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Primer estudio objetivo sobre efectos del ruido en Santiago

El Sesma entregará un estudio a la subsecretaría de Transportes para que evalúe las medidas que tomarán. Con esto se lograría que estas máquinas sean fiscalizadas en cuanto a sus niveles de ruido.


Aunque los bocinazos, frenadas y aceleraciones de miles de microbuses que circulan en las avenidas de la capital siempre han producido molestias entre los vecinos, pocos datos científicos informan sobre las dimensiones del riesgo que corren los afectados.



Los altos niveles acústicos que generan los microbuses se revelan a través la primera etapa de un estudio realizado por el Servicio de Salud Metropolitana del Ambiente (Sesma), al que tuvo acceso El Mostrador.cl, reveló que existen avenidas de la capital con niveles de ruido que podrían llegar a generar sordera entre las personas más expuestas.



Los datos arrojados por una investigación que pretende determinar un mapa del ruido en la Región Metropolitana, asegura que el Sistema de Transporte Público de Pasajeros de Santiago «se caracteriza por tener recorridos de largas distancias, lo que ha producido que ciertas vías se transformen en ejes de uso casi exclusivo de los buses».



Así, comenzaron por medir la Avenida Independencia, eje que comprende parte de las comunas de Independencia y Santiago y donde existe un nivel de ruido que oscila entre los 75 a 80 decibeles en promedio desde las siete de la mañana y las 22 horas.



El estudio señala que «de acuerdo al criterio de la Organización Mundial de Salud (OMS) las personas que trabajan o permanecen durante toda la jornada diurna al borde de avenida Independencia podrían tener algún riesgo de daño».



El organismo internacional considera que con un nivel continuo equivalente de 50 decibeles comienza a haber «molestias en la población, existiendo un porcentaje probable de entre 5 por ciento y 10 por ciento de población molesta con un nivel continuo equivalente de 55 decibles durante el día».



Ante ello, el estudio del Sesma precisa que, «por lo tanto, se puede esperar que más del 20 por ciento de las personas que realizan sus actividades diarias en Avenida Independencia se sientan altamente molestas, según los niveles presentes en esta vía".



Además, se determinó que por la avenida Independencia circulan 56 líneas de buses y en cada tramo de la vía pueden llegar a pasar hasta 200 buses por día.



El Sesma midió los niveles acústicos a través de un «analizador de ruido», el que comprobó que los altos niveles se mantienen constante desde las seis de la mañana a las 21 horas, momento en que se realizaron las investigaciones.



Sistema propio



El encargado del Área Acústica del Sub departamento Entorno Saludable, Mauricio Fuentes, aclaró que el objetivo del estudio es comparable a "sacar una fotografía de la situación acústica que hay en las diferentes vías, con lo que se pretende crear una herramienta para la autoridad de Transportes".







Así, explicó que "a partir de los datos que se obtuvieron de la investigación en la Avenida Independencia, se podría decir que la gente que, por ejemplo, trabaja o tiene una vivienda en las inmediaciones de la vía, se ve dañada por el ruido que se emite".



Fuentes aseveró que la metodología de medición utilizada "se puede aplicar en cualquier ciudad que tenga una estructura transporte público similar a las de la capital».



El experto señaló que durante este mes y febrero se investigará el tramo Alameda-Providencia y posteriormente los ejes Independencia-Teatinos-Nataniel Cox-Gran Avenida-San Diego-Bandera, el recorrido Recoleta-San Antonio-San Francisco-Santa Rosa-Mac Iver y la avenida Vicuña Mackenna.



Normas que no meten ruido



Hasta ahora existe un vacío legal en esta área, pues nadie fiscaliza los niveles acústicos que puedan emitir las fuentes móviles como buses, camiones, trenes o automóviles.



Aunque hay una normativa en trámite, aun no se aprueba, tal como ha sucedido con temas como la restricción vehicular en periodo estival por ozono troposférico o la basura que emana de los hospitales.

El Sesma entregará el estudio a la subsecretaría de Transportes para que evalúe las medidas que tomarán a partir de los datos recabados, lo que incluso generaría un mecanismo para medir el ruido cuando se realiza en la revisión técnica de las máquinas.



El organismo fiscalizador sólo mensura los niveles de ruido de las fuentes fijas, es decir de industrias, locales comerciales, e incluso, iglesias evangélicas.



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