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La sociedad civil de Chile y el mundo hoy gritan «no a la guerra en Irak»

Coordinados por ATTAC Chile, más de 20 organizaciones sociales participarán en las actividades que se desarrollarán hoy en distintos puntos del país para manifestar su rechazo a lo que podría ser la primera gran guerra del siglo XXI. Representando al mundo de la cultura, conversamos con el filósofo Martín Hopenhayn y Jorge Coulon de Inti Illimani para conocer sus posturas ante la crisis del Medio Oriente.


El presidente del planeta anuncia su próximo crimen en nombre de Dios y de la democracia. Así calumnia a Dios. Y calumnia, también a la democracia, que a duras penas ha sobrevivido en el mundo a pesar de las dictaduras que los Estados Unidos vienen sembrando en todas partes desde hace más de un siglo.



Este es un fragmento de un pequeño texto que escribió Eduardo Galeano y que será leído hoy en distintas partes del planeta. Las palabras del escritor uruguayo invadirán también los aires de Santiago, Valparaíso, La Serena y Tongoy, Puerto Montt e Iquique, cuando el reloj indique el mediodía e invite a los representantes de distintas organizaciones sociales -coordinadas por ATTAC- a unirse a esta cruzada mundial por la paz.




En Santiago, el acto se realizará en la Plaza de la Constitución y estará encabezado por Víctor Hugo de la Fuente, de ATTAC Chile y director de la edición nacional de Le Monde Diplomatique, quien entregará también una carta al Gobierno donde hacen explícito su rechazo a una intervención militar en Irak y al apoyo que Chile estaría dispuesto a dar Estados Unidos.



En ese sentido, De la Fuente comentó a El Mostrador.cl que "los analistas internaciones ponen a Chile votando con Estados Unidos y eso nos parece muy grave. Chile no tiene por qué apoyar la posición absurda del gobierno norteamericano. Nos oponemos a la guerra con o sin acuerdo de Naciones Unidas".



Asimismo, el representante de ATTAC estima que ni de encontrarse armas de destrucción masiva se justificaría un ataque, pues, como Irak, "hay muchos otros países que también las tienen", esgrime.



Preocupado de quienes ven en estas manifestaciones una muestra de apoyo al régimen de Saddam Hussein, Víctor Hugo de la Fuente aclara que la oposición a la guerra no implica el solidarizar con el Gobierno dictatorial en Irak, pero que, no obstante ello, "es el propio pueblo iraquí el que debe buscar una salida hacia una democracia efectiva", explica.



"El intervensionismo que se busca llevar a cabo en Irak afianza la dictadura, mientras que si se apoya a los movimientos sociales y políticos se pueden lograr mejores resultados. Lo que tenemos que hacer es apoyar la restauración de la democracia, que es lo que se hizo en Chile durante la dictadura. En ese entonces pedíamos apoyo internacional, pero no que mataran a Pinochet o bombardearan el país", insiste.



El director de Le Monde Diplomatique espera que no menos de mil personas asistan al acto, al cual no participarán personalidades del mundo artístico a diferencia de lo que ha ocurrido en países como México o España. Ese hecho, sin embargo, de la Fuente lo entiende por la fecha y espera que en las futuras manifestaciones, que asegura que habrán, se vayan involucrando de a poco.



Coulon: "No podemos venderle el alma al diablo"



Si bien en Chile no se han oído con fuerza las voces del mundo artístico e intelectual respecto al conflicto en el Medio Oriente, es indudable que tienen mucho que decir. En ese sentido, quisimos conocer la visión del filósofo e investigador de la CEPAL, Martín Hopenhayn, y el líder de Inti Illimani, Jorge Coulon.



Desde Valparaíso, donde las actividades se centrarán en el Parque Italia, Coulon comentó que "estamos en contra de la dictadura de Hussein y de todos los integralismos, pero no se puede responder al integralismo islámico con el integralismo de Bush".



Esa postura, recalca, la manifestarán este noche en el concierto que darán en Puerto Montt, porque "nuestra posición es absolutamente anti bélica. No es anti norteamericana, porque hemos nos hemos contactado con gente del mundo artístico de Estados Unidos y están en la misma sintonía que nosotros", explica.



Sobre la posición que ha tenido el Gobierno, Jorge Coulon sentencia que si bien Chile no se ha alineado con Estados Unidos, ha sido "un poco tibia", dice. Y agrega: "No podemos venderle el alma al diablo por un acuerdo de libre comercio y por eso tenemos que movilizar las conciencias de la ciudadanía, independiente del color político. En definitiva, se trata de constatar que la guerra sólo trae más guerra y en ese sentido no se puede estar de acuerdo con una intervención bélica absolutamente evitable", concluye.



Hopenhayn: "Un pais se arroga la odisea del bien"



Tratando de ubicar la crisis en su contexto para desentrañar las razones manifiestas y ocultas que se esconden tras los discursos que circulan en los medios de comunicación, Martín Hopenhayn sitúa el conflicto desde tres perspectivas: la económica, donde la escasez del petróleo como recurso energético es la principal preocupación; la geopolítica, pues el mismo Bush situó a Irak como uno de los países del "eje del mal"; y de política interior y exterior, explicando ésta última del siguiente modo:



"Luego de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos tomó conciencia que el riesgo interno no depende de que halla un enemigo externo fuerte, como en la guerra fría, sino que depende más bien de la tremenda porosidad que tiene hoy día el intercambio global. Frente a ello, el Gobierno norteamericano tiene que desplegar una serie de medidas que se funden lo simbólico y lo material. Lo simbólico es dar señales hacia el resto del mundo y el propio pueblo estadounidense, y en términos materiales minimizar las amenazas que pueda, y es ahí donde Bush ha puesto la prioridad", reflexiona.



– ¿Hasta que punto es justificable que con la excusa de destronar un régimen autoritario se intervenga militarmente para modificar la estructura de gobierno?
– Uno podría hacer esa pregunta obviando que es Estados Unidos el que lo materializa. Supongamos que hay una especie de fuerza fiscalizadora democrática global. La pregunta es, ¿vamos a apoyar la discrecionalidad de esa fuerza para intervenir en aquellas regiones del mundo donde se violan sistemáticamente lo derechos humanos y los principios de la democracia? Esa interrogante es una manifestación etnocéntrica, porque se supone que nuestro modelo valórico es el modelo que debiera aplicarse universalmente. Pienso que de alguna manera sí, en el sentido todo el patrimonio acumulado en el discursos de los derechos humanos, por ejemplo, no tiene un sesgo tan etnocéntrico occidental, sino más bien aboga por una humanidad más pacífica y que busca atenuar las probabilidades que nos enfrentemos unos a otros. Lo que pasa es que a todas luces no puede ser que un país se arrogue la odisea del bien, y además que detrás de esa odisea del bien estén en juego tantos intereses económicos y de hegemonía global.



-Si no es militarmente, ¿qué otras formas efectivas podría aplicar la ONU en Irak para democratizar ese país?
– Es difícil vislumbrar otro mecanismo posible con un Estado con el cual no te puedes relacionar con un lenguaje común, con un Estado que además de ser autocrático esconde las manos. Se ha visto claramente que el bloqueo comercial fracasa estrepitosamente y que sólo termina perjudicando a la población pobre de un país. La posibilidad de entrar en diálogo con un gobierno y exigirle a cambio de no intervenir militarmente medidas como libertad de prensa, elecciones libres y transparentes fiscalizadas por algún organismo externo, son muy difíciles, porque no lo van a hacer. Apoyar movimientos sociales dentro del país que cuestionen el gobierno de Hussein probablemente entraña riesgos todavía peores, como el recrudecimiento de la represión, porque se ha visto su gobierno no tiene ningún problema en reprimir más y a usar sus propias armas biológicas y químicas contra su propia población. Ante ese escenario, la verdad que no sabría qué medidas afectivas podrían aplicarse para cambiar la situación de Iraq o de cualquier otro país en esa extrema situación.



– ¿Cómo evaluarías la posición que ha asumido el gobierno de Chile?
– La postura de Chile no tiene mucho peso. No es uno de los factores que esté en juego, salvo que sea una postura latinoamericana, que de alguna manera es lo que quiere construir Lula. La de Chile es una postura sensata, en términos que va tratando de conciliar una cierta consistencia ética con una clara conciencia de lo que implica la inserción en el mundo y donde Estados Unidos juega un rol fundamental. Es por ello que la posición de Chile es muy difícil juzgar.



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