Aunque no se les entregó una agenda sobre los temas a tratar, se estima que el Mandatario les presentará la fórmula que reemplazará al actual gabinete y escuchará la opinión de los dirigentes con el fin de evitar críticas posteriores que pudieran perjudicar la imagen del conglomerado.
Las expectativas fundadas en la reunión del Presidente Ricardo Lagos con los timoneles de los partidos, en cuanto a que en ella se abordaría el aplazado cambio de gabinete, no pasaron de ser eso. El Ejecutivo no se salió de su programa y en el encuentro sólo se informó a los asistentes sobre el escenario que enfrenta la ONU en relación el tema de Irak.
Horas antes de la cita de ayer en La Moneda la tensión generada por el cambio de gabinete, tanto entre los propios afectados como a nivel de sus partidos, se había ya descomprimido. Fue el efecto de la decisión del Ejecutivo, anunciada a las directivas de las colectividades, de reunirse con los jefes de las tiendas partidarias el próximo viernes 28. Será en esa ocasión cuando Lagos presentaría la fórmula para recomponer su equipo.
Algunos esperan que ese encuentro todavía daría pie para que los partidos oficialistas pudieran exponer sus respectivas posiciones sobre los cambios que planea Lagos. Este grado relativo de consenso previo legitimará el esquema de gabinete por el que se incline el Presidente y garantizará respaldo político partidario en torno a los nuevos nombres. Se neutralizaría además la posibilidad de críticas posteriores que pudieran generar un ambiente de falta de unidad en la Concertación cuando se supone que se está haciendo todo un ritual de relanzamiento.
Superado este trámite, el Presidente realizaría el tan anunciado cambio de gabinete el lunes 3 de marzo. Para lo que, a esa altura, ya contaría con la anuencia del pacto.
Mientras tanto, sólo queda especular. En este escenario dirigentes concertacionistas negaron que ya se le haya pedido la renuncia a algunos de los ministros que se supone dejarían sus carteras y en palacio aseguran que los secretarios de Estado continúan en sus labores habituales, en la más absoluta ignorancia respecto de cuál será su futuro inmediato.
Interior: El zapato chino de Lagos
Por otra parte, un aspecto no menos importante para retrasar el cambio fue la ausencia del ministro del Interior, José Miguel Insulza, a quien se espera de regreso en el país hoy a más tardar. La situación del jefe de gabinete -dicen fuentes de La Moneda- complica a Lagos, ya que hay sectores dentro de la propia Concertación que estiman que de no removerlo la nueva conformación del equipo ministerial pasaría inadvertida.
Otros, en cambio, sostienen que sacar a Insulza de Interior sería dejar al Ejecutivo sin un respaldo firme para accionar. Entre otras cosas, porque -aluden- el jefe de gabinete ha mostrado importantes logros debido a su relación con la derecha. Se le considera el artífice de acuerdos tan importantes como el que a fines de enero permitió que la oposición -encabezada por el timonel de la UDI, diputado Pablo Longueira- apoyara al gobierno en la generación de la Agenda de Modernización del Estado.
Pero, además -dicen-, ha sacado la cara por el gobierno en situaciones en que no se habría visto bien que el Presidente interviniera directamente, cosa que los detractores de Insulza utilizan como argumento para sostener que el ministro, con su actuación, ha adquirido una relevancia que -en ocasiones- incluso ha opacado la de Lagos.
Tal vez por ambas cosas es que el Mandatario -se dice- no encuentra aún un posible reemplazante y las apuestas respecto del futuro del jefe de gabinete es que será el que, sin duda, capeará de mejor forma el temporal que ha significado para La Moneda los hechos de corrupción que de alguna manera motivaron la reformulación del equipo ministerial.
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