar. El hombre relataba, con la serenidad que entregan los años, las 14 veces que fue detenido durante la dictadura cívico-militar. Nos estremecimos en la silla escuchando los múltiples vejámenes que sufrió, las angustiosas noches de incertidumbre vividas por su familia, las horrendas represalias contra sus cercanos, los inhumanos tratos contra mujeres y adolescentes en centros de detención clandestinos, las atrocidades perpetradas por órganos especializados del Estado bajo la cobarde mirada del tirano y sus cómplices, hoy libres e impunes.

Cada recuerdo está grabado a fuego en su memoria, pues esos nombres y números perseguidos por los criminales, para él, fugazmente cobraban vida, eran amigos, vecinas, compañeros y compañeras con los que construyó la esperanza de una sociedad mejor. Su generación hizo la revolución democrática, con empanada, vino tinto, justicia social y dignidad popular, y también la vio caer bombardeada por la desestabilización político-económica de la derecha mezquina y limosnera de Estados Unidos. Cuando hizo una pausa en su relato, agarré fuerzas para lanzar la pregunta que tenía atragantada.

–Pepe –le dije–, después de vivir tantas aberraciones, por qué cresta mejor no te quedaste en la casa con tu familia.

[cita tipo=»destaque»]Ellos mismos, con sus ahorros para la jubilación, pusieron el colchón que resistió la crisis económica del 2008. Los trabajadores perdieron cientos de millones de pesos y los dueños de las AFP se forraron como nunca antes. La impunidad nuevamente atenta contra las capas bajas de la sociedad. Hoy chilenas y chilenos se jubilan con pensiones de hambre. Cuando las administradoras de fondos de pensiones pierden, los trabajadores pierden, y cuando las AFP ganan, solo sus dueños ganan. Negocio redondo para los que azuzaron el golpe.[/cita]

–Por dignidad –contestó–. Te pueden quitar todo, absolutamente todo. Pero quedarse en la casa y dejar de luchar por recuperar la democracia hubiera significado que al fin consiguieron quebrarme y ganarme. Lo último que te queda, cuando crees que te despojaron de todo, es la dignidad. Y eso no se los permití. Jamás me doblegué. Muchas veces tuve la muerte de frente, sentí su olor incluso, pero en esos momentos tenía mi corazón tranquilo, pues luché para dejarles un mejor futuro a mis hijas siendo leal a mis principios.

Los verdaderos patriotas, son aquellos hombres y mujeres de esfuerzo que durante la dictadura pelaron el ajo dentro del país con empleos precarios. Los campesinos, las recolectoras de orilla, pescadores artesanales, obreros forestales, empleadas domésticas, mineros, trabajadores de la construcción y de servicios generales movilizaron la economía interna.

Ellos mismos, con sus ahorros para la jubilación, pusieron el colchón que resistió la crisis económica del 2008. Los trabajadores perdieron cientos de millones de pesos y los dueños de las AFP se forraron como nunca antes. La impunidad nuevamente atenta contra las capas bajas de la sociedad. Hoy chilenas y chilenos se jubilan con pensiones de hambre. Cuando las administradoras de fondos de pensiones pierden, los trabajadores pierden, y cuando las AFP ganan, solo sus dueños ganan. Negocio redondo para los que azuzaron el golpe.

El sistema capitalista en su versión neoliberal condena a la miseria y el endeudamiento a las clases trabajadoras de Latinoamérica, es impresentable que los adultos mayores salgan a las calles para mendigar derechos sociales que están garantizados en la solemne Declaración de los Derechos Humanos. Una vez más, los de pelo gris nos dan lecciones de dignidad y civilidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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