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La vida diaria en la frontera entre Irak y Jordania

Las cifras de refugiados son tan tentativas como la de las victimas de un eventual ataque combinado. Los desplazados pueden superar el millón, pero otros piensan que pueden llegar a los dos millones.


En la parte occidental de Irak, cerca del puesto fronterizo de Turaybil, se ve transitar a familias agrupadas por las laderas de un desierto pedregoso en pendiente. Con sus transportes y sus enseres se las percibe con cierta tranquilidad porque por allí no pasarán los "a-mericani". Los "a -mericani" son las bombas, porque así llamaban a los bombardeos.



A fin de cuentas los "a-mericani" nunca pasaron. Los iraquíes sólo escucharon explosiones y vieron bengalas mordientes en el aire. Hoy ven pasar con más frecuencia vehículos con dos enormes letras en sus puertas laterales: UN. United Nations, una combinación con resonancia a respeto de viejo protector.



Cerca de Turaybil, como en muchos otros lugares, la gente se pregunta: ¿Qué hace la ONU? Algunos piensan que es una compañía de buses, por los trayectos fijos que ejecuta a determinadas horas. Desde que empezó el programa de "alimento por petróleo" para mitigar el bloqueo de más de una década, las agencias de la ONU reanudaron sus tareas con más normalidad. No es que puedan hacer mucho más allá de constatar que Irak con bloqueo va de mal en peor.



La ruta que va a Baghdad desde este puesto fronterizo puede cubrir cerca de 550 kilómetros. Por allí transitan algunos camiones de carga y vehículos más livianos que llevan el intercambio comercial de toda índole que existe entre Jordania e Irak. A raíz del bloqueo los dos países son altamente interdependientes. Se necesitan mutuamente. Petróleo por Irak y todo el resto a través de Jordania.



Gracias a la presencia de las agencias de la ONU se ha desarrollado una cultura de tránsito entre Baghdad y Amman, la capital de Jordania. No obstante la pasividad en la guerra mediática -las agencias guardan un bajo perfil con los periodistas- hacen su trabajo en forma silenciosa. Una de las tareas fue el apoyo que le dieron a la última misión de inspección. Muchos de los vehículos que se ven en las imágenes son del pool de agencias a las que les estampan el gran logo UN que se ha hecho visible en el mundo entero.



Curar más que prevenir



En estos dias, la agencia encargada de asistir los problemas de los refugiados, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y otras agencias humanitarias no gubernamentales están más preocupadas de las consecuencias del ataque que de evitar la guerra. Es natural. La guerra parece inevitable porque se decidió hace más de un año y a pesar del aislamiento del eje EEUU-Reino Unido, los preparativos continuaron.



Los potenciales refugiados ya empiezan a desplazarse hacia los puntos fronterizos, y la zona más crítica por el momento es la frontera con Irán, señala una periodista del Philadehphia Enquirer que marcha hacia la zona a través de Teheran.



Las cifras de refugiados son tan tentativas como la de las victimas de un eventual ataque combinado. Los desplazados pueden superar el millón, pero otros piensan que pueden llegar a los dos millones. Nadie tiene un antecedente claro porque la situación es única y la Guerra del Golfo anterior no sirve de base de comparación, porque el ataque fue completamente distinto a lo que se está diseñando.



El Primer Ministro Suizo ha organizado una reunión con Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) para planificar el tema de los refugiados, pero Estados Unidos se excusa de mandar a su representante porque dice que prefiere hacerlo todo a través de la ONU, lo que le parece sospechoso a las ONG’s. Los futuros desplazados, en tanto, no sospechan lo que sucede con los financiamientos que les ayudarán a absorber en algo el desastre.



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