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En Siria continuará construcción del «New Deal» de Bush

La exitosa operación en Irak está consolidando un "Nuevo Orden Mundial", el que Bush padre intentó imponer con su fracasada guerra del Golfo en 1991. Su hijo, fiel a la familia, logró afincar un proyecto que su padre solo alcanzó a esbozar: inaugurar en el Medio Oriente el carácter que tendrá el nuevo orden mundial.


La administración Bush tiene considerado dar este año un golpe "preventivo" contra Siria, maniobra que le permitirá estrenar una nueva alianza ampliada occidental que contaría, de paso, con el consentimiento de una renovada ONU.



Esta suficientemente documentado que el derrocamiento de Sadam fue decidido no solo para asegurar los recursos energéticos que requiere la economía estadounidense, sino que también se movilizó a las tropas para dar una fuerte señal política: la seguridad global comienza por las finanzas. O más llanamente, las armas están al servicio del dinero.



Claro que después de las escenas de pillaje protagonizadas por los iraquíes y que vio todo el mundo, la promesa es entregar con celeridad las herramientas que permitan a los iraquíes, dentro de un plazo prudente, cambiar la tiranía por un gobierno democrático; el pillaje, por el trabajo; y la represión, por la seguridad. Esta es la promesa que está allanando el camino para que los más acérrimos oponentes a la invasión -Alemania, Francia y Rusia- se interesen por sumarse a la reconstrucción una alianza que quedó fractura tras el episodio Irak.



Pese a las burlas de que son objeto, la tríada de países díscolos está «convencida» de que las heridas abiertas en Irak, no cancelan una unidad transatlántica forjada desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. La lógica es impecable: la alianza que se templó en la guerra contra el nazismo y el fascismo, y en la contención del comunismo, no va a sucumbir ante un enemigo de menor tonelaje como es el panarabismo inexistente o un desacreditado nacionalismo árabe. Así, al menos, se puede leer en las últimas editoriales de los medios europeos más prestigiosos que estaban, hasta hace muy poco, en contra de la invasión.



Como hemos adelantado, la nueva etapa que se inicia en la remodelación dirigida del Medio Oriente comienza con la privatización de toda la zona, en concordancia con el «New Deal» de la globalización. Sadam quedará registrado en la historia como el primer escollo que hubo que superar en la construcción de esta idea superior. Ahora, los esfuerzos "diplomáticos" y la fuerza militares se concentrarán en Siria, como advirtieron, casi al unísono, los cancilleres del Reino Unido y Francia.



El plan ideado para Irak encaja a la perfección en la construcción del nuevo mundo: los recursos del Medio Oriente deben contribuir a la estabilización de la economía mundial, siempre y cuando estén en manos de transnacionales. Las únicas que pueden -rápido y eficientemente- allegar los capitales frescos que la zona requeriría. "Esto es lo que está detrás de la invasión de Irak y que continuará con la intervención en el resto de los países del Golfo Pérsico", sostiene W. Moore, presidente de una compañía financiera con asiento en Conneticut.



"Los representantes de la nueva América -Bush y sus asesores- han olvidado los principios de Lincoln y Jefferson, que sostenían que antes de los negocios está el espíritu inalienable de libertad del hombre, que no se compra con dinero", agrega un decepcionado Moore, quien cree, además, que Irak es solo el comienzo.



"Son pequeñas victorias que derrumbarán el sueño americano de libertad y prosperidad. El país está asustado no por el terrorismo externo sino por el interno. Estoy completamente en contra de Bush y espero que vengan a mi casa, o aquí a Jordania, para decírselo", concluye quien cree que las encuestas de popularidad de Bush son fabricadas.



«Thinks tanks» en función de los tanques



El equipo de ideólogos de que habla Moore -con sus "think tanks" (centros de estudio)-, concluyeron hace tiempo que todo el Medio Oriente sería "adquirido" en corto tiempo gracias a los tanques. El experimento de campo realizado durante tres semanas en Irak fue exitoso y dejó muchas lecciones para el futuro inmediato.



Entre las lecciones aprendidas está la sobrevaloración que se daba al nacionalismo árabe, la constatación de que las redes terroristas están exangües y que, lo más importante, Europa y el resto del mundo tiemblan cuando EEUU toma decisiones duras. Washington, casi en solitario, pisoteó una serie de acuerdos internacionales pacientemente trabajados por décadas, convirtiéndolos en una entelequia inútil. No respetó a la ONU y se valió de una débil y conciliadora Inglaterra, la cual, literalmente, usó como escudero para barrer con los esquemas legales y de contención internacional que le resultaban incómodos.



"El test del Irak resultó victorioso y, hasta, la legitimidad de la invasión pasó a un segundo plano. La invasión de Siria, ahora, no es solo probable sino que incontenible, precisamente en un momento de absoluta fragilidad del sistema internacional", sostiene un analista que trabaja para una empresa de seguridad que llegó a hacer su agosto en el Medio Oriente.



Además, la invasión a Siria está, directamente, relacionada con la reelección presidencial en EEUU. El asesor de imagen de Bush, quien adelantó en agosto del año pasado la idea de invadir Irak como el tema clave de propaganda preelectoral, estuvo de gira por todos los estados de la unión reuniéndose con los adherentes que financian las campañas republicanas, con el objetivo de medir el impacto que tendría en las elecciones una campaña continuada en el Medio Oriente que buscara erradicar las amenazas sobre América. Los resultados fueron alentadores para la actual administración.



Sin embargo columnistas de medios como el liberal New York Times, o analistas del FMI, el Banco Mundial y la OTAN son escépticos de los resultados a largo plazo que tendría una política de inestabilidad permanente en la zona.



"De dónde se obtendrán los recursos para tanta demanda", es el resumen de las preocupaciones manifestadas por los presidente del FMI y de Banco Mundial que hace Wall Street Journal en sus ediciones del 11 y 12 abril, respectivamente.



También, una fuente del Departamento de Estado señaló que los tiempos son extremadamente cortos. "Son apenas 18 meses -las elecciones presidencial se realizan en noviembre de 2004- para acomodar negociaciones políticas y financieras con Europa para lanzar una invasión contra Siria", afirma.



Aun así, los ideólogos de Bush no descartan emprender una acción preventiva sorpresa contra Siria, aprovechando el "momentum" de nula capacidad de negociación que presentan los opositores a la invasión a Irak: Rusia, Alemania, y Francia.



"Siria aparece como el pescado más gordo pero, en el papel y en la práctica, es más débil que Irak. El momento político es el adecuado. Ni Francia ni el resto de Europa se opondrían a una acción militar contra Damasco. Estamos viviendo el debut de la versión Bush-Blair de la "realpolitik", añade nuestra fuente.



Un analista árabe de prestigio, como Hussain Muhrabi, coincide con el analista del Departamento de Estado: "las manifestaciones no cuentan, lo que cuenta son los votos", sostiene.



"La tesis del terrorismo internacional y todo el armazón publicitario sobre Al-Qaeda queda, ahora, en descrédito. No influirán en las futuras decisiones, como por ejemplo la de invadir Siria. Por las mismas razones, al liderazgo europeo que perdió en Irak, se interesará menos en las manifestaciones de un moralismo anticuado y poco funcional al esquema actual", sostiene Muhrabi.



El objetivo final es dotar de estabilidad a la economía global y transformar al Medio Oriente en un actor potente y más activo de la economía mundial. Con los actuales sistemas de gobierno, el Medio Oriente se queda irremediablemente atrás. Como se está quedando Israel, que dejó de ser el modelo a seguir por los otros países de la zona.



"Porque el esquema no funcionó en Israel en ningún sentido", es el comentario que está predominado entre intelectuales israelíes como Amos Oz y David Grossman, quienes, en una entrevista de Ari Shavit titulada: "si Israel no existiese", desmenuzan esta nueva realidad que se impone en la zona.



Globalización irreversible



La Vicesecretaria de la ONU, la canadiense Louise Frechette, tuvo la responsabilidad de negociar con el General Jay Garner una participación más activa de la ONU en Irak post Sadam, es también la encargada de liderar la "Reforma del Sistema de Naciones Unidas" con vista al nuevo milenio.



Para acelerar este proceso, Frechette organizó, entre otras iniciativas, la Cumbre del Mileno el año 2001. Curiosamente, mientras esta cumbre se llevaba a cabo, en septiembre de ese año, Bush y Blair comenzaban los preparativos de la invasión a Irak a espaldas del Consejo de Seguridad, según lo apuntó el columnista de The Guardian, Hugo Young, quien ha desaparecido por completo de las páginas del diario.



Antes de asumir su cargo en la ONU, esta brillante y precoz diplomática era la viceministra de Defensa de Canadá, experiencia que le sirvió para palpar los corredores de las corporaciones ligadas a la seguridad de los países y a la doctrina de seguridad global, por lo que nadie que la conozca de cerca descarta que la ONU podría adoptar la "Doctrina de Seguridad Nacional y de Acción Preventiva" pregonadas por la alianza angloamericana. Doctrina que sería el pilar fundacional de la nueva ONU que debería emerger del contexto que se está generado con la invasión a Irak y la amenaza que pende, ahora, sobre Siria.



Para que la "Reforma" de las Naciones Unidas tenga algún sentido, en las condiciones de derecho internacional actual, se necesita de un cambio en 180 grados en el carácter de su misión y en los medios para llevarla a cabo. La paz, el bienestar y el respeto a los derechos humanos seguirán formando parte de su ideario central, pero la forma cómo se lograrían sería completamente diferente. La idea es entroncar la Doctrina de Seguridad de los EEUU y su concepto de acción preventiva, en el tratamiento y rol de las Naciones Unidas en el área de seguridad global.



De no reformarse, la ONU corre el serio riesgo de quedar sin pasaje en el barco que zarpa hacia la globalización como la conciben los asesores de Bush. En cambio, de continuar funcionando con la lógica del periodo de la guerra fría, le ocurrirá lo que le pasó a la mujer de Lot.



Tras el triunfo de los aliados en Bagdad, para la ONU todo es pasado, y lo importante, ahora, es que EEUU no salga con otros objetivos bélicos a espaldas del Consejo y de la comunidad internacional.



La alternativa más segura para que la Reforma de la ONU tenga sentido en el contexto que abre la invasión a Irak, es incorporar dentro de su Carta Fundamental la doctrina de Seguridad Nacional y de Acción Preventiva recién inaugurada, la cual podría tener una segunda presentación en sociedad con un ataque preventivo en contra de Siria.



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