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Propuesta de Sacyr fue desechada por ‘lapidarios’ informes bancarios

La propuesta de Sacyr, pese a contar con la simpatía de gran parte del Directorio de Transporte y generar una gran expectación en el sector se diluyó en sólo diez minutos. Es lo que tardó en ser desechada la propuesta de dotar a Santiago de un sistema de tranvías. El plan en que trabajó el dimitido Germán Correa sigue corriendo.


‘Mucho ruído y pocas nueces’. Este adagio calza perfectamente para referirse al proyecto tranvía que impulsó la empresa de capital español Sacyr y que terminó generando una bullada disputa entre detractores y partidarios de dicho plan al interior del Directorio de Transporte de Santiago.



La polémica por el tranvía alcanzó su punto más álgido cuando hace un par de semanas atrás el ex Coordinador General del Transporte de Santiago, Germán Correa, anunció su renuncia por serias diferencias con alguno de los miembros del directorio: el ministro de Vivienda, Jaime Ravinet; el director de la Conama, Gianni López, y el intendente de la Región Metropolitana, Marcelo Trivelli. Coincidentemente, los mismos que apoyaban con más entusiasmo la idea de los tranvías en vez de un sistema global de autobuses.



Sin interés



Pese a que llegó a tomar forma la idea de que la propuesta de tranvía reemplazaría el Plan que diseñara Germán Correa, el proyecto de Sacyr fue desechado en diez minutos en la sesión que celebró ayer el Directorio de Transportes, sesión que se realizó sólo horas después de que Correa concretara su salida del PTUS dando una cuenta pública.



El Directorio de Transporte rechazó los tranvías de manera unánime. Más que los cuestionamientos técnicos a la idea -que los había- la decisión de las autoridades de no declarar de «interés público» el proyecto se adoptó tras conocerse los lapidarios informes bancarios que imposibilitaron concretar la jugosa garantía.



«El grupo Sacyr no garantizó la capitalización de 500 millones de dólares que estaba en una oferta original de Sacyr y que para nosotros era clave para poder garantizar que este proyecto se ejecute», señaló el ministro Etcheberry en una improvisada conferencia de prensa.



Los informes fueron emitidos por dos bancos españoles y se encontraban en un nivel precario de garantías. «No eran tan categóricos como esperabamos», señaló un miembro del directorio.



Esta persona agregó que «los bancos se mostraban interesados, pero este interés era muy general y nosotros necesitabamos prácticamente los billetes sobre la mesa para dar viabilidad al proyecto».



Las autoridades coincidieron que no se podía continuar conversando sobre un proyecto, que ha generado tanto revuelo, sobre «bases ambiguas». «Eran las reglas del juego y el directorio lo tomó con una tremenda responsabilidad y si no cumplieron se puso punto final y se acabó el problema», señaló la misma fuente.



Tras la sesión del directorio, uno de sus integrantes afirmó que «la decisión fue por paliza». Otros en cambio indicaron que finalmente no se desechó la idea de un tranvía en Santiago, sino que la elaboración de un proyecto que contemple un «transporte limpio».



La propuesta de la empresa española consistía en un sistema de trenes ligeros combinado con buses híbridos con una inversión sobre los mil 500 millones de dólares y con características de monopolio por 35 años. Esta condición de monopolio de facto envolvía el riesgo que cualquier incremento futuro en los costos tuviera que ser asumido por el Estado vía subsidio.



Mea culpa



Pero no sólo causó sorpresa entre los miembros del directorio que el proyecto Sacyr no tuviera financiamiento, sino además se preguntaban algunos cómo fue posible que una propuesta que no contaba con un sólido respaldo financiero derivara en distanciamientos que terminaron por gatillar la salida de Germán Correa de la coordinación.



«El grupo conversó que si se hubieran dado a conocer las bases antes del plan Sacyr, no se hubieran producido encontrones entre nosotros a través de la prensa. En otras palabras se hubiera evitado la guerra de egos», señaló otro miembro del directorio.



Pero no sólo la falta de financiamiento jugó en contra para la viabilidad de la propuesta de la empresa de capitales españoles. Tampoco les pareció prudente a los miembros del directorio el ‘negocio de transporte’ que generaría el plan y que guarda relación con el tema técnico del servicio.



«La declaración de Sacyr planteaba que el Estado tuviese un 30 por ciento de la participación y el porcentaje restante sería asumido por la empresa», puntualizó un miembro del directorio.



También fue rechazado tajantemente la petición para que a la empresa Sacyr le fueran entregadas garantías de tráfico o bases de ingreso mínimo. Para los miembros del directorio de haber aceptado esta condición hubieran terminado entregando directa o indirecta subsidios a la propuesta.



La idea de un tranvía no ha muerto



Para el intendente Trivelli la idea que Santiago cuente con un tranvía «no ha desaparecido». Ya no serán los tranvías de Sacyr, pero «espera que empresas internacionales se interesen, en los próximos meses, en participar con este medio de transporte en el proyecto Transantiago».



Para Trivelli su ideal es transformar la capital en una «ciudad de clase mundial» y para eso se necesita poder materializar la participación de «capitales internacionales que reúnan las condiciones para crear un proyecto alternativo».



Uno de los sectores que ha seguido con mayor atención el plan de modernización del transporte de Santiago, es el sector microbusero el cual puede ver mermada sus ganacias con ciertas modificaciones que busca implementar la licitación que se llevará a cabo en los próximos meses.



Por esta razón, los empresarios de micros se tomaron con calma el rechazo al plan Sacyr y ahora centran sus dudas en el plan que presentó hoy Germán Correa.



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