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Ominami a la presidencia del PS: de qué depende

Todos los movimientos del PS indican que la alternativa a Insulza -si éste no desembarca en la calle París- se está construyendo en torno a Carlos Ominami. Pero eso está ligado a muchas cosas: al grado de consenso que logre conseguir, que no es poco trabajo; a lo que diga Lagos sobre su próximo gabinete y a lo que decida Insulza sobre batir el record ministerial.


Apenas tres semanas después de que "casi todo" estuviera amarrado en torno a la llegada del ministro José Miguel Insulza a la presidencia del Partido Socialista, esta tienda está sin ninguna opción segura y suficientemente consolidada para suceder a Camilo Escalona en mayo. Ante la emergencia, al interior de la colectividad se están explorando rápidamente los consensos para que ese vacío lo llene Carlos Ominami.



El senador no sólo proclamó su opción el viernes a través de La Segunda. Con su entrevista mandó también potentes señales respecto de dos puntos. Una de ellos es que las posibilidades de Gonzalo Martner están enterradas, cuestión que se deduce fácilmente si se recuerda que, dentro del PS, Ominami estaba actuando como una suerte de "jefe de campaña" de Martner. Si el impulsor declara que él es una opción, está claro que el impulsado ya no lo es.



La segunda señal es que Ominami no habría lanzado una candidatura de una forma tan sonora como a través de La Segunda, si no tuviera un cierto grado de certeza sobre la permanencia de Insulza en La Moneda. La amistad del senador Ominami con Lagos y la cercanía con Insulza permiten suponer que la tiene. Ominami no iba a levantar su opción a presidir el socialismo en contra la del ministro del Interior.



Todos los movimientos internos dentro del Partido Socialista indican que la alternativa a Insulza -si éste no desembarca en la calle París- se está construyendo en torno a Carlos Ominami. Lo que no está claro es si sus vistosas declaraciones fueron hechas con la confianza de tener ya comprometido el apoyo de la megatendencia, o si fue un auténtica osadía del senador.



Dependiendo de Lagos



El tránsito de las certezas a esta cosa "gelatinosa" en que están hoy, explica un miembro del comité central, ha estado marcado por los cambios de parecer del Presidente Ricardo Lagos sobre la fecha y la nueva composición del nuevo gabinete.



Hay un buen nivel de coincidencia interna en el PS respecto a que Lagos "mató" las posibilidades del subsecretario de la Presidencia, Gonzalo Martner para llegar a la directiva del PS. Si Insulza se queda en el gobierno, Martner no podría reemplazarlo por varias razones, se explica.



Un candidato que dos veces ha sido "bajado" queda muy debilitado como líder. En esas condiciones, no estaría en buen pie para la negociación municipal frente a Adolfo Zaldívar y a Girardi, por ejemplo, o para imponer los difíciles equilibrios entre las tendencias. Ni hablar de los debates que habrán de darse en torno al acuerdo sobre probidad.



Al parecer, este análisis La Moneda lo tiene claro y por eso, el diseño del gabinete futuro mantiene a Martner. Los rumores entre el socialismo es que Lagos le ofreció un ministerio, probablemente Salud, pero que por las dificultades que implica éste se lo está pensando mucho.



El timón del PS está en enorme medida amarrado a Lagos. Fue él quien planteó la idea que necesitaba un PPD y un PS con presidentes fuertes, estadistas con los que él pudiera entenderse, que fuesen capaces de conducir a sus huestes por los pantanos de la negociación municipal y por los desiertos de los escándalos de corrupción. Líderes sólidos para mantener un interlocución a nivel de pares con gente como Pablo Longueira en la UDI y Adolfo Zaldívar en la DC. Eso es lo que iban a ser Fernando Flores en el PPD e Insulza en el PS.



Pero nada de eso resultó. Primero se desinfló lo de Flores en el PPD. Cuando se esperaba que en su consejo general de hace dos semanas se sancionara alguna fórmula de transición para remover a la directiva que encabeza Guido Girardi, lo que acabó pasando es que Girardi hizo un mea culpa, consiguió respaldo para continuar al mando de su tienda y dejó sin definir su salida de la mesa. En esas condiciones, dicen dirigentes del PPD, Fernando Flores está repensando si le conviene seguir disponible para presidir el partido.



Y sin Fernando Flores en el PPD, explican fuentes del PS, Insulza tampoco "está disponible". El ministro estimaría que él no está para andar peleando cupos municipales con Girardi ni con Adolfo. Así pues, el ministro del Interior también entró a "repensarlo".



Un tremendo ministro



En este lapso, habría evaluado las ventajas de quedarse en el gabinete de Lagos. Varias fuentes cuentan que hay una reflexión que a Insulza le agrada hacer y está relacionada con lo meritorio que sería convertirse en el ministro con más largo desempeño en la historia de Chile. Sin contar a Soledad Alvear, claro, porque la reflexión consideraría que sus años como directora de Sernam con rango de ministra "no son lo mismo".



Si Insulza llega al final de este Gobierno habrá estado en cargo ministerial cerca de doce años. Según estos mismos interlocutores que le han escuchado desarrollar su tesis, el ministro de Interior estima que hay una carga valórica y honorífica importante en ser de ese tipo de secretarios de Estado que están más allá de las ambiciones políticas coyunturales, que están allí cuando el Presidente se cruza la banda y que luego apagan la luz y cierran cuando el mandatario se va.



El lugar que Insulza habría seleccionado para ejercer este rol histórico es la Secretaría General de la Presidencia, por cierto, el lugar clave para sacar adelante la Agenda de Modernización, Transparencia y Crecimiento. Lo único que no está claro, señalan en el PS, y esperaban saberlo este fin de semana, es si la decisión de Insulza de quedarse, y la de Lagos de mantenerlo, es definitiva.



Ominami, mucho por hacer



Con esto despejado, el PS puede abocarse a las negociaciones internas entre las tedencias para construir un consenso en torno a Ominami, que no es una cosa tan fácil de conseguir como lo era con Insulza. Si para éste era una cuestión fluida por el contexto y el momento, no es igual para Ominami.



Se asegura en el PS que éste tiene todavía mucho trabajo por hacer. Cuenta con respaldos en el tercerismo y en la megatendencia, pero dentro de este grupo hay algunas distancias instaladas, como por ejemplo, con Ricardo Núñez. Tampoco sería llegar y poner a Ominami con los dirigentes populares de la Mega. Menos aun está garantizado que la Nueva Izquierda esté allanada a no tener opciones propias que levantar.



Si Ominami no consigue el grado de acuerdo necesario para plantarse como próximo presidente del socialismo, otra posibilidad que no está cerrada es llegar a las elecciones internas de mayo próximo sólo con los candidatos al comité central para que las tendencias simplemente se midan y que gane quien gane. Cuantificado eso, el comité definiría al presidente. Eso sería "dejar que las instituciones del partido funcionen"…



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