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Rodrigo Malbrán: «El Fondart nunca nos ha apoyado»

Desde México habla sobre el éxito de su obra Shakespeare a dos tiempos y se queja de la falta de apoyo de las autoridades culturales chilenas, a las que acusa de entregar dineros en forma arbitraria y por cuoteo político.


Una de las compañías de teatro más importantes de nuestro país es «La Mancha», que nació en la Escuela Internacional de Teatro Jacques Lecoq en París, en 1987. Sus integrantes han recorrido el mundo realizando presentaciones e impartiendo seminarios, cursos y talleres teatrales, en países como Suecia, Francia, España, Grecia, Noruega, Colombia y Chile.



De este periodo sobresalen las producciones The sound of magic, Jeu de Seduction, Five Alive, the Wedding Picture, I Manesjen y Doing time.



Mientras en Chile destacan Matando el tiempo (1993), Parranda: Textos de Nicanor Parra hecha por una banda de bufones (1994), Big Bang: viaje a través de las emociones en torno a los derechos del niño (1997), Le puede pasar a cualquiera (1998), Cara de Hereje (2000) y Shakespeare a dos tiempos (2002).



Esta compañía ha participado también en el Festival Mundial de Teatro de las Naciones, ITI-Chile, 1993; Festival Internacional de las Artes en San José de Costa Rica, 1998; Temporales Teatrales Internacionales de Puerto Montt, Temporadas A Todo Teatro de Viña del Mar; y en el Festival Internacional de Teatro a mil, Fitam, 2001 y 2002.



Sus fundadores, Rodrigo Malbrán y la actriz británica Ellie Nixon, crearon en 1995 en Santiago «La Mancha Escuela Internacional del Gesto y la Imagen», institución que imparte un diplomado de dos años que incluye las formas dramáticas clásicas: Clown, Mimo, Melodrama, Bufón, Coro, Tragedia, entre otras, y que debe su carácter internacional a la diversidad de nacionalidades, tanto de sus postulantes como de los profesionales que integran el cuerpo docente.



Por estos días, el grupo, encabezado por Malbrán y Nixon, se encuentra en Ciudad de México invitado por el Centro Nacional de las Artes de ese país, para montar el espectáculo «Shakespeare a dos tiempos», obra que fue estrenada en Chile el año pasado. En este viaje realizaron también dos charlas denominadas «El clown como estilo». El clown es la técnica que permite al actor explorar su capacidad de sorpresa a través de diversas formas teatrales.



De estas experiencias, la compañía pretende generar instancias de acercamiento cultural entre ambas naciones a través de intercambios estudiantiles entre su Escuela Internacional y otras de ese país.



Así cuenta al teléfono, desde México, Rodrigo Malbrán. Explica que «Shakespeare a dos tiempos» está hecho con un elenco de 20 mujeres en un estilo denominado «coro griego», de ellas, el setenta por ciento son actrices profesionales y el resto es una mezcla entre estudiantes y bailarines».



«El espectáculo nuestro lo montamos a partir del 14 de febrero y luego viene una temporada de 15 funciones», agrega. «La obra está dividida en tres elementos; el primero de ellos se llama «Nacimiento», donde nosotros desarrollamos todo lo que tiene que ver con el amor, principalmente enfocado al amor entre padres e hijos». El segundo movimiento se llama «La guerra»; donde tocamos el conflicto y donde está todo el trabajo que tiene que ver con las obras históricas de Shakespeare. Y el tercer movimiento se llama «La esperanza», y tiene que ver con lo onírico, con los sueños».



-¿Cómo ha sido la recepción del público frente al trabajo que ustedes realizan?
-La acogida de la gente de México ha sido espectacular, este es el comienzo de una relación que se va a proyectar a corto, mediano y largo plazo, tenemos muchas cosas que queremos hacer juntos, intercambios estudiantiles, etcétera. Ha sido muy fructífera esta visita. Con respecto de las dos charlas que dimos, la recepción del público fue espectacular, por lo que esperamos estrechar un vínculo mayor con el Centro Nacional de las Artes.



-¿Cómo se gesta su visita a México?
-Nace del prestigio que tanto nuestra compañía como nuestra escuela están teniendo fuera de Chile. El Centro Nacional de la Artes nos invitó a un encuentro de las escuelas de teatro de Latinoamérica y Europa, y quedaron muy impresionados con el trabajo que se hace en la escuela. Vinimos auspiciados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile y la Embajada del país en México.



-¿Cuáles son las razones que les otorgan dicho prestigio
-Hacemos un trabajo serio, paso a paso, en silencio. Y nuestra propuesta es totalmente diferente, pero en términos reales, porque en Chile se habla mucho de la diversidad cultural, pero cuando la hay, a la gente no le gusta, más aún a la gente de cultura, porque lo que les interesa es la diversidad que tenga un referente del mismo color, que les guste a ellos. Yo creo que el Centro Nacional de las Artes tiene una visión mucho más amplia y abierta, y ha podido apreciar nuestro trabajo en dos niveles: profesional y pedagógico, ambas cosas las estamos exportando, y eso es muy interesante.



Malbrán enfatiza que «En Chile cuando hay algo nuevo se toma como una amenaza, se margina. Con «La Troppa» pasó eso. Ellos estuvieron marginados durante años y ahora que la tomó un productor y la llevó al Festival de Avignon, entonces todo el mundo se anota con «La «Troppa», pero su trabajo debió haber sido reconocido hace mucho tiempo».



-De todas formas, son pocas las compañías de teatro que pueden lograr lo que han hecho ustedes…
-Creo que Andrés Pérez ha sido el más afortunado en ese sentido, porque él tuvo una pelea que hacer en Chile, no como «La Tropa» que estuvo varios años en el anonimato. Y así hay muchas compañías que sufren lo mismo, por ejemplo, «La patogallina» con su espectáculo «El Húsar de la muerte», a los que les ha ido bien. Ellos tiene cierta trayectoria en la que han demostrado seriedad como compañía y seguramente hay otras.



Esta llegada a México la hemos parido solos



-¿Han recibido algún tipo de apoyo de parte de las autoridades culturales, independiente de la ayuda del Gobierno?
-Vivimos en un país surrealista. Imagínate que nosotros como compañía hemos montado 16 espectáculos, de los cuales seis los hemos hecho en Chile. Llevamos una trayectoria de 10 años en Chile y como escuela vamos a cumplir nueve, y nunca se nos ha otorgado un apoyo en el Fondart. Sin embargo, ahí estamos todos los años.



«Creo que esta ayuda que hemos recibido del Ministerio de Relaciones Exteriores tiene que ver con una larga labor que llevamos, tarde o temprano la gente tiene que reconocer el trabajo que uno viene haciendo, tanto por calidad como por capacidad empresarial, porque nosotros movemos una compañía solos y tenemos una escuela que hemos construido sin ayuda de nadie».



«Usualmente los artistas lloran mucho pero no tienen capacidad empresarial. Hay un periodo donde hay que resistir y otro en el que hay que hacer. Nosotros seguimos trabajando callados y paulatinamente la gente se está dando cuenta de nuestro trabajo, nos sigue y tenemos aliados en todas partes», afirma Malbrán.



El director de la Compañia de Teatro «La Mancha» muestra su extrañeza al decir que «aunque nunca el Fondart nos ha apoyado, hay alumnos nuestros que salen de la escuela, hacen su proyecto y reciben apoyo. Nosotros estamos felices de eso, pero porqué no nos apoyan a nosotros también».



Malbrán afirma que lo anterior da para pensar demasiado y agrega que «uno se pone hasta paranoico, porque es insólito que llevemos todo este tiempo en Chile y todavía no recibimos apoyo del Fondart».



«En Chile no existe una política cultural»



-¿Por qué crees que el Fondart no los ha apoyado?
-Pienso que uno de los grandes problemas que hay, es que en Chile no existe una política cultural, hay mucha gente valiosa que deberían tenerla en cargos específicos y hay otras personas que están en cargos culturales por dos razones: la primera porque son tontos y los ponen en esos cargos, y otra porque hay que llenar el cuoteo político. Entonces, o los ponemos ahí porque realmente tienen una capacidad, o porque hay un partido que tiene que tener determinado cuoteo político en ese lugar.



Rodrigo Malbrán subraya con molestia: «encuentro que está bien el hecho de no entregarle dinero a gente que recién está comenzando, porque tiene que demostrar que tiene capacidad, pero hay mucha gente que lleva años en esto, que tiene un producto de calidad y los ignoran, entonces no existe una política cultural, la manera en la que se entregan los dineros en el Fondart es absolutamente arbitraria, porque no hay que olvidar a las compañías que llevan más de cinco años, que han demostrado capacidad empresarial y trabajo. Esto pasa en teatro, en música».



-¿No será que simplemente no hay recursos suficientes?
-Creo que hay plata en cultura en Chile, el problema es la distribución de esos dineros, un ejemplo: me parece una locura estar pensando en pleno siglo XXI, una compañía necesite 10 millones de pesos, de los cuales van a destinar cinco millones en una escenografía, eso es pensar como si estuviéramos en Broadway, es una visión del teatro totalmente irreal, realmente no sé lo que pasa con los dineros de cultura, que son casi los mismos montos que se manejan en México".



-Hablenos sobre su escuela
-Como mi padre fue exiliado, a los once años me puse la misión de volver a mi país a enseñar algo, y bien, y en ese momento no sabía qué, y el teatro me buscó, estudié en una de las mejores escuelas del mundo en París, y surgió esta escuela que nos tiene felices, porque en Chile hay mucho talento, hay muchas cosas que hacer, muchas posibilidades.



Malbrán cuenta que, aparte de lo que hacen actualmente en México, tienen proyectado viajar a Italia y Nueva Zelanda, para seguir mostrando su trabajo. «Lo que quiero decir es que el problema de mostrar nuestro trabajo afuera lo tenemos resuelto, porque nos dimos cuenta de que no recibiríamos apoyo para sacar a nuestra compañía al exterior».



-¿Cómo hacen para que de otros paises conozcan el trabajo que realizan en Chile?
-Nuestra fórmula es la siguiente: nosotros montamos el espectáculo en Chile, damos cerca de 20 funciones, lo envasamos en una cinta y lo mandamos al exterior, y luego nos llegan respuestas y viajamos al lugar que más nos interesa, donde montamos el espectáculo.



Dice que en estos viajes se benefician por tres razones: «Viajamos a otro país, nos refrescamos; mostramos nuestro trabajo fuera de Chile, y por último, nos insertamos en la cultura de otro país. Porque una de las cosas que me provocaba mucha pena cuando teníamos la compañía en Europa es que viajábamos a un país, teníamos cuatro funciones y nos ibamos, entonces no logras insertarte en la cultura, no rescatas nada».



«Y para nosotros es muy importante rescatar lo máximo de otras culturas para poder hacerlas nuestras y aprender», subraya Malbrán.



-¿Qué impresión te ha dejado el teatro en México?
-El nivel del teatro en México es el mismo que hay en Chile, aunque tienen una base más sólida avalada por cierta trayectoria». Hay muchos alumnos acá que están interesados en viajar a Chile, estar en la escuela cinco semanas, vivir la experiencia de estar allá y nosotros también estamos interesados en que alumnos nuestros viajen hacia acá.



Y agrega que «lo más probable es que enviemos alumnos egresados de la escuela, que poseen cierta madurez, y que van a poder apreciar y valorar esta experiencia. Tenemos alumnos en compañías como La sombra, El patogallina y los hijos de la noche».



La Compañía de Teatro «La Mancha» vuelve a fines de febrero al país, en marzo comienza el año académico en la escuela y prepara un espectáculo conferencia, denominado «El viaje de la máscara» y para septiembre un espectáculo masivo, con unas 25 o treinta personas. «Estamos consiguiendo financiamiento», concluye.



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