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Industria del salmón y la falta de visión en la Región de Los Lagos

Por: Víctor Aguilar


Señor Director:

Chile ha ostentado por años el título de segundo productor y exportador de salmones en el mundo, sólamente superado por Noruega. El crecimiento económico resultante ha costado muy caro para el medioambiente y la comunidad. El fondo marino hoy está cubierto por basura, feca de salmón y alimento no consumido. El salmón es una especie agresiva, que al escapar de las jaulas compite con las especies locales, se come a los peces más pequeños, y transmite enfermedades, de hecho, algunas especies nativas desaparecieron. Esto por supuesto finalmente afecta a los mariscadores y pescadores artesanales. Y no me refiero a aquellos que están inscritos y tienen cuotas de extracción. Me refiero a la gente humilde, quienes efectivamente se levantan temprano, se ponen sus botas de goma, toman unos canastos de mimbre y se van a mariscar, o se internan en las frías aguas de los canales, cada vez más lejos de las zonas urbanas, para pescar algo. Ésos, que cuando el estado brinda alguna ayuda no tienen como comprobar su oficio.

Quiero destacar algunos hechos que demuestran las malas prácticas medioambientales, y las negligencias de la industria salmonera en años recientes:

1) La crisis del virus ISA en 2007 trajo una cesantía terrible. El estado chileno rescató la industria, sin embargo, no reclamó ningún cambio en los procedimientos de cultivo ¿Es que no aprendimos nada?

2) En marzo de 2016 toneladas de mortalidad fueron arrojadas al océano a las afueras de Chiloé. Coincidentemente, ese año la región sufrió uno de los episodios más severos de marea roja.

3) En octubre de 2017 un barco con mortalidad se hundió en el Canal Yal. Estuvo meses ahí, sin que nadie hiciera nada.

4) En febrero de 2018 se aprueba una resolución que permite a barcos salmoneros descargar aguas contaminadas a un polígono de mar en la región de Aysén.

5) Recientemente, en marzo de 2018 un camión sufre un accidente que termina con el vertimiento de 10,000 L. de pintura en base a óxido de cobre, y otros metales pesados, en el río Trainel. No se logró su contención, y la contaminación llego al lago Huillinco. Las consecuencias para los cuerpos de agua y para la población aún las desconocemos.

Las salmoneras evidentemente no cuentan con capacidad de respuesta frente emergencias ambientales (si es que existe la intención al menos). Debemos exigir que certifiquen sus procesos, incluyendo aquellos que son subcontratos, que establezcan protocolos de control, planes de contingencia en caso de emergencias y que ofrezcan, al menos, medidas de mitigación.

Claramente, la Región de los Lagos jamás ha tenido un plan estratégico de desarrollo entorno a las actividades económicas asociadas al mar. En el pasado, el mar fue entendido como una fuente inagotable de recursos. Pescadores y mariscadores con métodos extractivos sin periodos de veda desgastaron gravemente los recursos marinos. Hoy día la industria salmonera, considerando el mar como un verdadero vertedero, atenta contra sí misma y destruye, sin control, a los demás oficios de la gente de mar. Necesitamos diversificar nuestra economía ahora, dejar de depender tanto de las salmoneras, y al mismo tiempo ser más rigurosos con esta industria ¿Cómo llegamos a este nivel de irresponsabilidad para con nuestro entorno? ¿Como vamos a responder a la próxima crisis del salmón?

Atte.

Víctor Aguilar

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