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Una educación que defina nuestro lugar en el futuro

Cristian Miquel
Por : Cristian Miquel Investigador de política educativa
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La semana pasada se apagó una de las mentes más brillantes del último tiempo, el físico teórico Stephen Hawking. Él no sólo fue una voz autorizada en su área de estudio, también fue referente de opinión sobre los más importantes desafíos mundiales. Entre sus últimas intervenciones públicas, el profesor Hawking manifestó en la red social Reddit su preocupación por la automatización de las funciones que hoy realizan los humanos y la pérdida de empleos asociada a esos cambios. Pero, principalmente, se refirió al problema de la desigualdad en la distribución de los beneficios que traerá esa revolución de la producción, lo que él vio como un peligro real para el futuro de las sociedades humanas, señalando:

“Si las máquinas empiezan a producir todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo distribuyamos los bienes producidos. Todo el mundo podría disfrutar de una vida más ociosa y lujosa si lo que las máquinas produjeran se repartiera equitativamente, pero también podríamos dejar a muchas personas en situación de pobreza si los propietarios de esas máquinas tuvieran éxito en su “lobby” para que el reparto no sea equitativo. La tendencia hasta ahora parece ser esta segunda opción, que la tecnología sea un motor de la desigualdad”.

Cito estas palabras para hablar de la importancia de mirar con perspectiva los nuevos rumbos del mundo y atender a problemas como la desigualdad extrema y la adaptación a las nuevas reglas de la economía mundial. Nuestro país estará listo para un futuro grandioso sólo si es capaz de identificar y prepararse para esos desafíos, y el camino es la mejora radical de la calidad de nuestra educación, una que nos permita cultivar las habilidades para conocer, interpretar y modificar nuestro mundo.

[cita tipo=»destaque»]Una política clara para dar ese salto es la elaboración de un Plan Estratégico de Fortalecimiento de I+D+i que responda a las necesidades de desarrollo de Chile en el largo plazo, coordinando distintas instituciones y alineando los distintos fondos e instrumentos de financiamiento público existentes.[/cita]

Las palabras de Hawking nos revelan la urgencia de democratizar el acceso al conocimiento y las oportunidades. La humanidad avanza rápido hacia nuevas formas de vivir y trabajar, pero el peligro de la desigualdad extrema está directamente relacionado con la distribución del saber. Para mejorar esa distribución necesitamos innovación educativa radical, la consolidación de un sistema inclusivo y no segregador, y la mejora de la calidad en todos los niveles educativos.

Además de la distribución del acceso al conocimiento, tenemos que hablar sobre cómo hacer más inteligente a nuestro sistema económico. Hoy la economía nacional depende de sus recursos naturales y en particular tres: el cobre, la madera, y el vino. Somos una economía poco compleja y eso nos debería preocupar. Debemos diversificar las fuentes de nuestra riqueza y dotarnos de capacidad de adaptación frente a las nuevas reglas del mercado y la economía mundial. Para eso necesitamos una educación de primer nivel desde la cuna hasta el trabajo, además de un enfoque nuevo para la educación superior, con un énfasis en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). Esto último nos permitirá encontrar nuevos caminos para crear riqueza y valor público para Chile.

Una política clara para dar ese salto es la elaboración de un Plan Estratégico de Fortalecimiento de I+D+i que responda a las necesidades de desarrollo de Chile en el largo plazo, coordinando distintas instituciones y alineando los distintos fondos e instrumentos de financiamiento público existentes. Esto debe ir de la mano de un aumento significativo de la inversión para investigación y desarrollo, recursos  que deberían ser entregados tanto a universidades como a instituciones técnicas que hagan investigación aplicada. Con una política robusta de I+D+i y un aumento de los recursos para esos fines, lograremos un país que se piensa a sí mismo y que nos conduzca por nuevos caminos para ganarnos nuestro lugar en el futuro, sin temor, como dijo Hawking, a que los avances nos destinen a la desigualdad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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