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Industria 4.0: una nueva oportunidad para Chile

Por: Andrés Yenes


Señor Director:

Las sociedades del mundo han sido testigos a lo largo de estos dos siglos de las transformaciones en la forma de cómo se produce. En un primer momento fue la invención de la máquina a vapor, luego la producción en masa y finalmente las comunicaciones e Internet. Este conjunto de fenómenos son conocidos como primera, segunda y tercera revolución industrial, y tienen una característica en común: su nombre les fue dado una vez que ya ocurrieron.

El concepto de Industria 4.0 es decir, el conjunto de transformaciones industriales que se producirán a propósito de la robótica y de la automatización, se está analizando desde antes de que ocurra. El nombre surgió por primera vez el año 2011 en el Salón de Tecnología Industrial de Hannover. Sin embargo, esta idea no es nueva. Japoneses, estadounidenses y personas de otros países desarrollados han dado con sus propios conceptos para nombrar al mismo fenómeno.

Quizás uno de los datos más alarmantes, tal como se menciona en el documental “Los Robots se Hacen Cargo” de la cadena informativa alemana DW, es que solo una de las empresas fundada al fragor de las primeras revoluciones industriales ha sobrevivido, a saber, la multinacional estadounidense General Electric. Esto significa que cuando ocurren estos cambios industriales a gran escala, muchas de las empresas que ya existen quiebran o dejan de tener importancia, y muchas otras surgen.

¿Qué implicancias tiene esto para Chile? Sabemos que nuestro país cuenta con una industria basada principalmente en la extracción de materias primas, con escaso valor agregado y bajos grados de innovación, y que ha sido muy difícil que esto cambie, a pesar de las buenas intenciones de los tomadores de decisiones. No obstante y considerando lo señalado en el párrafo anterior respecto al surgimiento de nuevas empresas, este podría ser un buen momento para volver a industrializar Chile.

La “fábrica 4.0” presenta características tales como costos más elevados de inversión en un principio, debido a la adquisición de tecnologías mucho más innovadoras que las de la industria tradicional, pero también presenta mayor eficiencia en la producción, acompañada de costos de operación bajísimos. Además de esto, las nuevas instalaciones de manufactura tendrán un tamaño pequeño y podrán fabricar productos de la misma calidad que aquellas que producen en masa. Se ha llegado incluso a hablar de producción en tiempo real, en la cual el producto requerido es fabricado en el momento en que se compra, de manera automática. Para que se funden estas nuevas fábricas es necesario potenciar la unión de inversionistas con el recurso humano altamente calificado, con el cual Chile cuenta, pero no ha sabido poner bien los incentivos para poder utilizar las habilidades específicas de este grupo de personas.

Pero, ¿por qué sería importante reindustrializar Chile? Hay muy pocos países en el mundo que han logrado el desarrollo económico sin tener o tendiendo una escasa industria. Conozco solo a dos de ellos: Luxemburgo y Suiza. El primero de estos comenzó teniendo una industria de hierro y acero potente, con la cual logró su fama. Además, se encuentra en una posición privilegiada entremedio de las rutas comerciales de Bélgica, Alemania y Francia. Durante el siglo XX, con su ley de holdings atrajo a grandes grupos comerciales que se instalaron en dicho país. Con esta y otras leyes logró impulsar su industria financiera, por la cual hoy es famosa. Suiza, por su parte, cuenta con una industria financiera que a veces es calificada como paraíso fiscal. A pesar de ello, también posee empresas tecnológicas como ABB, Novartis, Nestlé y un largo etcétera. Es decir, incluso aquellos países que se sustentan principalmente en su industria financiera, cuentan con empresas que llevan a cabo un alto desarrollo tecnológico.

Reducir la Industria 4.0 solamente al tema de la automatización y la robótica, sería tener una visión muy simplista. Se producirán también cambios en las artes y en las ciencias sociales, las cuales, en buena hora, pasarán a tomar un rol mucho más importante. Cambios en esta línea ya se ven en los cascos antiguos de algunas ciudades europeas. En estos lugares, las tiendas de barrio de antaño dieron paso a las cadenas internacionales del retail, las cuales a su vez están siendo afectadas por la competencia de plataformas de compras online tales como Amazon. En la ciudad de Karlsruhe, Alemania, el municipio se encuentra desde hace algún tiempo en conversaciones con los vecinos para ver cómo se va a enfrentar esto. Muchos de ellos se imaginan al centro histórico de la ciudad con una amplia oferta artística, cultural y gastronómica, en vez de tantas tiendas para adquirir productos. Este es solo un pequeño ejemplo de cómo la Industria 4.0 modificará hasta el aspecto menos pensado de nuestro día a día. En las ciudades de mayor tamaño, como Santiago y las capitales latinoamericanas, estos cambios se darán de manera acelerada en los próximos años.

Seríamos muy ingenuos si creemos que es posible detener estos acontecimientos. Para hacerlo se tendría que frenar simplemente los desarrollos tecnológicos en empresas que se encuentran distribuidas en los más diversos lugares del mundo. Lo único que queda, a regañadientes o no, es adaptarse a los cambios que vienen. Los tomadores de decisiones tienen hoy una gran responsabilidad que podría marcar a nuestra sociedad durante varias décadas en el futuro. Da la sensación de que no se le toma el peso, de que no se habla sobre este tema en la prensa, de que a muy poca gente le interesa. Cualquier paso en falso no perjudicará solamente a las personas que lamentablemente tienen menores recursos económicos, sino que además a la gran clase media.

Andrés Yenes

Estudiante de Ingeniería Eléctrica

Karlsruher Institut für Technologie (KIT)

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