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Un buen gobierno para Chile


El próximo 11 de marzo comienza una nueva etapa para la historia de nuestra república, una que sin lugar a dudas va estar llena de desafíos en donde cada uno de nosotros, tanto las autoridades elegidas y la ciudadanía en general tienen un rol importante para construir el futuro de nuestro país.

Tenemos que estar orgullosos que después de un proceso electoral ejemplar, que por desgracia no es la tónica de nuestra región en donde aún totalitarismos y sistemas demagógicos minan la democracia representativa, podemos ser partícipes de un proceso de cambio de gobierno basado en las instituciones republicanas en paz y respeto, en donde prima el Estado de Derecho y la tradición más que bicentenaria de nuestra República.

Para esto es esencial el rol que cada uno nos corresponde en el mantener estos principios, especialmente a quienes derrotados en diciembre asumirán la oposición a la nueva administración.  Para esto es fundamental establecer puentes de diálogos y puntos de encuentro, en donde la altura de miras en los destinos de la Patria, este por sobre aspiraciones personalistas o sectarias, esas que destruyen todo intento de construir acuerdos y generar nuevos impulsos para nuestro país en beneficio de todos sus habitantes.

[cita tipo=»destaque»]Un Chile descentralizado, con una sociedad activa y en movimiento, generosidad en el debate como altura de miras en las decisiones es crucial para comprender la nueva etapa histórica que nuestra república comenzará, no es el momento de juzgar errores del pasado para abrir viejas heridas, es por el contrario momento para trabajar en la búsqueda de puntos de encuentro y establecimiento de puentes de diálogos, recordando que nuestro país se merece lo mejor de cada uno de nosotros.[/cita]

Es así fundamental que quienes asumamos desde el oficialismo un rol de trabajo activo seamos generosos, reconociendo los aportes de quienes en algún momento realizaron nobles acciones en beneficio del país, al mismo tiempo de ser consecuentes con el mandato mayoritario de la ciudadanía que nos confío la responsabilidad de trabajar por un buen gobierno, basándonos en los principios trascendentes de nuestra República, comprendiendo que la sociedad la componemos todos y no solo algunos, que la paz y seguridad son fundamentales para nuestros ciudadanos, así como la rigurosidad en el uso del erario nacional, pensando en oportunidades para todos.

Debemos pensar que el desafío planteado no es menor, pero no hay desafío suficientemente grande para un pueblo que ama a su libertad, esa misma que nos ha permitido trabajar en conjunto por una sociedad más equitativa, en donde las decisiones se toman desde todos los rincones de nuestra Patria, pensando en un Chile integral y con una fuerte presencia de sus regiones en la decisiones de país.

Un Chile descentralizado, con una sociedad activa y en movimiento, generosidad en el debate como altura de miras en las decisiones es crucial para comprender la nueva etapa histórica que nuestra república comenzará, no es el momento de juzgar errores del pasado para abrir viejas heridas, es por el contrario momento para trabajar en la búsqueda de puntos de encuentro y establecimiento de puentes de diálogos, recordando que nuestro país se merece lo mejor de cada uno de nosotros.

Un buen Gobierno para Chile, es un ideal posible de alcanzar, en donde estamos todos convocados a trabajar dando a las nuevas generaciones las condiciones necesarias para que puedan soñar y hacer posible un mejor futuro, ese el que sin dudas todos esperamos pero por el cual debemos trabajar y entregar lo mejor de lo nuestro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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