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Reconocimiento y dignidad

Por: Leonor Irarrázaval


Señor Director:

Es natural que se desencadenen estados de lucha por recuperar el sentido de dignidad que se ha visto dañado, abarcando desde lo puramente imaginario hasta acciones concretas basadas en la negación del otro. No interesa reconocer en éste su condición de persona, porque lo que está en juego es devolver el daño sufrido a quien lo ha causado, como una manera de recuperar una posición de dignidad a la misma altura. Más aún, en el caso de crímenes como los que tuvieron lugar en Colonia Dignidad, las víctimas y sus familiares rehacen sus vidas sobre bases en que se ha violentando en extremo su dignidad personal, estableciéndose una situación originaria de diversas formas de lucha, iniciando un camino en búsqueda de justicia y reparación, el que no se limita al contexto inmediato en que ocurrieron los crímenes, sino que se extiende a la totalidad de la existencia. Por esto, parece necesario reflexionar sobre las reglas de este juego, tomando la debida distancia para comprender a las víctimas que proclaman su propia medida de justicia, culpabilidad, castigo y perdón. Las víctimas de Colonia Dignidad acusan al Dr. Otto Dörr de que, independientemente de no haberlo sabido, en sus declaraciones publicadas en 1996 y 1997 actuó encubriendo los crímenes que allí se cometían, con lo cual, en alguna medida, contribuyó a entorpecer y demorar las investigaciones que se intentaban llevar a cabo desde 1990 para que las victimas y sus familiares encontraran justicia. Se trata de reconocer los 15 años de lucha de las víctimas y sus familiares por encontrar justicia y de condenar los 15 años de evasión de la justicia por parte del principal responsable de actos de pedofilia, tortura y homicidio, a quién recién logró sentenciar la justicia chilena el 2006.

¿Cómo debería enfrentar el Dr. Dörr el rechazo de la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos de Colonia Dignidad y de los familiares de detenidos desaparecidos al Premio Nacional de Medicina que recientemente se le otorgó? Ante todo con una conciencia ética. Claramente la carta que publicó el Dr. Dörr en el Mercurio el 2013, reconociendo que había defendido en los medios la inocencia de Colonia Dignidad, señalando arrepentirse de haber sido tan crédulo, y pidiendo perdón a las víctimas 17 años después, no fue suficiente. En esa carta, así como en las recientes declaraciones, no hay ningún reconocimiento del Dr. Dörr, al menos no lo manifiesta explícitamente, de que aquello que él mismo atribuye a su error y torpeza contribuyó, en alguna medida, a entorpecer y demorar las investigaciones de las víctimas y sus familiares, quienes además tardaron 28 años en encontrar justicia en el caso del segundo responsable de los crímenes, arrestado en Alemania la semana pasada. Quizás una petición de perdón junto a un reconocimiento explícito de parte del Dr. Dörr respecto a que aquello que él mismo atribuye a su error y torpeza, en alguna medida, contribuyó a entorpecer y demorar las investigaciones de las víctimas y sus familiares habría sido más aceptable el año 2013. Quizás una petición de perdón sería más aceptable hoy, si el Dr. Dörr, junto a un reconocimiento explícito respecto a que aquello que él mismo atribuye a su estupidez y a la culpa de su signo zodiacal contribuyó, en alguna medida, a entorpecer y demorar las investigaciones de las víctimas y sus familiares, la acompañara además con un acto de nobleza, esto es, no aceptando el Premio Nacional de Medicina que recientemente se le otorgó. Demostraría así un gran sentido de humanidad en reconocimiento a la incansable lucha de las víctimas y sus familiares por encontrar justicia.

Leonor Irarrázaval

Psicóloga Clínica, Doctora en Psicoterapia

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