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Adolfo Zaldívar obtiene apoyo unánime en Junta Nacional DC

De modo inusual, la Junta Nacional de la DC no tuvo confrontación de votos políticos, ni posiciones consensuadas. Adolfo Zaldívar quiso demostrar a la disidencia -y al resto de la Concertación- la magnitud de sus apoyos y pidió una votación en su favor. Sus adeptos le dieron la unanimidad. La oposición optó por no participar en el proceso.


"Pero esto es como las elecciones que hace Fidel Castro, que gana con el 99 por ciento de los votos…" le dijo anoche la periodista de El Mercurio a Jaime Mulet, el secretario nacional de la Democracia Cristiana. Mulet miró impasible y prefirió abstenerse de comentar la apreciación de la reportera.



En cambio, optó por subrayar su satisfacción por la contundencia con que se aprobó el voto político a favor de Adolfo Zaldívar y de su gestión: 281 votos a favor, 1 en contra, dos abstenciones. Con esta cifra abrumadora Zaldívar obtuvo no sólo el liderazgo interno total; también quedó consolidado como el líder incuestionable de la DC frente a sus pares de la Concertación y frente a Lagos, y se dio el lujo de exbibir un discurso concertacionista y leal al gobierno como el que más.



En un proceso inusual dentro de los rituales que siguen las Juntas Nacionales de la DC, en el evento de ayer no hubo confrontación de distintos votos políticos, ni mucho menos se dieron las típicas conversaciones de pasillo con que las distintas posiciones en juego terminan negociando un voto de consenso que aúne las posiciones. Nada de eso.



Viendo que la disidencia prefería arribar a un voto único que recogiera todas las posiciones, en vez del enfrentamiento, el presidente DC exhortó a la Junta Nacional a que le explicitara su apoyo a través de una votación, de modo que él pudiera cuantificar su respaldo. Sus partidarios votaron a mano alzada. La disidencia se restó del juego, y no votó en contra ni se abstuvo: se fue de la sala. Y allí acabó la Junta Nacional de ayer, a la hora más temprana que haya terminado Junta alguna en los últimos diez años.



Eficacia



Adolfo Zaldívar manejó ayer con eficacia todas sus cartas. La noche del viernes despachó limpiamente la aprobación a la reforma de estatutos que le confiere facultades especiales a la directiva para nombrar los candidatos a alcalde y concejales. Esa votación -ganada por 278 votos a favor, 15 en contra y una abstención- sirvió para medir tempranamente la contundencia de su apoyo y para evidenciar que la oposición era poca o no era capaz de articularse en un grupo que pareciera importante.



Por la mañana de ayer sábado se aprobó sin problemas la cuenta política de la secretaría nacional en torno al proceso de refichaje y empadronamiento. Después de estas dos victorias, Zaldívar se presentó ante los delegados con un discurso que no dejaba lugar a dudas sobre su concertacionismo ni sobre su lealtad al gobierno. Su oratoria dejó sin banderas de lucha a la disidencia y obtuvo todos las ovaciones que, probablemente, estaban planificadas .



A partir de este discurso, y medida que se sucedían el resto de los oradores ante la Junta Nacional, se verificaba que el margen de triunfo de Zaldívar iba en aumento. Los disidentes, encabezados por el senador Jorge Pizarro y el ex ministro Claudio Huepe, dieron por asumido que ya no quedaban puntos que marcaran una diferencia en torno al futuro de la Concertación y que no tenía mayor sentido ir a una votación. Intentaron pues, plegarse a la propuesta de Adolfo concordando un voto común.



Pero el líder de la DC tenía claro desde temprano que no iba a renunciar a una competencia. Dirigentes de su sector explicaron que por un lado, necesitaba un respaldo público expresado en un porcentaje de votos para pararse frente al Presidente Lagos y a los otros timoneles de la alianza con una base sólida y un peso específico; por el otro lado, quería derrotar con votos a quienes le llamaron "irresponsable" por haber dado por muerta la Concertación y hacer que se tragaran sus palabras.



Los colorines se negaron a elaborar votos políticos de consenso. A pesar de que Huepe y Pizarro explicaron en sus discursos que la cuenta pública de Adolfo había despejado las dudas sobre el futuro concertacionista de la DC.



Seguidamente, Renán Fuentealba y Andrés Zaldívar señalaron que estando todo así de claro, todos de acuerdo en los puntos expuestos por Adolfo, aprobaran un voto común, por ejemplo, como el que habían redactado los presidentes regionales, agregándole algunos párrafos sobre la unidad. Era innecesario, dijo el ex intendente Fuentealba, humillar al adversario. Ante la posibilidad que la disidencia escabullera la pelea por esta vía, Zaldívar optó por volver a pararse en el podio y pedir lo que quería por su nombre.



Cuestión de respeto



"No es que quiera forzar las cosas ni llevarlas al extremo. Es colocarlas en su lugar", explicó. "Acepto las explicaciones de quienes han mantenido esta polémica conmigo por la prensa. Lo acepto. Pero no puedo aceptar dos cosas: que digan que yo he cambiado de posición y que gracias a la crítica que ellos hicieron hoy digo lo que estoy diciendo. Yo no estoy rectificando. ¡Siempre he mantenido la misma posición!", dijo.



Todas estas alusiones tenían que ver con la entrevista de El Mercurio en que Adolfo dio por muerta la Concertación, y como él asegura, refiriéndose a la alianza tal como está ahora y a la necesidad de refundarla. El presidente de la DC insistió varias veces que todos sus detractores se quedaron sólo con el titular de esa entrevista y no leyeron el texto completo. También se quejó de que ninguno de sus críticos lo llamara para pedirle precisiones.



Entonces, Zaldívar le extendió a Pizarro y a Huepe la factura: "No me pueden arrastrar por los medios de comunicación. Porque no ofenden a Adolfo Zaldívar. ¡Ofenden al presidente nacional del PDC! Me han llamado irresponsable y han dicho que he faltado a los acuerdos de la Junta Nacional. ¿No es esa la acusación más grave que se le puede hacer al presidente del partido?"



Con estas palabras, la concurrencia del Diego Portales ya estaba lo suficientemente motivada. Zaldívar prosiguió explicando que iba a llevar las cosas a una votación por una cuestión de respeto, porque aunque fuera un asunto de formas era importante.



"Tengo que partir por respetarme yo mismo y a mi cargo", dijo. "Yo necesito, y necesita la directiva actuar con tal respeto, porque mañana necesitarán que los respeten los presidentes regionales y los comunales. Si no hay respeto hoy día y si no sale claramente establecido esto, no habrá respeto en la Concertación por nosotros, ni en el gobierno".



"Las cosas no están para darnos algunos lujos", agregó. "Lo único que mueve a la directiva es colocar al partido en la posición correcta". Zaldívar fue aclamado por los suyos. Se procedió rápidamente a sancionar el voto político de los presidentes regionales -redactado por Rafael Moreno- que se suponía, encarnaba el que Zaldívar no alcanzó a presentar. Y ganó con 281 votos a favor, 2 abstenciones, y el voto en contra de un anónimo dirigente local.



Los líderes de la disidencia o se habían retirado de la sala o miraban el espectáculo desde el palco, sin tomar parte. De hecho, numerosos testigos señalan que el ex Presidente Eduardo Frei tampoco participó en la votación.



Legitimidad del triunfo



Hubo dos maneras de mirar este apoyo de casi el 100 por ciento de la votación obtenido por Adolfo Zaldívar. La perspectiva de los colorines es que simplemente los planteamientos expuestos por Zaldívar en su cuenta política, y recogidos por el voto político, eran tan fuertes e incuestionables que no había posibilidad que la disidencia obtuviera ningún apoyo de consideración. Para los colorines, esta votación incontestable señala hacia dónde soplan los aires en la DC, es el reflejo de sentir de las bases, y de la habilidad y coherencia de Zaldívar para encarnar ese sentimiento.



"Lo recibimos muy bien, contentos porque una inmensa mayoría aprobó el voto de 12 presidentes regionales que manifestaba el sentir de las bases. Es un éxito rotundo", expresó Jaime Mulet en una conferencia de prensa inmediata a la votación. A su juicio, quedó de manifiesto que todos, incluso los disidentes, terminaron estando de acuerdo con los planteamientos del colorín.



La cuestión del quórum le pareció irrelevante. De más de 500 delegados que pudieron haber votado, sólo 377 se inscribieron para hacerlo. El resto no participó en la Junta Nacional. Y de estos 377, efectivamente votaron 284 . "Es normal, no hay situaciones raras", aseguró Mulet explicando que siempre hay concurrentes que se retiran temprano o se vuelven a sus ciudades de origen. Recordaron que por otra parte, no fue mucho mayor el quorum con que Zaldívar fue elegido presidente el año pasado.



La disidencia, en cambio, reconoció explícitamente que decidieron no votar porque no tenía sentido y porque no querían legitimar el apoyo a un voto que nadie tuvo en sus manos para leer. "Se desperdició una oportunidad importante para tener una posición mucho más unitaria en la DC", dijo Claudio Huepe. A continuación, él, Pizarro, los diputados Jorge Burgos y Eduardo Saffirio, Sergio Micco, el ex diputado Roberto León, Juan Villarzú, y un puñado de delegados más, se fueron al restorán El Parrón a cambiar impresiones. Su posición oficial sobre el episodio quedó para los próximos días.



En tanto Zaldívar, con la virtual unanimidad de la Junta en el bolsillo procedió a retirarse a su casa, aunque esta vez no salió del Diego Portales en andas, como el año pasado. "Esto es muy bueno para el partido. Agradezco el respaldo recibido", fueron sus breves palabras sobre el triunfo. Sobre el retiro de la disidencia también fue escueto: "cada cual hace lo que quiere«.



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Texto completo del voto político aprobado



Texto completo de la cuenta política de Adolfo Zaldívar



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