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¿Big Mac-cri o Big Mac Piñera?: la tango-cueca neoliberal Opinión

¿Big Mac-cri o Big Mac Piñera?: la tango-cueca neoliberal

Jaime Retamal
Por : Jaime Retamal Facultad de Humanidades de la Usach
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Macri y Piñera ganaron en verdad sus mandatos, creando productos de marketing político más competitivos y mejor pensados para quienes inclinaban la balanza electoral en cada una de las coyunturas democráticas. Ellos, apelando al orgullo argentino con el cuento del modelo chileno; nosotros, apelando al miedo atávico de los fachos-pobres (notable concepto criollo) contra Chilezuela. Ellos, con la marca de la ruta del dinero K; nosotros, con el Caval de Bachelet. Ellos, prometiendo volver a la realidad micro y macroeconómica; nosotros, para retomar el sueño de la modernización capitalista y el consumismo de lo que el dinero sí puede comprar. Ambos, a fin de cuentas, con un notable producto de marketing electoral pro clase media: Big Mac-ri o Big Mac Piñera. 


El sueño de la dupla ganadora aún no se acaba para sus protagonistas. Siguen en sueños, bailando su tango-cueca. Entrecruzan la pierna, zapatean. Ninguno de los dos quiere, ni por si acaso, despertar a la zarabanda infernal que de pronto vive el cotidiano de ambas sociedades. La razón es simple.

Tanto Macri como Piñera fueron ensalzados por las élites empresariales de ambos países, y por la prensa conservadora de la región, como una nueva ola de corrección económica y política, como la respuesta (equilibrada, liberal, pro clase media) a la asonada de gobiernos de izquierda que, desde Bachelet a Maduro, pasando por los Kirchner, tanto mal le habían causado al crecimiento económico y al avance de la modernización capitalista.

Macri y Piñera ganaron en verdad sus mandatos, creando productos de marketing político más competitivos y mejor pensados para quienes inclinaban la balanza electoral en cada una de las coyunturas democráticas. Ellos, apelando al orgullo argentino con el cuento del modelo chileno; nosotros, apelando al miedo atávico de los fachos-pobres (notable concepto criollo) contra Chilezuela. Ellos, con la marca de la ruta del dinero K; nosotros, con el Caval de Bachelet. Ellos, prometiendo volver a la realidad micro y macroeconómica; nosotros, para retomar el sueño de la modernización capitalista y el consumismo de lo que el dinero sí puede comprar. Ambos, a fin de cuentas, con un notable producto de marketing electoral pro clase media: Big Mac-ri o Big Mac Piñera.

Ambos productos finalmente predominaron.

[cita tipo=»destaque»]Los denodados esfuerzos de los expertos comunicacionales, los ghostwriters o la prensa amiga, es decir, la derecha económica, política y comunicacionalmente influyente, entrega día a día argumentos notables. Por ejemplo, acá en Chile todos, pero todos los días, se mantiene el miedo a Chilezuela. Cristian Bofill, el periodista director de Canal 13 (el canal de uno de los empresarios más ricos de esta larga y angosta faja de tierra) nos recuerda todos los santos días las miserias de Venezuela. Migraciones insufribles. No pago injusto de pensiones. Depreciaciones de 5 ceros. Mal vivir en Chile. Sacrificios sobrehumanos en Perú o Brasil. Todos los santos días el miedo a ser Chilezuela se debe mantener vivo en la memoria del chileno. Es casi como un apostolado, una misión religiosa. [/cita]

Ahora bien, lo potente es que el sueño debe continuar a pesar de que ambos presidentes están por los suelos en la opinión pública, sobre todo, por sus apuestas de políticas públicas escritas sobre el canon neoliberal rampante. Mientras la realidad material, social, cultural, económica y política baila al son de una zarabanda infernal, ellos parecen danzar en otro ritmo, un raro ritmo. Potente: la ilusión de darlo vuelta se mantiene. Van perdiendo, pero mantienen la pasión, el aguante y el relato.

Los denodados esfuerzos de los expertos comunicacionales, los ghostwriters o la prensa amiga, es decir, la derecha económica, política y comunicacionalmente influyente, entrega día a día argumentos notables. Por ejemplo, acá en Chile todos, pero todos los días, se mantiene el miedo a Chilezuela. Cristian Bofill, el periodista director de Canal 13 (el canal de uno de los empresarios más ricos de esta larga y angosta faja de tierra) nos recuerda todos los santos días las miserias de Venezuela. Migraciones insufribles. No pago injusto de pensiones. Depreciaciones de 5 ceros. Mal vivir en Chile. Sacrificios sobrehumanos en Perú o Brasil. Todos los santos días el miedo a ser Chilezuela se debe mantener vivo en la memoria del chileno. Es casi como un apostolado, una misión religiosa.

Pues bien, lo que a Chile es el miedo a Venezuela, son los Cuadernos K en la hermana Argentina. La última edición de la revista Capital en Chile trae en portada al nuevo héroe del periodismo internacional, a “Diego Cabot, el periodista que destapó los Cuadernos K”. Hace un par de semanas  le pregunté a un mesero en Buenos Aires qué pensaba: “Puro verso”, me dijo… “el problema es la economía”. Cuánta razón tenía.

El tango de Chilezuela y la cueca de los Cuadernos K… puro verso.

Zarabanda infernal dije más arriba… ¿Y no será mucho…? La explosión en la escuela de Moreno en Argentina o el veneno tóxico, en el enjambre de la muerte, sobre las escuelas de Quintero en Chile, dan que pensar. La corrupción empresarial, da que pensar. La mala educación y su respuesta tecnocrática, dan que pensar. La pobreza de los más pobres y la pauperización de la clase media, dan que pensar. Y podríamos seguir así, en un vértigo descendente, al ritmo de una zarabanda que, después de la náusea, ya se vuelve literalmente infernal.

Y, mientras tanto, ellos siguen en su raro ritmo: su tango-cueca neoliberal… te mueres vos, me muero cho!

Puro verso. Falta política.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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