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Ministra Chevesich aún no descarta obstrucción de chofer policial

Las últimas versiones aportadas por el autor material del robo, quien está confeso pero no procesado, apuntan a que él habría cometido el delito por su propia voluntad y sin la instrucción de personaje alguno.


La ministra en visita del caso GATE, Gloria Ana Chevesich, continuó realizando esta semana diligencias tendientes a esclarecer las "importantes contradicciones" que existen entre los testimonios de Carlos Rojas, quien actuó como reducidor del computador robado desde la oficina de Sergio Cortés, ex Jefe de Finanzas del MOP, y el chofer de la Brigada de Robos Metropolitana (BIROM), Cristiánn Ogaz.



De hecho, la magistrada, y a pesar de haber dejado libre al funcionario policial el lunes pasado, aún no descarta la posibilidad de que los dichos de Rojas sean efectivos en lo relativo a la llamada telefónica informando a Ogaz de que él tenía el computador robado pocos días después que éste fuera sustraído.



Es por eso que la ministra ayer realizó una reconstitución de escena en el lugar donde fue abandonado el computador, en un basural de Estación Central.



La versión de Rojas incorpora un segundo funcionario policial como persona enterada de la llamada telefónica. Se trata de un subcomisario de la misma unidad especializada en robos, cuyo nombre no se conoce.



Ahora bien, las últimas versiones del autor material del robo, Marcos Valenzuela, confeso de la sustracción efectuada el lunes 3 de febrero de este año, apuntan a que él habría cometido el delito por su propia voluntad. Es decir, sin la instrucción de personaje alguno.



Los dichos del detenido -la ministra aún no lo procesa- contrastan con las múltiples hipótesis periodísticas que se barajan respecto al origen del robo, que van desde maniobras distractivas hasta el intento -de gente vinculada por alguna vía con el MOP- de ocultar alguna evidencia.



Sin embargo, personas que conocen de delitos de este tipo dan cuenta de que los hurtos de máquinas computacionales desde reparticiones públicas son pan de cada día y que el único hecho que cuestiona esta tesis son los cortes en la grabación que registró la salida de las personas que realizaron la acción en el Ministerio de Obras Públicas.



La tesis de que haya sido un robo de delincuentes comunes abre también dos nuevas aristas, que son, por un lado, la posibilidad de que funcionarios de distintas reparticiones públicas estén dateando a los delincuentes respecto a los artefactos más fáciles de sustraer (el computador de Cortés se encontraba embalado) y, por otro, la probabilidad de que haya sido una operación de inteligencia de cualquier sector y tan bien montada como para que los hechos y el tipo de personajes involucrados desvirtúen solos la hipótesis de una confabulación.

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