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El neopopulismo latinoamericano

Con el retorno a la democracia en Latinoamérica, a fines de los años 80 y principios de los 90, el subcontinente ha sido testigo de curiosos procesos políticos, entre los que descuellan los gobiernos de Alberto Fujimori (Perú), Fernando Collor de Mello (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), y Abdalá Bucaram (Ecuador), que dan cuenta del resurgimiento del populismo o, más apropiadamente, del neopopulismo.


Según Carlos de la Torre, profesor visitante del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad Northeastern, de Estados Unidos, un factor que juega un rol clave en el surgimiento de un gobierno populista es la fortaleza de las instituciones democráticas. Situación que, al parecer, ha resguardado a Chile de caer en este fenómeno político.



De la Torre estuvo recientemente en Chile participando en el seminario: "El populismo y las democracias", realizado por el Instituto IDEA de la Universidad de Santiago, lugar donde se dio un espacio para conversar en exclusiva con El Mostrador.cl, sobre el significado del populismo y el neopopulismo latinoamericano, sus causas y conexión con la corrupción.



Para De la Torre, el populismo es un lazo, una categoría que une diferentes cosas. "El populismo es una situación que no es inherente a una personalidad o a una patología de los seguidores, esa falta de entendimiento por la cual son seducidos por el "charlatán de turno", tiene que ver con coyunturas en las cuales estos líderes se autoproducen y son elaborados como la salvación a algo", sostiene.
Cuando Abdalá Bucaram ganó las elecciones de 1996 -agrega- fue porque mucha gente se oponía al triunfo de su rival, "quien era la encarnación del niño bien. Cuando revive el populismo en América Latina los sociólogos y politólogos comienzan a usar la palabra neopopulismo. Pero, no queda muy claro si el neopopulismo es el que renace después de la transición a la democracia o si es un nuevo tipo de populismo que tiene una afinidad con el neoliberalismo, lo cual explicaría el caso de Fujimori, Menem, Collor de Mello".



Adoptando las medidas del neoliberalismo, pero manteniendo ciertas características del populismo.
– Exacto, como la retórica en contra de las elites, que en estos casos no es en contra de la oligarquía económica, sino de las políticas. También hay nuevos populismos que no son, necesariamente, neoliberales. Creo que el término neopopulismo es muy confuso porque no nos hemos puesto de acuerdo en qué significa. Una característica del populismo es la retórica política que usa. Presenta a la política como una lucha antagónica entre el pueblo y la oligarquía, donde el líder dice representar al pueblo en contra de su enemigo, que es la oligarquía.



Otra característica es que no sigue los pasos normativos de las constituciones y los procedimientos de la democracia, se basa en que la idea de democracia es la ocupación de espacios públicos, entonces vemos a las masas peronistas en la plaza de Mayo, por ejemplo. Los populismos tienen que ver con cómo se incorpora a los sectores populares a la política, nuevamente vemos al pueblo virtuoso en contra de las oligarquías. El populismo no surge en cualquier lado. Donde las instituciones políticas son más fuertes, por el sistema de partidos políticos, el respeto a la normatividad o en donde funciona de alguna manera el estado de derecho, donde la gente tiene acceso a sus derechos civiles, no germina el populismo.



¿Es por eso que se asocia el populismo a América Latina, como un fenómeno casi exclusivo de la región?



– Ahora se está hablando del renacer del populismo en Europa. Además, algunos expertos dicen que Chile es un país en el cual, después del Frente Popular y de Ibáñez, por la fuerza de los partidos políticos, la idea de los chilenos de creer en las instituciones y en los procedimientos, excepto en la época dictatorial, el populismo no ha logrado cuajar. Hay líderes que coquetean con el populismo pero de alguna manera no logran asentarse, como en el caso de Chile y Costa Rica. Donde existen instituciones políticas más frágiles, como en Perú, Ecuador y Venezuela, el populismo se da con más facilidad. Además, en muchos países de Latinoamérica hay una distinción entre la gente rica, los poderosos, que obedecen la ley cuando les conviene, y los pobres para los cuales el peso de la ley es siempre una cuestión represiva, por lo que la mayoría de la gente pobre en Latinoamérica vive al margen de la ley, construye casas en lugares prohibidos, no las regulariza, vende en la calle sin permisos. Toda esa gente que vive en condiciones de gran precariedad tiende a usar y ser usada a través del clientelismo para tener acceso a sus derechos.



Así el populismo puede ser asociado a cierto tipo de corrupción.
– Puede ser, pero lo veo más asociado a una falta de derechos de la gente en su vida cotidiana, humillaciones constantes, no pueden recurrir a la justicia si no tienen un intermediario, como un patrón o un político, quienes han usado las maquinarias partidistas.



Pero de todas formas se asocia a la corrupción porque la gente que tiene dinero en esos países donde las instituciones no funcionan pueden conseguir lo que quieren gracias a un amigo o al poder que tienen, mientras que la gente de más bajos ingresos no tiene cómo hacerlo.



– Excepto si tienen un padrino que les ayude, entonces llegan con una carta que dice: ‘soy el chofer del general X y necesito que me atiendan en el hospital o que mi niño vaya a la escuela’, ahí, sí funciona. Pero como tú lo planteas, sí está asociado a la corrupción y a esta gran diferenciación entre estos casi estamentos, ya no son sólo clases sociales sino estamentos.



¿A qué tipo de gobierno se asocia con más frecuencia el populismo?
– Creo que los populismos tienen que ver con la democracia, o sea una característica es que estos líderes son electos. Sin embargo, tienen una relación muy ambigua con la democracia. Por ejemplo el populismo clásico es un movimiento que de alguna manera democratizó la sociedad incorporando gente a la política que antes estaba excluida, se dio una especie de Estados benefactores, es una democratización simbólica, en muchos casos en contra de las elites blancas. Por ejemplo Fujimori era el chino, entonces era decir: ‘aquí estamos los chinos y los cholos en contra de los blancos’. Pero al mismo tiempo hay una tendencia al autoritarismo, porque los líderes populistas dicen ser el pueblo, pero se sitúan más allá de las instituciones.



Si después se sitúan más allá de las instituciones pasan a ser un gobierno de facto, como en el caso de Fujimori o Chávez.
– Claro, por una parte democratizan, claro que en el caso de Fujimori muy poco, pero son regímenes que tienden hacia el autoritarismo y muchas veces por eso terminan en un golpe de Estado.

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