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Patrimonio arqueológico de Chile: análisis genéticos de Ata, la momia de Atacama

Por: Gabriel León


Señor Director:

Recientemente, un grupo de investigadores de Stanford y UCSF publicó los resultados del análisis genético de Ata, un cuerpo momificado que se encontró en el pueblo de La Noria, en el norte de Chile. Independientemente de cuán interesante pueda ser el análisis, es necesario tener en cuenta la forma en que el cuerpo fue encontrado y tratado como una mercancía. El pueblo de La Noria es visitado regularmente por huaqueros (personas que saquean sitios arqueológicos), atraídos por una leyenda local que habla de la existencia de un tesoro que habría sido escondido allí por el cura del pueblo a fines del siglo XIX. Las excavaciones alrededor de la iglesia son muy frecuentes y así fue como se desenterró el año 2003 -de un sector cercano a la iglesia- una bolsa de tela atada con una cinta violeta. En el interior, cuidadosamente depositado con los brazos sobre el torso, había un cuerpo humano perteneciente a una niña chilena que fue exhumado, vendido, exhibido y analizado ilegalmente sin la menor consideración por quienes la enterraron allí. La comunidad de científicos en Chile está profundamente molesta y preocupada por esta situación. Hacer investigación genética sobre un ser humano y subir esa información a una base de datos pública sin siquiera molestarse en descubrir el origen de los restos es francamente irresponsable.

Los autores del estudio han declarado que esperan que el cuerpo regrese a Chile, pero son precisamente comportamientos como el de ellos los que promueven el saqueo del patrimonio arqueológico de Chile. Vale la pena mencionar que en este momento un sitio web de una tienda en los Países Bajos se promueve la venta de una momia chilena de 900 años por € 15,000.

Pensamos que la historia de las mutaciones genéticas en los restos de Ata oculta la historia más importante: los límites morales en la investigación. El artículo no menciona la participación de un Comité de Bioética o cualquier consideración en esta materia. Hacer investigación científica sin preocuparse por el origen de las muestras, hacer pública la información genética e ignorar las consecuencias de este tipo de situaciones es escandaloso.

Junto con otros científicos estamos preparando una carta al editor de Genome Research para quejarnos de todo esto y esperamos que el artículo sea retractado. Además, nos sorprende la pasividad de Stanford y UCSF en este asunto.

Dr. Gabriel León
Científico y Comunicador de la Ciencia
Académico Adjunto UNAB

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