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Shakira mostró un show prolijo e impecable, pero distante

La colombiana que anoche se presentó ante cincuenta mil personas en el Estadio Nacional, demostró que a diferencia de otras pop stars sí tiene calidad vocal y oficio de sobra para estar en las ligas mayores. Lamentablemente, también demostró que su excesivo apego a un libreto -cada movimiento estuvo fríamente controlado- dejó un sabor a que todo lo que Shakira ha aprendido en Estados Unidos lo ha tranzado por dejar de la lado la sorpresa, la improvisación y la proximidad a su públi


Aunque ella misma se reconoce una pop star, Shakira hace esfuerzos estériles por reafirmar su vocación rockera. Ayer hizo de todo para convencernos. Welcome to the Jungle de Guns ‘n Roses explotando por los parlantes segundos antes de que se iniciara el show, una banda de músicos mayoritariamente estadounidenses, covers de Aerosmith y AC/DC, clisés como "El rock and roll nunca morirá" y una larga lista de varios que suman esta intención.



Pero la gente no quería ver los desesperados arañazos de la colombiana por demostrar su "rebeldía rockera" por dos razones: Shakira es un producto para menores y niños, y los más grandes -los veinteañeros huérfanos de la etapa de "Pies descalzos"- simplemente no le compran su parada de rebelde sobre todo cuando si para verla de cerca había que pagar 100 mil pesos.



Por eso, la cantante debiera asumir que es una artista masiva, y que está mucho más cerca de Britney Spears que de Jimi Hendrix.



El show se inició con un leve retraso se inició el show, con una correcta versión de "Ojos así" y Shakira saliendo de una cobra gigante. De inmediato continuó con "Si te vas" y los más de 50 mil espectadores engancharon con este show inserto dentro del "Tour de la Mangosta".



Cuando Shakira se dedica a cantar lo suyo, lo hace muy bien. Revisó buena parte de su disco "Servicio de Lavandería", y recordó algo de "Donde están los ladrones" Y "Pies Descalzos". Los problemas vienen cuando la estrella se pone una boina a cuadros y trata de probar que es una rockera de oficio. Quizás anoche estuvieron demás sus versiones de "Dude looks like a lady" de Aerosmith, y "Back in black" de AC/DC.



Tampoco estuvo acertada a la hora de caer en facilismo y disparar contra la política, la guerra, con frases que hubieran sonrojado a Arjona -el rey del lugar común- como "necesitamos lideres del amor y nuestros líderes necesitan amor". De fondo, sonaba "El octavo día", sus músicos con máscaras de algunos líderes del mundo y en la pantalla Bush y Hussein jugaban ajedrez.



Pero pasado aquel momento el show ganó nuevamente en calidad, pirotecnia, y profesionalismo. Sonido impecable, cada movimiento ensayado a la perfección, bonitas baladas, pero escaso carisma. Al parecer la perfección en demasía y el apego a un libreto mata la magia de un recital donde el público es el que manda. Anoche el Respetable se llevó el recuerdo de un show redondo, de una voz prodigiosa, pero de Shakira -la persona, la colombiana- queda sólo la memoria de sus anteriores visitas.



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