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Proyecto de Teletrabajo: ¿Funcionará?

Por: Ariel Meller R.


Señor Director:

Hace algunos días se publicó en los medios que el Gobierno de Piñera presentará en las próximas semanas el proyecto de trabajo a distancia, o más conocido como teletrabajo, que permitirá generar mayor flexibilidad laboral.

Esta excelente iniciativa fomentará una incorporación más efectiva al mundo laboral de jóvenes, estudiantes, mujeres, personas de la tercera edad y personas con discapacidad.

Me parece importante indicar que el trabajo a distancia aporta además otros beneficios para el país. Por ejemplo, los empleados disminuyen sus gastos de locomoción y pierden menos tiempo de desplazamiento hacia el trabajo (entre 1 y 2 horas diarias).

También hay investigaciones que demuestran que el trabajo remoto reduce la rotación del personal, lo que se traduce en el ahorro de miles de dólares en costos de formación y contratación de nuevos empleados. Y se reduce el ausentismo, entre otros.

Todo lo anterior implica en definitiva, que el teletrabajo mejora la calidad de vida de los chilenos.

Sin embargo, considero fundamental advertir que un simple proyecto de ley conseguirá un escaso avance en Chile, ya que el tema cultural es clave.

En Chile cuesta avanzar en trabajo a distancia porque nuestra sociedad está acostumbrada a una cultura sometida, en donde el jefe y el subordinado deben estar observándose permanentemente. En general, vemos el trabajo como una relación de “yo pago y tú obedeces”. Somos jerárquicos y autoritarios.

El trabajo remoto exige un cambio de paradigma de la relación laboral. Hay que comenzar a ver el trabajo como un bien que mejora la sociedad. El trabajo debe ser visto como una relación de cooperación y no como un conflicto social.

Por otro lado, el teletrabajo tiene su lado negativo. Por ejemplo, uno de los aspectos más valorados por los chilenos en sus trabajos es el contacto y la relación con sus colegas. Probablemente el uso de las TICs mitigaría esta desventaja el día de mañana.

También sería valioso efectuar estudios sobre ciertas materias esenciales. Por ejemplo, ¿Qué profesiones se adaptan mejor al trabajo remoto: un periodista o un conductor de buses? ¿Cuáles rubros y empresas son las más atractivas para que inicien este proyecto? ¿Quiénes necesitan más el teletrabajo: el adulto mayor o las madres solteras? ¿Qué chilenos están hoy más capacitados para comenzar con el teletrabajo? ¿Puede un psicólogo de Santiago atender a un paciente que vive en Castro? ¿Se pueden impartir clases de matemáticas o de inglés a distancia?

Quizás, una manera creativa para diseñar una política de incentivo al teletrabajo es observar lo que ha sucedido con el uso de la bicicleta en Santiago. Éste ha sido un proceso iterativo, colaborativo y progresivo que está dando buenos resultados: hoy uno ve por las calles cientos de individuos pedaleando y usando las ciclovías. ¿Por qué no reflexionar sobre estas buenas prácticas para avanzar en el trabajo a distancia?

Está claro que nuestra legislación laboral se encuentra atrasada en teletrabajo dentro del contexto internacional. Lo recomendable es mirar lo que han desarrollado otros países de Europa y EE.UU. De ellos podemos aprender.

Por último, es conveniente señalar que el Ministerio del Trabajo por sí solo no podrá fomentar el teletrabajo. Se requiere la colaboración de muchos actores relevantes adicionales, tales como: Corfo, Inapi, Ministerio del Medio Ambiente, Sofofa, CPC, Asech, Fundación Chile Mujeres. Junto a empresas líderes en esta materia, como: Cisco, Microsoft e IBM.

Ariel Meller R.

Ingeniero Civil Industrial

Ex asesor Ministerio del Trabajo

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