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Inverlink: el misterioso BMW 745 que ordenó embargar el ministro

El automóvil, cuyo valor en el mercado asciende a los 135 mil dólares, estuvo a la venta y luego abandonado en una importante firma de automóviles, donde los jefes del grupo compraban sus «juguetes» antes de caer en desgracia.


A principios de febrero, cuando el escándalo financiero que vincula a Inverlink recién mostraba sus primeros hilos, con un afectado Banco Central, y Pamela Andrada y Enzo Bertinelli detenidos, un ejecutivo de la empresa Lease Factors, vinculada al holding, realizó una gestión reservada que revela hasta qué punto Ignacio Wulf y Eduardo Monasterio sabían que podía quedar «la grande».



Fernando Romero, gerente de administración de Lease Factors, tomó las llaves de un fino BMW 745, arrancó el motor y se dirigió hasta las dependencias de una conocida firma de venta de automóviles.



Romero, entonces, conversó con el encargado y le indicó que el carro debía ser vendido. Su valor en el mercado es de 135 mil dólares, pero como ya tenía cuatro mil kilómetros recorridos, se llegó a un acuerdo por una suma un poco menor.



El compromiso quedó sellado en 110 mil dólares. Romero se retiró del lugar y el encargado de la empresa inició los trámites con una orden previamente firmada por el dueño. Este último era Ignacio Wulf, según pudo averiguar este diario en fuentes del tribunal.



La firma dedicada al rubro de comprar y vender automóviles es la misma que proveía autos al dueño del holding, Eduardo Monasterio, y a sus ejecutivos, por valores que son cercanos o superiores a los arriba señalados.



Pero la crisis del Banco Central con Inverlink avanzó poco a poco hasta dejar sus primeros muertos en el camino -Bertinelli y Andrada- cuando fueron procesados a principios de marzo por el ministro en visita.



Los dueños de la firma vendedora, entonces, preocupados por la situación y ante el escándalo que se produjo luego con los papeles de la Corfo, decidieron poner en conocimiento los hechos ante el magistrado instructor. Esto, además, porque era el 19 de marzo y la orden de venta había vencido y ningún interesado quiso adquirir un «botín marcado».



Mientras esto sucedía, varias personas vinculadas al holding, de una u otra forma, desfilaban en la empresa pidiendo la devolución del automóvil, aunque sin suerte. Muchos prometieron volver con los papeles que acreditaran su pertenencia, pero nunca ocurrió.



Fuentes judiciales señalaron a este medio que durante la semana pasada concurrió un abogado al tribunal en representación de la firma, pidiendo la incautación del vehículo. El magistrado accedió a la petición y dictó el embargo de esta «propiedad», a través de un receptor judicial.



Pero no será el único, pues un Mercedes Benz blanco, perteneciente a Eduardo Monasterio, se haya en una conocida compraventa de vehículos ubicada en la costanera, por un valor de 90 mil dólares aproximadamente.

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