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Un cambio debilucho Opinión

Un cambio debilucho

Freddy Seguel
Por : Freddy Seguel Director Ejecutivo Fundación Participa
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Finalmente, como todo el mundo esperaba, ocurrió el cambio de Gabinete. Sin embargo, como no tuvo ni la profundidad ni el alcance que se predecía, debemos preguntarnos por qué ocurrió en el momento que ocurrió. Era bastante obvio que el ministro Varela iba a salir del Gabinete producto de sus persistentes y reiteradas fallas en la comunicación de la gestión de su Ministerio. Pero a todas luces, el factor gatillante del cambio indudablemente está relacionado con la entrevista a la ex Presidenta Michelle Bachelet publicada por The Clinic el miércoles pasado. En esa entrevista, Bachelet entrega su visión respecto de la marcha del Gobierno de Piñera, repasa a Varela por los bingos, y respecto de la situación económica la identifica como “debilucha”, lo que sin duda es un misil a la línea de flotación de la principal línea argumental del Gobierno de los tiempos mejores.

En este marco, uno puede concluir al menos dos cosas: La primera es que Piñera utiliza la debilitada posición de su ministro de educación (y el ruido político generado por su ministra de Cultura) para dar una señal de liderazgo, de autoridad, y de apoyo a dos de los principales senadores de RN, colocando en el centro del cambio sus relaciones políticas con el senador Allamand (esposo de Marcela Cubillos) y con el senador Chahuán, dándole la razón al cambiar a la ministra de Cultura. Hay una señal política evidente hacia los otros ministros del Gabinete, que tiene que ver con la obligación de cultivar las relaciones con los partidos, por cuanto se ha demostrado la necesidad de que exista una coalición sólida y unida detrás de la gestión de Presidente. Piñera actúa a través de estos gestos como un líder de coalición, y reafirma que él, en particular, no es debilucho.

[cita tipo=»destaque»]Pero todo esto, que da para varias columnas y análisis más, no hace más que confirmar que la discusión respecto del necesario cambio de Gabinete para corregir la marcha del Gobierno no se ha resuelto por completo. No hay ninguna razón para pensar que los cambios han terminado o que las evaluaciones de los ministros y su gestión están detenidas. Es cuestión de tiempo, y de encuestas, que el Gabinete se vea nuevamente las caras en el salón Montt Varas. [/cita]

Y la segunda conclusión es el enorme poder político de Michelle Bachelet, que aún a cinco meses de haber dejado La Moneda, puede generar una reacción un tanto apresurada y ansiosa del propio Presidente, que utiliza más del 60% de su discurso en rebatir una frase de Bachelet.

Pero todo esto, que da para varias columnas y análisis más, no hace más que confirmar que la discusión respecto del necesario cambio de Gabinete para corregir la marcha del Gobierno no se ha resuelto por completo. No hay ninguna razón para pensar que los cambios han terminado o que las evaluaciones de los ministros y su gestión están detenidas. Es cuestión de tiempo, y de encuestas, que el Gabinete se vea nuevamente las caras en el salón Montt Varas.

La respuesta del Jefe de Estado, que entiende bien cómo se juega este juego, es adecuada en el contenido, pero no resuelve el problema de fondo, que no es otro que la sobre expectativa generada en la campaña, especialmente, en lo relativo a la economía y la seguridad, que la población percibe que no está siendo cumplida. Un desafío difícil para un gobierno sin mayoría parlamentaria, con un discurso de acuerdos nacionales, pero sin la destreza política en su gabinete para hacer posible todo ello en el campo de la política, donde no caben los debiluchos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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