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Una vez más la Pyme: una nueva oportunidad para devolverle la fuerza a su Capital Humano Opinión

Una vez más la Pyme: una nueva oportunidad para devolverle la fuerza a su Capital Humano

Michel Faure
Por : Michel Faure Presidente OTIC Proforma
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El 2004, las malas prácticas de algunas OTEC terminaron por convencer al Ejecutivo de que la mejor solución era quitarles el beneficio a todas las pequeñas y medianas empresas de la franquicia tributaria de capacitación que se entrega a través del Sence. Talaron el bosque para prevenir incendios, en lugar de apagar el fuego. Hoy tenemos una nueva oportunidad de hacer bien las cosas y entregar este beneficio a las Pymes, devolviéndoles las 13 UTM para que puedan capacitar a sus trabajadores y así mejorar su productividad.


No puede haber un lugar más común para una autoridad económica que decir que las medidas que está implementando favorecen a la Pequeña y Mediana Empresa. No cerrar cualquier propuesta con una frase como esta, se interpreta como una falta de sentido político imperdonable. Más todavía si este enfoque se incluye como eje en el proyecto de ley para modernizar el sistema tributario anunciado recientemente por el Presidente Piñera. Así, nuevamente las Pymes se convierten en foco de atención y sobre el mayor o menor éxito de las medidas crece la polémica, dependiendo de la sensibilidad política que se tenga.

Pero una vez más dejamos uno de los “activos” más importantes fuera de la discusión. Me refiero al Capital Humano, es decir, el fortalecimiento de las competencias para transformar y mejorar la productividad de los trabajadores que se desempeñan en este tipo de empresas, quienes actualmente no participan del Sistema Nacional de Capacitación… Sí, como lo leyó, las Pymes, que son el alma de toda intervención político-económica que quiera causar impacto, están prácticamente excluidas de la franquicia tributaria de capacitación que se entrega a través del Sence (Servicio Nacional de Capacitación y Empleo), que permite imputar hasta el 1% de las remuneraciones de los trabajadores para ser invertida en capacitación y poder descontar este monto del pago de los tributos.

Corría el 2004 y una serie de malas prácticas de algunas OTEC (organismos técnicos que ejecutan la capacitación) terminaron por convencer al Ejecutivo de que la mejor solución era quitarles el beneficio a todas las pequeñas y medianas empresas, pasando de 13 UTM garantizadas por ley a solo 7 UTM. En ese momento, los  “expertos” justificaron la modificación legal con el argumento de que era más eficiente que los empresarios de menor tamaño accedieran a fondos directos de Sence, solicitando cursos de una parrilla predefinida por el Servicio Nacional a través del Foncap.

En la práctica, ello implicó que estas empresas salieran del Sistema Nacional de Capacitación, por diversos factores que no se consideraron el 2004 cuando se modificó la Ley 19.518 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.

[cita tipo=»destaque»]Una vez más dejamos uno de los “activos” más importantes fuera de la discusión. Me refiero al Capital Humano, es decir, el fortalecimiento de las competencias para transformar y mejorar la productividad de los trabajadores que se desempeñan en este tipo de empresas, quienes actualmente no participan del Sistema Nacional de Capacitación… Sí, como lo leyó, las Pymes, que son el alma de toda intervención político-económica que quiera causar impacto, están prácticamente excluidas de la franquicia tributaria de capacitación que se entrega a través del Sence (Servicio Nacional de Capacitación y Empleo), que permite imputar hasta el 1% de las remuneraciones de los trabajadores para ser invertida en capacitación y poder descontar este monto del pago de los tributos.[/cita]

El primero de ellos fue suponer que las Pymes tendrían la información adecuada, la motivación suficiente y el tiempo necesario como para informarse de los cursos disponibles en Sence, tomar la decisión y luego afrontar las tramitaciones y formularios específicos para acceder al beneficio. Con el paso de los años, podemos concluir que ese supuesto era, a lo menos, heroico.

En segundo factor que sacó a las Pymes del beneficio fiscal, fue la disminución de 13 a 7 UTM, debido a que la disminución del crédito hizo que fuera inviable para las OTEC y OTIC de segmento, seguir dedicados a este grupo de empresas. Cabe recordar que en esa época existían no solo OTEC especializadas en micro y pequeñas empresas, sino también una OTIC (Organismo Intermedio de Capacitación) dependiente de la Conupia, que tuvo una alta especialización. Tener agentes privados especializados permitía acercar a la unidad económica al sistema, debido a que por sí misma era muy poco probable que llegara a pedir capacitación al Servicio.

El tercer factor y el más determinante, fue la mala reputación de la franquicia tributaria de capacitación en este segmento. Esto no se puede desconocer, las malas prácticas de algunas OTEC inescrupulosas que informaron mal a los microempresarios o que derechamente crearon contribuyentes ficticios para aprovecharse del crédito fiscal, terminaron por condenar al sistema en su totalidad. En estos casos, siempre resulta más fácil terminar con un beneficio que intentar corregir los incentivos perversos que se generaron.

A mayor claridad, bien vale la metáfora del incendio del bosque. Es deber del mundo público y privado disponer de todos los recursos para eliminar el foco del fuego, pero no se puede talar el bosque entero para prevenir incendios. Eso, lamentablemente, fue lo que ocurrió el 2004, por las malas prácticas de algunos castigamos a todos los micro y pequeños empresarios.

Hoy, sin embargo, tenemos una nueva oportunidad de hacer bien las cosas, tenemos como país (agentes públicos y privados) la posibilidad de entregar este beneficio a las Pymes, devolviéndoles las 13 UTM para que puedan capacitar a sus trabajadores y así mejorar su productividad.

Podemos estimular una industria de capacitación que se enfoque en este sector, con mejores controles y una mejor caracterización del beneficiario, lo que puede lograrse gracias a los avances que ha hecho el Sence en la implementación del Control Biométrico de Asistencia (que impide que se falseen los asistentes) y con una participación mayor de los OTIC en la caracterización de los beneficiarios. Es decir, podemos atrevernos a reintentarlo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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